Apuntes autobiográficos sobre la izquierda cristiana, parte 11
Te juro que si Don Jaime de Nevares viviera hoy, se pintaría la cara para la guerra al escuchar que, tras cuarenta años de democracia, hay una candidata a vicepresidenta de la Nación que sólo piensa en volver a violar la Constitución Nacional, a pesar de ser abogada y de saber que eso sería delito de “sedición”, y que la sedición (militar o civil) obliga a los ciudadanos a empuñar las armas. Lamentablemente hay mucha gente, incluyendo “peronistas”, que aplauden ese discurso que busca una guerra civil o la balcanización del país, o ambas cosas.
Cuesta seguir escribiendo sobre la época en que estábamos parados, los comienzos de la dictadura (10). Hay fantasmas del pasado que, de pronto, pareciera que recuperaran corporeidad. El miedo vuelve, y más viendo cómo esa “gente” le falta el respeto al mismísimo papa, un “jesuita comunista” según Javier Milei.
En aquel tiempo, 1976, Don Jaime no avalaba la lucha armada. Cambió su postura mucho después, poco antes de morir. Eso está documentado en una excelente película, “Don Jaime, el último viaje”, donde justifica la violencia popular producto de la injusticia (11). Después de todo, el párrafo 31 de la encíclica Populorum Progressio (1966-67) avala la lucha armada.
Muchos Montoneros abandonaron su organización cuando volvió el peronismo al poder en 1973; ya no era legal la lucha armada, sin embargo algunos militantes seguían en la misma vía. Gran error que justificó (no lo legitimó, no confundir) el horror (valga la cacofonía) que vendría después, y del cual Perón mismo no sería ajeno, aunque aún se diga lo contrario.
En una carta mía de enero del ’77 le cuento a Jaime de nuestra preocupación por la crisis económica, por las muertes y desapariciones que estaban ocurriendo, y por la dualidad entre Iglesia-pueblo e Iglesia-institución, señalando que él pertenecía a los dos mundos. Reconocía mis contradicciones y luego le proponía el bautismo de nuestro segundo hijo que, como ya te dije, debimos hacerlo en nuestra casa porque los padrinos eran judíos, y luego inscribir el bautismo en la iglesia de los curas palotinos.
En una respuesta del 8 de marzo Jaime advertía sobre el peligro de ver la dualidad de la Iglesia, porque “eso podía conducir al lefebvrismo”. Luego califica de “disparate” mi afirmación de que la Iglesia ha creado un poder anticristiano. Se me había ido la mano. Me retó. Desmentía también mi aseveración de que estar un poco loco era sinónimo de estar en el camino correcto.
Luego, el 27 de abril, redondea detalles para el bautismo: “consigan estas cosas en una parroquia… al niño lo ponen ustedes”. Ese año nos habíamos reunido en marzo, y luego en abril le escribí apresuradamente otra carta en la que le advertía que su nombre aparecía en un informe de un área del Banco Central (acordate que yo entonces trabajaba en la oficina de Prensa).
Pero al releer mis cartas, y sus silencios, me doy cuenta hoy de que algunos militantes nos habíamos refugiado en la irrealidad. Jaime y muchos otros habían iniciado una lucha silenciosa y ruidosa a la vez: en diciembre de 1975 fue cofundador de la APDH – Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, cuya delegación Neuquén se independizaría cuando Alfonsín reculó ante la rebelión carapintada e hizo sancionar las leyes de punto final y obediencia debida.
La APDH Neuquén sigue siendo muy activa (y afortunadamente autónoma de la que se centraliza en Buenos Aires) y en estos días perdió a Noemí Labrune, la mujer que aparece llorando en la escena final de “Don Jaime, último viaje”, una película que hay que ver muchas veces.
No era una mujer cualquiera. En aquel tiempo, cuando a mí me preocupaban las cuestiones teológicas de la estratósfera, ella metía los pies en el barro yse disfrazaba de monja a pedido de Jaime, para ir a hacer trámites de averiguación de ciertas cosas que el Obispo necesitaba para proteger gente. Pero también el esposo de Noemí ayudó, a pedido de Don Jaime también, a muchos obreros perseguidos a huir de la provincia sureña (en algunos casos del país).
La conocimos en agosto de 2015, cuando fuimos con Marta, mi compañera ahora fallecida, a proponer el traslado de la Biblioteca Jaime de Nevares desde Malargüe a Neuquén, dado que desde su fundación el 4 de octubre de 2007 no había tenido buena acogida y hasta fue vandalizada cuando funcionaba en la sede Malargüe del SUTE de Gustavo Maure, Cristina Rasso, Gustavo Correa & Cía.
