A pesar que le ofrecieron jugosos contratos en diversos destinos planetarios para la elaboración de obras, siempre eligió quedarse en su barrio de La Boca, a cuya comunidad de argentinos y argentinas -muchos de ellos y ellas hijos de quienes vinieron a estas tierras buscando un futuro- rindió tributo de formas que hoy asombran. En estos tiempos en los que parece premiarse el individualismo, lo que hizo da cátedra de filantropía en todo el renglón y lo hará por generaciones.
Para mi no caen en saco roto sus advertencias de una academia que, muchas veces termina deglutiendo a diversos artistas, a quienes trata de someter a los designios de su obrar cumpliendo una serie de preceptos que no son propios de quienes resultan sometidos. Autodidacto, desplegó su saber generando una cantidad de obra que al día de hoy lo representa y podemos ver adornando las paredes de los principales museos del mundo. Capítulo aparte para sus murales.
Muchas de esas obras, en las que la cercanía con el público esta asegurada, forman parte de los edificios que donó al Estado y fueron orientados a la formación de las nuevas generaciones. Vuelvo sobre un tema. Ojo, no estoy en contra de la formación de artistas en ámbitos educativos, lo que suele señalarse como “la academia”. Pero creo que muchas veces éstas actúan como trituradoras de las creatividades más desbordantes, muchas de las cuales están llamadas a ocupar un gran lugar.
(viene de la edición anterior)
“Cine
“Hizo de él mismo en la película He nacido en la ribera junto a Susana Giménez, Santiago Bal. Ricardo Darín entre otros. El film dirigido por Catrano Catrani y el guion de Víctor Tasca fue estrenado el 19 de agosto de 1972.41 Se trató de una comedia musical que narra la vida de un joven llamado Miguel Notari que quiere ser futbolista. Se desarrolló en el barrio de La Boca y en la cancha del club del mismo nombre.
“Casamiento
“Un día contrajo una gripe que derivó en una hemiplejía. Tuvo que luchar para recuperar la motricidad y lo logró pero sus fuerzas no eran las de antes y no se animó a seguir viviendo solo. Su amigo Raúl Andrade le prestó una casa en la calle Suárez 1620.
“Soltero y sin herederos decidió casarse por primera vez a los 84 años de edad con su secretaria de toda la vida, Alejandrina Marta Cerruti. La boda se llevó a cabo el 15 de marzo de 1974 siendo testigo el director del Museo de Bellas Artes de Artistas Argentinos “Benito Quinquela Martín” Guillermo de la Canal. Su esposa, como única heredera, recibió todos sus bienes.
“Ese mismo año Alpargatas reprodujo el cuadro Sol y niebla y editó un disco simple, doble faz, con temas de Aníbal Troilo y un poema de Cátulo Castillo dedicado al pintor.
“Fallecimiento
“El martes 28 de enero de 1977 falleció en la habitación 107 del Instituto del Diagnóstico a causa de una complicación cardíaca. Sus restos fueron velados en su casa y estudio de toda la vida y lo enterraron en un féretro fabricado por él años antes porque decía “que quien vivió rodeado de color no puede ser enterrado en una caja lisa”. Sobre la madera que conformaba el féretro estaba pintado una escena del puerto de La Boca.
“El empresario de pompas fúnebres Federico Cichero relató una vez:
“Quinquela escribió una carta a mi padre en 1958 solicitando que le realizara un féretro que él después pintaría y así se hizo. Como las manijas se descascaraban porque no tomaban la pintura, las cambiaron por una especie de baranda de madera.
“A raíz de varias inundaciones, por las cuales ingresó el agua, el féretro quedó flotando muchas veces, debiendo ser restaurado por el pintor. En el interior del féretro pintó la bandera argentina, porque quería descansar directamente sobre la madera, y sobre nuestro símbolo patrio. El pidió ser sepultado, pero su esposa prefirió colocarlo en un nicho, en Chacarita.
“Después de unos años, se le hizo un mausoleo, al lado del de Sandrini y cuando lo trasladaron allí, el féretro estaba destruido por una filtración que hubo en el nicho. Yo me llevé una manija de recuerdo, y el Administrador del Cementerio me pidió permiso para llevarse la parte de la tapa, donde Quinquela había pintado un barco.
“Entonces se lo colocó en otro féretro y se lo ubicó en su mausoleo. En la ceremonia, hubo familiares, amigos y varios sacerdotes. En cierta oportunidad se hizo una réplica de ese féretro para presentar en una muestra, cosa que Cichero ratificó, diciendo además que se había expuesto en el “Palais de Glace”. Luego pasó a ser conservado por el coleccionista y comerciante, propietario de la galería de arte Zurbarán, Ignacio Gutiérrez Zaldívar.
