¡Hay tantos temas para debatir por estos días! En muchos de ellos se cruzan el medio ambiente y la política y, los lobbies no descansan.
Hemos leído en los medios -acerca del nuevo presidente de EEUU- que una de sus preocupaciones es el medio ambiente y que acaba de invitar a nuestro presidente a una cumbre de líderes mundiales para tratar el cambio climático. En Mendoza Suarez insiste con la reforma de la ley 7722, ahora vía reforma constitucional. En Chubut todavía no está resuelto este tema y el COVID sigue siendo motivo de discusión en cuanto a sus orígenes.
Esta cuestión merece una observación con más atención que las que habitualmente vemos en los medios periodísticos, habida cuenta que el siglo de los virus (S.XXI) -por si hacía falta- pone en discusión los temas medio ambientales cruzados con los económicos. Dos racionalidades, además, que responden a imaginarios, a lógicas, de modelos sociales totalmente distintos.
La ecología política aparece como corriente de opinión o movimiento poco después de conocerse los resultados de los estudios promovidos por el Club de Roma y realizados a pedido de esta institución por el MIT (Massachusetts Institute of Technology – Instituto de Tecnología de Massachusetts) bajo la dirección de Dennis y Donnella Meadows, Jorgen Randers, y William Behrens que fueron presentados en 1972.
El Club de Roma fue fundado en 1968 por un grupo de empresarios y científicos europeos. El informe al que aludimos se denominó “Informe sobre los límites del desarrollo” y fue más conocido como “Informe Meadows”.
Sostenía este informe que “el equilibrio se debería establecer entre los niveles de población, los niveles sociales y materiales, la libertad personal y otros elementos que constituyen la calidad de vida”.
Por esos años el Norte -en medio de la guerra fría- estaba preocupado por el crecimiento demográfico de Rusia y China. En Latinoamérica, su crecimiento poblacional también era una preocupación para EEUU; recordemos a Robert McNamara y su proyecto de control de la natalidad en nuestros países durante la presidencia de Kennedy.
La letra no escrita del informe postulaba que los países no desarrollados debían quedarse como estaban. Los ricos seguirían ricos y los pobres seguirían pobres. ¿Cómo permitir que los habitantes locales consumieran los recursos que necesitan las potencias desarrolladas? Es por demás evidente que el criterio sigue siendo el mismo.
El informe Meadows fue duramente criticado por otro estudio realizado por científicos latinoamericanos patrocinados por la Fundación Bariloche; el informe se llamó: “¿Catástrofe o Nueva Sociedad? – Modelo Mundial Latinoamericano”. Fue publicado en 1977.
El primer párrafo de su introducción marca taxativamente la diferencia con el informe Meadows: “Cualquier pronóstico a largo plazo sobre el desarrollo de la humanidad se funda en una visión del mundo basada en un sistema de valores y en una ideología concreta. Suponer que la estructura del mundo actual y el sistema de valores que la sustenta pueden ser proyectados sin cambios hacia el futuro, no es una visión objetiva de la realidad, como a veces se sostiene, sino que implica también una toma de posición ideológica. Por eso, la diferencia que suele establecerse entre modelos proyectivos y normativos a largo plazo es esencialmente falaz”.
Por estos días el capítulo argentino del Club de Roma que fundó en 1990 el mendocino Saturnino Montero Ruiz, que fue intendente de Bs. As. durante la dictadura de Lanusse, está presidido por un empresario inmobiliario especialista en propiedades rurales.
Como ven la discusión política sobre el medio ambiente ya lleva medio siglo y se desarrolla a nivel mundial entre la acción de las ONGs que se dedican a este tema, que suelen están sospechadas en virtud de su siempre oscuro financiamiento y el curriculum de sus representantes, y los distintos lobbies que juegan geopolíticamente en las grandes ligas y que tienen denominadores comunes: energía, minería, agronegocio, farmacéuticas y agua, fundamentalmente.
