Globalización, cautiva del neoliberalismo
La globalización es un modelo de imposición de pensamiento; una forma de entender al mundo, la sociedad, la producción, que se conoce como neoliberalismo.
El planeta está dominado por un grupo de grandes corporaciones que promueven privatizaciones en el área de salud y educación (entre otras) para mercantilizarlos y acumular mayores ganancias.
Este modelo impide una adecuada redistribución de la riqueza, concentra capital y produce pobreza y desempleo, afectando la vida, el ambiente y la salud. Debemos enfrentar este flagelo y luchar por un nuevo modelo que organice la producción en beneficio de la sociedad, desarrolle planes de trabajo e invierta en educación para hacer crecer la conciencia y capacidad de las grandes mayorías populares.
Me quedo pensando y me pregunto: antes de esta pandemia, paradójicamente se le exigía menos al Estado, menos compromiso activo en los asuntos económicos y sociales; pero ahora se le pide que se haga cargo de la salud y que lo haga de una manera integral, rompiendo de esta manera los enunciados esenciales del capitalismo salvaje: “que el acceso a la salud no debe ser un derecho humano, ni conducir a un aumento del gasto, porque como tal debe ser controlado rigurosamente”. Así lo entiende el neoliberalismo, como un costo y no como una inversión.
Pero te digo que este análisis, por un tema de espacio, no alcanza para significar los deméritos de la derecha completos. Todo es más perverso aún, conduce a la privatización de los servicios de salud, esto unido a una gran obtención de ganancias que tiene que ver con la industria farmacéutica. Claro, este modelo privilegia lo individual, y lo patrimonial, se opone a los sistemas de salud que apuntan a lo común y colectivo.
“La sociedad no existe, sólo existe el individuo”, dijo Margaret Thatcher, haciendo una síntesis aberrante de lo despiadado del neoliberalismo.
Esta pandemia le ha dado una cachetada al individuo liberal que piensa en salvarse a sí mismo, sin la ayuda del Estado, de lo público y de lo común.
Quiero decir que la reconstrucción de un sistema de salud público, de acceso universal como un derecho para todos y todas y por lo tanto gratuito, va a arrasar inexorablemente a este neoliberalismo que, paradógicamente pide hoy que el Estado lo salve. esta es una contradicción implícita, que lo define como te decía, necesitado hoy de aquello (el Estado), que es su contrario absoluto.
Fueron más allá de los límites que mantenían a la clase social (clase media), que se ha dado cuenta que el sistema los devoró.
Han delineado un mundo que no para de cometer injusticias, porque éstas están implícitas en el mecanismo y la concepción que fueron su origen. Inevitablemente este monstruo se sigue agrandando y a la vez autodestruyendo.
Sigo pensando, según nos sucedió a lo largo de nuestra historia, que sin el Estado preocupado por las condiciones de vida de las poblaciones vamos a repetir errores que dañan a las sociedades; el capitalismo salvaje se alimenta y va ganando territorio por la propia crisis que genera.
Esto avanza porque globaliza también mentes, que cautiva y condenada al consumismo, al sálvese quien pueda, al existo… en el individualismo.
Este es el nudo que hay que desatar, esta crisis nos da la oportunidad. El colapso de los sistemas de salud ha dejado en evidencia lo que nos dejó el gobierno anterior: políticas de desguace en temas sociales y la avaricia descontrolada de las grandes farmaceúticas, y quiero seguir enumerando.
Precarización del trabajo; industrialización de la naturaleza, grandes granjas que amplifican virus de animales a humanos y el avance de la deforestación; multiplicación y sofisticación de lo que tiene que ver con el mundo on-line, con un aparato de control que nunca antes existió.
Contra esto tenemos que luchar si queremos despegarnos de este sistema que nos tiene cautivos y buscará de todas las formas prevalecer para sobrevivir.
Columnista invitado
Hugo Bayón Cervero
Técnico Químico y en petróleos; recibido en la E.T.I.E.C. (Escuela Técnico Industrial Emilio Civit) de Maipú, promoción 1971. Trabajó en la actividad privada desde 1972 a 1980: Destilerías de Alcoholes Orandí y Massera S.A.; laboratorista en Bogedas Arizu de Godoy Cruz; control de calidad en Embotelladora Pepsi Cola; en el laboratorio de Bodegas Sáenz, Briones y Cía. Desde 1980 a 1992 se desempeñó en la Municipalidad de Maipú en Control Industrial y Comercial; y como para técnico de veterinaria estuvo en el Frigorífico Vildoza y en el frigorífico de ganado menor Naser Hnos. En 1993 comenzó a trabajar en el Departamento General de Irrigación en el Control de Efluentes industriales y Cloacales, hasta llegar a ser Jefe de División, hasta 2018 cuando se jubiló en esa repartición del Estado. Participa en radio desde 1993 en F.M. Familia con temas de comunidad y sociales. En 1997 comenzó el programa “Argentina…Tierra Nuestra” por Radio Nacional, abordando temas ecológicos y ambientales. Con esta misma temática y desde la conducción estuvo en LV10 Radio de Cuyo. Por esa tarea fue nominado tres veces al Premio Martín Fierro del interior del país (2001, 2006 y 2008). Trabajó dos temporadas en LV8 Radio Libertador y en FM Carrodilla, obteniendo el premio Gaviota Federal de A.A.D.A. (Asociación Argentina de Artistas) como el mejor programa de rubro ecológico. También fue futbolista desde 1.971 a 1.984, en la primera división del fútbol mendocino, jugando en varios clubes.