“Producción artística
“Contexto
“El barrio de La Boca en donde Quinquela se inspiró era un barrio de depósitos, astilleros y construcciones portuarias, casas de chapa y zinc. El barrio era pobre, teñido de grises que era poco parecido a lo que Quinquela dejó. Sus ojos podían ver más allá de lo evidente, podía ver la herencia cultural de cada espacio.
“La dependencia sentimental que lo unía al barrio provocó que se lo acusara de monotemático, de ser incapaz de pintar otra cosa pero él se sentía orgulloso de esta característica suya. En una oportunidad le pidieron que pintara un mural en Santiago del Estero el argumento para no hacerlo fue simple: “De la fusión entre el individuo y el ambiente surge lo que se llama el color local. Santiago del Estero brinda abundante material artístico para los pintores pero yo no me animo a pintarlo. El pintor que lo pinte tendrá que ser santiagueño. El color local requiere un artista local. Y mi color local está en Vuelta de Rocha”. Ofrecimientos como éste, rechazó en cantidad a lo largo de su carrera.
“Enrique Horacio Gené escribió una extensa obra titulada Quinquela Martín, al análisis de la pintura quinqueliana en relación con su vida, respecto de la relación entre el artista y el medio escribe:
“”…creemos válido señalar desde nuestra visión que si Quinquela se establece en La Boca, no sólo habitando en ella sino desde el punto de vista de la inspiración, y se declara incapaz de encontrar motivos fuera de ella, es porque permanece en esa incertidumbre inicial, hecha de su propia necesidad de decir el deslumbre que le produce sentirse capaz de vivenciar su mundo y hacerlo trascendente. […] Quinquela, cuya personalidad plástica se desbordó con el tiempo sobre La Boca en verdadero mecanismo de absorción y modificación del entorno, le debe sin embargo su paleta, la de la etapa más conocida de su obra, al color mismo del barrio. Quinquela y La Boca se interpenetraron hasta ser uno mismo”.
“Técnica
“La originalidad de la técnica de Quinquela sobresale sobre el resto de los pintores de su época, con una pintura rápida que exigía agilidad, fuerza y virilidad en cada trazo. A golpe de espátula demoraba poco en crear un cuadro pero muchas horas en idearlo. Partía de un sólido conocimiento de su medio, de su atmósfera y de la dinámica del paisaje que iba a ilustrar. Con carbonilla hacía un bosquejo que después rellenaba con la espátula. Esta herramienta fue la exclusiva a partir de 1918, antes utilizaba también el pincel. Gené dijo sobre esta técnica que la elección de la espátula supone la necesidad de servir una urgencia realisativa que el pincel hubiese hecho lento. Quinquela empastó su obra aún en los casos que usó pincel, como si lo persiguiera la necesidad de terminar cada una de sus piezas en el menor tiempo posible.
“Temática
“De todos los motivos que se podía elegir en el barrio para representar en su trabajo eligió el trabajo. Quizá por sus comienzos como carbonero, sabía de las dificultades que tenía y quería reflejarlas con el arte. Todas las escenas portuarias pintadas por Quinquela son homenajes al trabajo, protagonizadas por figuras humanas, dinámicas y en constante movimiento cargando bolsas de carbón. En muy contadas ocasiones pintó escenas sin figuras humanas, pues el protagonista siempre fue el hombre.
“La crítica Graciela di María, autora de Candido López, Benito Quinquela Martín y Florencio Molina Campos como paradigma de la plástica argentina dijo: “En obras como The bridge al Boca y Descargando carbón Quinquela representa la actividad y agitación de las horas de trabajo. Son escenas de gran dinamismo, de sobriedad colorística, de una paleta tonal baja, sin fuertes contrastes…”.
“Gené añadió: “Por algo nadie, ni antes ni después de Quinquela, intentó plasmar la representación de la vida ajetreada, de la actividad constante y sin descansos, de la inclaudicable intensidad de las labores de La Boca. Es como si, inventor de una temática y, lo que es más evidente, de una forma de decir desbordante, con él se hubiera agotado ese tema”.
“El pintor popular
“Es el más popular de los pintores argentinos, y el más querido. Fue endiosado, convertido por sus seguidores en una especie de héroe patrio por haberse mezclado la calidad de su obra artística con la de su obra solidaria. Han aparecido detractores entre la crítica más especializada que pone en duda su condición de artista, su talento y habilidad.