Estos sectores destinan ingentes cantidades de dinero en todo el mundo al financiamiento de la política sin discutir si hay más o menos democracia en las decisiones. ¿A quién podría interesarle si se beneficia a sus intereses, por los motivos que fueren? Sobran los ejemplos en nuestro país y obviamente en Mendoza. ¿Cuál es la diferencia entre los políticos del Frente de Todos y el Radicalismo que promueven la derogación de la ley que prohíbe el uso de químicos tóxicos en la minería metalífera?
En 1974 -hace ya casi 50 años- en lo que constituye su último texto “Modelo Argentino Para el Proyecto Nacional” el General Perón expresaba su pensamiento con relación al “Ámbito Ecológico”.
Transcribimos algunos párrafos aquí:
“…cada nación tiene el derecho al uso soberano de sus recursos naturales. Pero, al mismo tiempo, cada gobierno tiene la obligación de exigir a sus ciudadanos el cuidado y la utilización racional de los mismos. El derecho a la subsistencia individual impone el deber hacia la supervivencia colectiva, ya se trate de ciudadanos o pueblos”.
“…necesitamos nuevos modelos de producción, consumo, organización y desarrollo tecnológico, que al mismo tiempo den prioridad a la satisfacción de las necesidades esenciales del ser humano, racionen el consumo de recursos naturales y disminuyan al mínimo posible la contaminación ambiental”.
“…el gobierno debe adoptar las máximas previsiones para preservar el ambiente ecológico hasta aquellos niveles que se consideren no perjudiciales para la vida humana”.
“…debemos cuidar nuestros recursos naturales con uñas y dientes de la voracidad de los monopolios internacionales que los buscan para alimentar un tipo absurdo de industrialización y desarrollo en los centros de alta tecnología donde rige la economía de mercado. Ya no puede producirse un aumento en gran escala de la producción alimenticia del Tercer Mundo sin un desarrollo paralelo de las industrias correspondientes. Por eso cada gramo de materia prima que se dejan arrebatar hoy los países del Tercer Mundo, equivale a kilos de alimentos que dejarán de producirse mañana”.
“…no debe olvidarse que el problema básico de la mayor parte de los países del Tercer Mundo es la ausencia de una auténtica justicia social y de participación popular en la conducción de los asuntos políticos; sin justicia social el Tercer Mundo no estará en condiciones de enfrentar las angustias ante las difíciles décadas que se avecinan”.
Poco nos resta decir, del ’74 a hoy el escenario no sólo no cambió, se agravó. Por ser un problema social que sólo puede ser resuelto políticamente, depende de decisiones colectivas vinculantes que requieren un sentido mayoritario alejado de las negociaciones burocráticas de las estructuras institucionalizadas, aunque -paradójicamente- se necesite de ellas para lograr legalidad.
Las figuras de algunos de los actores políticos responsables de las decisiones oscurecen la propia lógica con la que actúa el sistema político en su conjunto. No hay manera de cambiar el tratamiento del medio ambiente si éste es considerado únicamente como fuente de recursos inagotables como al principio de la modernidad.
La naturaleza no tiene voz para quejarse por los “impuestos” a los que es sometida en la mayor parte de los países del mundo (salvo en Ecuador, Bolivia y alguna situación excepcional más), como si lo tienen los poseedores de las grandes fortunas. La propiedad privada y la maximización de las ganancias como únicas variables, consideradas como “principios lógicos fundantes” de los sistemas sociales, hacen del medio ambiente un factor secundario.
Los virus, los incendios, las catástrofes climáticas han venido a evidenciar el inmenso error de este razonamiento y lo facturan; lo cobran en vidas de todas las especies vivientes.
Columnista invitado
Norberto Rossell
Para muchos de los ’70 la política -y el amor- nos insumió más tiempo que el estudio sistemático: dos años de Agronomía, un año de Economía, un año de Sociología. Desde hace años abocado -por mi cuenta- al estudio de la Teoría de Sistemas Sociales de Niklas Luhmann. Empleado Público, colectivero, maestro rural, dirigente sindical, gerente en el área comercial en una multinacional, capacitador laboral en organización y ventas. A la fecha dirigente Cooperativo y Mutual. Desde siempre militante político del Movimiento Nacional y Popular.