Aquella vez Noemí nos dijo “de ninguna manera; si ustedes deciden militar en Malargüe, que es un lugar difícil para los derechos humanos, yo voy allí y colaboro, pero acá esa biblioteca no tiene nada que hacer”. Terminante: la militancia debe estar donde hay una carencia: en este caso, en Malargüe, donde impera un desconocimiento generalizado y alarmante de los derechos humanos, tanto en gobernados como en gobernantes, de todos los colores políticos, que encima son pocos.
Íbamos en su descangallado Ford Falcon amarillo, que regulaba mal, y en un momento tomó su almuerzo de debajo del asiento del conductor: una banana. Otros días almorzaba un huevo duro. A los 85 años era hiperactiva y hasta puede verse, en la foto, que hay una calcomanía en su auto donde se repudia a la megaminería contaminante. Supimos luego de su interés por la cuestión ambiental (Neuquén es la capital nacional del fracking), y entonces la lucha ambiental en la Universidad Nacional del Comahue se intensificaba día a día. La muerte la sorprendió MILITANDO.
Nos tomamos una foto llegando a la casa de Pablo Meuli y Arrayín Navarrete, docentes y militantes populares de los tantos “no-creyentes” que sí creían en Don Jaime.
Noemí tenía 93 años y un doctorado en filosofía en la Universidad de París. En la UBA, fue una de las docentes que renunció luego de la Noche de los Bastones Largos de Onganía. Cristian Labrune, su esposo, era ingeniero de Hidronor, la empresa que construyó El Chocón, a donde llegaron en 1972.
Nos dice la prensa que “en 1988 publicó su libro «Buscados. Represores del Alto Valle y Neuquén», una crónica de la búsqueda por juicio y castigo a los represores de la Subzona 52 «Está escrito con mucha agilidad e ironía corrosiva por una conocedora en la materia, pues se consagró a la tarea de investigar, de hurgar, de allegar datos y pruebas a los tribunales con algo de Sherlock Holmes por su lucidez intuitiva y algo de encarnizada fiscal», escribió De Nevares en su prólogo”.
En 2016 la Universidad Nacional del Comahue (UNCOMA) le otorgó el Doctorado Honoris Causa, por su militancia por los derechos humanos. Acababa de presentar su nuevo libro “La lucha por los derechos humanos, de lo individual a lo colectivo”.
El primer comunicado lamentando su muerte vino de la propia UNCOMA (13): “Noemí Fiorito de Labrune tenía 93 años. Estudió Filosofía en los años cincuenta en la UBA y junto al obispo Jaime de Nevares y su esposo Christian Labrune fundaron la Asamblea por los Derechos Humanos (APDH) de Río Negro y Neuquén en mayo de 1976. La Universidad, a través de su editorial, Educo, acaba de publicar una nueva edición del libro “Noemí Labrune y la lucha por los derechos humanos. De lo individual a lo colectivo”. En la presentación realizada ayer sábado 9, estuvo presente la rectora Gentile”.
Respecto del incidente de los Bastones Largos, a un mes de iniciada la dictadura de Onganía, dice la UNCOMA: “La noche del 29 de julio fueron detenidas más de 150 personas por “atentado, resistencia, desobediencia directa a la autoridad, lesiones y daños”. La versión oficial de los hechos negó cualquier mención a la represión policial y atribuyó las lesiones de los estudiantes a un misterio inexplicable. Tiempo después la investigación demostraría que el operativo llamado “Escarmiento” había sido dirigido por el jefe de la Policía Federal, el general Fonseca. Si bien este general nunca fue llamado a declarar, su presencia en las inmediaciones de la Facultad de Exactas fue probada en la causa penal a través de diferentes testimonios. Uno de ellos fue el de Noemí Labrune, quien afirmó haber visto a Fonseca, desplazándose dos o tres veces hacia la puerta de la facultad y dar órdenes”. “Tiempos de dictadura, represión y crisis social la trajeron al Alto Valle de Río Negro y Neuquén. Su actividad docente y de traductora del francés de obras como “La Filosofía del No” de Gastón Bachelard, “Marxismo y Ciencias Humanas” de Lucien Goldman y “El nacimiento del Anarquismo” de Pierre Ansart no le restaron tiempo ni compromiso para insertarse en la sociedad local desde el trabajo comunitario.
Sobre la última dictadura dice: “Pero si algo impactaría de manera irreversible en su vida, sería el terrorismo estatal de la dictadura de 1976. Junto al obispo Jaime de Nevares y su esposo Christian Labrune fue fundadora de la Asamblea por los Derechos Humanos (APDH) de Río Negro y Neuquén en mayo de 1976. La APDH que entonces funcionaba en el obispado de la capital neuquina se convirtió en el ámbito de denuncias y contención de familiares de las víctimas, que comenzaba a gestarse en el marco de la represión instaurada. Es conocida la extensa trayectoria de la APDH en el reclamo frente a las autoridades militares regionales y nacionales en esos años. A Noemí Labrune y a Don Jaime se les debe, en gran medida, que las fuerzas armadas no hayan profundizado aún más su plan de muerte y exterminio en la región”.