“Gené dice cuando se refiere a sus seguidores y detractores que es necesario denunciar una y otra actitud extrema, ya que ambas dañan la imagen del artista, como pintor y hombre. Para poder evaluar la calidad artística del pintor es necesario separar su obra de su vida social.
“El hecho de no pertenecer a ninguna escuela o corriente pictórica determinada lo mantuvo al margen del centro de atención de críticos y galeristas y provocó que su pintura no fuera del todo impresionista ni del todo expresionista; no es del todo fovista ni del todo realista. No es fácil de incluirlo en alguna de las corrientes pictóricas de la época. Para Quinquela era más importante La Boca que el sistema que estuviese de moda.
“Fue autodidacta, jamás estudió pintura en un establecimiento educativo, decía que el exceso académico atentaba contra la originalidad y la personalidad de la obra. Quinquela siempre fue un autodidacta acérrimo y negaba rotundamente el progreso a partir de los programas formales que ofrecían las instituciones oficiales. En sus propias palabras sus dibujos eran diferentes de los académicos que eran fríos y calculados pero afirmaba que la belleza era otra cosa. Él aprendió a pintar solo, dibujando con los carbones, bocetando sin descanso ni escuela, según dijo Gené. El elemento escritor no era carbonilla ni una mina untuosa, sensible a la superficie del papel, sino de un trozo de carbón.
“Quinquela tuvo sentimientos nacionales en su obra artística, a nivel temático y de método, como en su labor social. Siempre defendió que la parte patriótica era función del arte y no consideraba que la función didáctica desmereciera en modo alguno su pintura. Lo expresó en sus murales y en sus dichos. Lo afirmó en una conferencia radial en Tucumán donde sostuvo que mezclar el arte con la política es un error. Por este hecho muchos muros los pintó gratis para beneficiar al país. Por eso defendió la decoración de la Escuela-Museo Pedro de Mendoza.
“Crítica española
“Francisco Alcántara, reconocido crítico madrileño, escribió en El Sol de Madrid un artículo que destaca las similitudes entre la pintura, la música y la arquitectura que documentan la profunda comprensión del arte que manejaba Quinquela, un pintor casi espontáneo. Afirma que el que tiene algo para decir encuentra la forma de expresarlo y que los cuadros de Quinquela pertenecen a la clase de pintura en que se ubica la comunidad del alma, de esencia de todas las artes.
“Además lo comparó con un artista ibérico por la sencillez y austeridad del idealismo mostrado por Quinquela, lo que deja ver que Alcántara se conmovió con la obra de Quinquela. Esta comparación es valiosa considerando que en ese momento el arte europeo era considerado superior al americano.
“José Francés publicó en la Esfera de Madrid un artículo llamado Un pintor argentino: Benito Quinquela Martín donde describe en forma más detallada los cuadros dando un análisis y una semblanza más precisa de la obra de Quinquela. Resaltó la sencillez y la fuerza que se perciben en los cuadros y destacó la lucha personal por sortear las dificultades que se le presentaron en la vida al pintor.
“Rafael Domenech publicó en el ABC de Madrid que se destaca la modernidad del arte de Quinquela pero señaló que era un artista de naturaleza pictórica y por ende muy moderno, entendiéndose por moderno ser el último producto de las generaciones artísticas pasadas y el primero de las futuras. Aunque Quinquela siempre siguió al clasicismo antes que modernismo, consideraba a la vanguardia como un peligro para la estética y la sensibilidad del arte. Hacía prevalecer su estilo y modelo por sobre las tendencias ajenas.
“Otra crítica de un español que firmaba como Hans, que fue publicada en El Debate de Madrid lo catalogó como un impresionista sui generis. Sostiene que llegó al mismo fin que las escuelas impresionistas tradicionales pero siguiendo caminos nuevos, propios y totalmente espontáneos. En el artículo se puede notar lo impresionado que quedó el autor por la técnica y la temática de Quinquela. Fue la nota más extensa que se publicó en medios madrileños.
“No todas las críticas fueron positivas: Fernando Beltrán en la Correspondencia de Madrid lo acusó de artificioso, de querer buscar a propósito un cierto efecto en el observador y de combinar los colores de forma que se dirijan al corazón del observador. El crítico opinó que la exposición realizada en Madrid fue un hecho comercial en exceso y sobrevaluado. Aunque al final de su nota escribió algunos augurios y buenas proyecciones de futuro”.
Texto: De la red de redes