Continúa: “En diciembre de 1977 en las páginas del diario La Nación se publicó una lista de nombres que exhibía el alcance de la desaparición de personas en la Argentina. Esto no fue producto de una investigación periodística sino del registro que desde fines de 1975 hacían los familiares de las víctimas. La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos a nivel nacional, fue la primera organización a la que las familias recurrían cuando todas las puertas de los cuarteles, las oficinas y las iglesias católicas se cerraban. En 1978, esas denuncias eran cuatro mil. “Por causa de esa lista el gobierno no pudo decir que no había desaparecidos”, diría años después Emilio Mignone. Esas nóminas, construidas por hombres y mujeres como Noemí Labrune, fueron el primer paso de un método: dejar escrito lo que ocurría en papeles capaces de comenzar el áspero camino que podía llevar a la justicia, acopiar los nombres propios y las circunstancias, hacerlos atravesar pasillos, mostradores, ventanillas, indiferencias, dejarlos tallados en la burocracia estatal, también en la más hostil, insistir hasta que algún funcionario judicial moviera el expediente de un cajón a otro y volver a empezar. “En una entrevista le preguntaron ¿Recuerda Noemí la primera vez que fue a reclamar a la Brigada?, Sí, respondió, fue junio de 1976, tras un operativo en Cutral-Có. Ya estábamos organizados como APDH… ¿Cómo era el trato en las reuniones? continuó el periodista… ”A José Luis Sexton, jefe de la Brigada de Infantería VI, lo vimos poco. Era necesario que De Nevares pidiera la entrevista. Farías Barrera hablaba poco, sin un discurso coherente… Reinhold nos quería doblegar, con la pistola sobre el escritorio, negaba todo y nos decía: “¿cómo puede preguntar por ese subversivo?” junto a Farías Barrera amenazaba a los familiares y luego a los sobrevivientes “si hablan van a flotar en el lago Pellegrini” recordaría Noemí”. “En septiembre de 1979, para la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a la Argentina, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) -que había sido fundado ese mismo año por Noemí Labrune junto a Emilio Mignone, Augusto Conte, Boris Pasik, Alfredo Galetti y Carmen Lapacó- preparó un informe con 300 desapariciones en las que se podía identificar la responsabilidad estatal. Recuerda Noemí “mi primera reacción cuando seleccionaba las denuncias de APDH era ‘no, esto no es posible’”. La CIDH recibió más de 7.500 denuncias y poco tiempo después la Organización de Estados Americanos difundió su informe. La testarudez para poner en circulación en el país este documento puso a los integrantes del CELS en peligro. El gobierno militar había prohibido su publicación y destruido los ejemplares que le habían enviado. Mignone consiguió 500 ejemplares del llamado “Informe prohibido” y de manera artesanal se hicieron otros 1000. El 27 de febrero de 1981, la sede del CELS fue allanada y sus miembros detenidos y liberados luego, el 6 de marzo de ese año”.
“Sin lugar a dudas la posibilidad de que los responsables de los crímenes de lesa humanidad cometidos en esos años llegaran a ser juzgados en los tribunales bajo el Estado de derecho, se debe al trabajo de Noemí Labrune. En su cabeza está el contenido de 13.000 fojas de las causas por los desaparecidos de Neuquén y Río Negro. Ella sabe los nombres de los familiares de las víctimas, las fechas de los acontecimientos, el nombre de los testigos, la dirección de los represores, el destino de los que se fugaron, todo almacenado, ordenado y procesado como ningún sistema de archivo judicial podría hacerlo”, dice la extensa gacetilla, corroborando que “la Noe” era hiperactiva no sólo física, sino también mentalmente.
“Inquisidora fatal para jueces, fiscales y abogados; trabajadora incansable en cuanta tarea de difusión y promoción de derechos sea necesaria en la lucha por la verdad y la Justicia. Y todo ello sin abandonar las causas del presente. Veedora de la Misión de la ONU en elecciones presidenciales de Nicaragua entre febrero y marzo de 1990. Compañera permanente de los pueblos originarios en el reclamo de sus derechos. Militante frente a los atropellos y desastres causados por la megaminería. La prédica a favor de las luchas obreras y las fábricas recuperadas, la defensa irrestricta de la ley de protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes en Neuquén, la denuncia sobre la violencia institucional y las nuevas formas de ejecución, el reclamo de justicia por el maestro asesinado Carlos Fuentealba. La palabra y el cuerpo siempre presente en la denuncia de cada rastro de violación a la dignidad de las personas, han convertido a Noemí Labrune en una de esas imprescindibles, de las que hablara Bertolt Brecht”.
“A la Universidad Nacional del Comahue, y a su Consejo Superior, le honra y le conmueve que ella con su eterno bajo perfil y con su hasta malhumorado gesto de “no pierdan tiempo en estas cosas”, nos haya permitido abrazarla y decirle en este otorgamiento del Doctorado Honoris Causa: GRACIAS. Pero no sólo gracias por la defensa irrestricta de los Derechos Humanos, de la Verdad y de la Justicia, sino también porque como hija de la universidad pública argentina nos ha prestado sus lentes azules para caminar, sin perdernos, el regreso al sentido ético-político de la producción de conocimiento y recuperar la función social de la Universidad Pública. Gracias Noemí, por mostrarnos el camino de regreso a casa”.
El mismo Jaime había sido distinguido, años antes, por la misma Universidad, al crearse una cátedra abierta que lleva su nombre. Cuando nos volvimos de aquel breve viaje de 2015, no sólo no pudimos dejar nuestros libros, sino que nos vinimos con otro libro, escrito por los responsables de esa cátedra abierta, en el que se reivindica al “denevarismo” como una concepción de la política que permitió, entre muchas otras cosas, la visibilización de los problemas de los mapuches en Neuquén, como asimismo un incipiente desarrollo económico y social en el postergado norte neuquino, postergado desde que se decidió trasladar la capital desde Chos Malal hasta su emplazamiento actual. El libro se llama “Pedagogía política en Jaime De Nevares”, y la foto de tapa va al final de esta nota
El Obispado de Neuquén nació con la provincia misma, e iniciaría un progreso económico sostenido, aunque acompañado siempre del avasallamiento de los derechos humanos. Jaime de Nevares y Noemí Labrune fueron dos palos en la rueda de ese falso progreso. Lo siguen siendo aún después de partir de este mundo.
Jaime y Noemí, año 1989/90 en la presentación del libro “Buscados”, que escribió Noemí por motivo de las leyes y el decreto de impunidad. Foto gentileza de Pablo Meuli y Arrayín Navarrete, Neuquén. En ese tiempo Jaime se había distanciado de Alfonsín y de la APDH central
Columnista invitado
Carlos Benedetto
Museólogo, docente jubilado y presidente de la Federación Argentina de Espeleología. Escritor y periodista. Miembro de la Comisión de Ambiente del Instituto Patria. Director del quincenario Sin Pelos en la Lengua. Agrupación Luis Barahona, Biblioteca de la Memoria Jaime De Nevares, Malargüe.
Notas
1) https://marcelosapunar.com/2023/05/07/creeme-conoci-a-horacio-sueldo-parte-1-por-carlos-benedetto/
2) https://marcelosapunar.com/2023/05/16/fui-companero-de-trabajo-de-enrique-pavon-pereyra-por-carlos-benedetto/
3) https://marcelosapunar.com/2023/06/12/jaime-de-nevares-el-obispo-del-pueblo-mapuche-por-carlos-benedetto/
4) https://marcelosapunar.com/2023/06/19/mas-sobre-el-epistolario-con-el-obispo-comunista-de-la-patagonia-por-carlos-benedetto/
5) https://marcelosapunar.com/2023/06/30/de-nevares-y-la-violencia-politica-en-tiempos-del-tercer-peron-por-carlos-benedetto/
6) https://marcelosapunar.com/2023/07/07/que-tienen-que-ver-don-jaime-de-nevares-con-juan-xxiii-ayer-y-hoy-carlos-benedetto/
7) https://marcelosapunar.com/2023/07/18/que-por-carlos-benedetto/
8) https://marcelosapunar.com/2023/08/04/la-dictadura-se-acerca-de-manera-cada-vez-mas-clara-por-carlos-benedetto/
9) https://marcelosapunar.com/2023/08/24/llego-la-dictadura-y-el-silencio-los-vuelos-de-la-muerte-y-el-horror-por-carlos-benedetto/
10) https://marcelosapunar.com/2023/08/24/llego-la-dictadura-y-el-silencio-los-vuelos-de-la-muerte-y-el-horror-por-carlos-benedetto/
11) https://www.youtube.com/watch?v=0LE6ICKKzrk
12) https://www.rionegro.com.ar/sociedad/murio-noemi-labrune-fundadora-de-la-apdh-neuquen-e-incansable-luchadora-por-los-derechos-humanos-3133396/
13) https://www.uncoma.edu.ar/dolor-en-la-comunidad-universitaria-por-la-muerte-de-noemi-labrune-honoris-causa-de-la-unco/