“El presente documento de trabajo tiene por objeto analizar en clave histórica, económica y política, el cuadro de situación que enfrenta la Argentina tras la asunción de un nuevo gobierno para el período 2023-2027, con el ánimo de encontrar otra forma de abordar las cuestiones de Estado, desde los hechos objetivos y los datos concretos que ayuden a comprender la verdadera naturaleza de nuestros problemas como país y nos alejen de las adjetivaciones personales o de las meras opiniones sin anclaje en la realidad”.
“A diferencia de lo que se afirma habitualmente, en cuanto a que el principal problema de la economía argentina es el déficit fiscal y la principal causa de la inflación, la emisión monetaria necesaria para cubrirlo; nosotros sostenemos que la inflación en Argentina se dispara ante la escasez de dólares y que el endeudamiento compulsivo en dicha moneda no hace más que agravar dicha escasez al profundizar la ya conocida y estructural restricción externa de nuestra economía bi-monetaria”.
“Esto no significa ignorar la cuestión fiscal, pero creemos que no sólo se trata de una cuestión de egresos sino también de ingresos, ante un sistema tributario que presenta múltiples problemas que van desde un 40 % de la economía en negro, hasta la subfacturación de las exportaciones y la sobrefacturación de las importaciones, pasando por la existencia de una multiplicidad de impuestos, alguno de los cuales ni siquiera recaudan lo que demanda su administración. Y lo que es más importante, la clara ausencia de percepción de riesgo en un sistema tributario no sólo preparado para la elusión y la evasión, sino para gravar producción y trabajo por sobre lo financiero.”
Estos párrafos inician el documento “Argentina en su tercera crisis de deuda” – Fernández de Kirchner, Cristina (2024) Instituto Patria, Buenos Aires. Pag 1. Para la segunda clase se publicaron otras cuatro páginas (1).
Los links a las grabaciones de la dos clases ya están en la web del IP (3)(4), aunque vamos a decir lo nuestro, ya que otra vez el disertante fue uno de lujo: Carlos Raimundi, ex Diputado Nacional, ex embajador en la OEA, militante alfonsinista y kirchnerista de primera línea y a quien le tocó hablar de la última dictadura: “El golpe cívico-militar de 1976 que utilizó el terror implementando el secuestro, la tortura y la desaparición forzada de personas como método político, en lo económico significó la aparición del modelo de valorización financiera y endeudamiento externo compulsivo, que alcanzó su punto cúlmine a fines de 1982 cuando se estatizó la deuda en dólares que habían contraído los principales grupos económicos del país. Comenzaba así, en 1976, la primera experiencia neoliberal de la economía en Argentina”… así reza la introducción al video 2.
En esa segunda clase Carlos Raimundi disertó junto a Felisa Miceli, ex ministra de Economía de Néstor. Las presentaciones estuvieron a cargo de Teresa Parodi y Tristán Bauer. Raimundi ocupó el lugar que estaba reservado a Leopoldo Moreau, quien no pudo estar por problemas de salud.
El tema fue la crisis de la dictadura hasta 1989, una cuestión no menor a la hora de buscar las causas de lo que está pasando.
“Lo único que tenía Alfonsín era el pueblo y no lo sacó a la calle”
Raimundi dijo muchas cosas, por lo que trataremos de hacer un resumen con nuestras propias palabras, con la esperanza de no contradecirlo:
“El día del golpe de 1976 fue de perplejidad; empezaban a faltarnos compañeros, fue inédito, no estábamos preparados. Rodolfo Walsh fue el primero en describir lo que estaba pasando”.
“Entre 1945 y 1975 se vivió en el mundo un capitalismo industrial muy intenso. La velocidad del desarrollo hizo que se duplicaran los bienes producidos por la humanidad desde sus orígenes. La descolonización fue intensa. Fueron 50 los países que fundaron la ONU; hoy somos casi 200 los miembros. En 1947 se independizó la India, en 1949 fue la revolución china, que amplió el campo socialista. En los ’60 el Concilio Vaticano II renovó y actualizó el compromiso social de la Iglesia. Antes, en el ´59, fue la Revolución Cubana, que impulsó la guerrilla y creó la figura mítica del Che. Luego vendría la derrota norteamericana en Vietnam; en 1968 se dieron el Mayo Francés (que reclamaba más justicia social) y la Primavera de Praga (que reclamaba más libertad) y allí apareció un nuevo actor social, el estudiantado. Había ebullición en el mundo y eso en América Latina se combinó con la actualización de la Iglesia”.
“En nuestro subcontinente, se suponía que debía primar la democracia, no como en los países comunistas, pero cuando la democracia no era del gusto de nuestros dominadores, se daban golpes de estado, lo que llevó a un movimiento insurreccional generalizado; los cambios no eran posibles por la vía institucional democrática”.
(N del A: alguna vez el ex diputado Augusto Conte McDonnell le dijo al autor de estas líneas que “la generación que optó por la lucha armada no hizo más que aprender las lecciones de los militares, que resolvían todos los problemas políticos con golpes; la guerrilla existió por culpa de los militares, una generación entera pensó en la violencia porque ese era el ejemplo que daban los mismos dirigentes”. En este caso, Raimundi vuelve a poner puntos sobre las íes: la insurrección juvenil fue legítima y no fue causa, sino consecuencia de la violencia de arriba; los subversivos fueron los militares, no los guerrilleros. El párrafo 31 de la encíclica Populorum Progressio de Pablo VI -1966- justifica la lucha armada contra la opresión).
Seguimos con Raimundi: “en 1971 Nixon rompe el patrón oro e impone el dólar; en 1973 hubo una crisis del petróleo por la que los países productores aumentaron los precios y eso impactó en el capitalismo industrial. La renta del petróleo no se volcó al desarrollo del Sur, sino a la tecnología en el Norte, y se agrandó la brecha. A esto se agregan las deudas externas de los países del Sur respecto de los del Norte: el capitalismo productivo se subordinó al capitalismo financiero, y en esa historia los militares cumplieron un rol importante: Videla era el genocida que la banca internacional necesitaba. Nuestras Fuerzas Armadas tuvieron entonces la misión de “controlar al enemigo” en lo cultural, en lo ideológico; el enemigo pasó a ser el mismo pueblo. Los nuevos temas de discusión eran el valor del dólar, las nuevas tasas de interés, pero ya no la producción. Los industriales no sólo debieron cerrar las fábricas, sino que también perdieron sus ahorros. Los organismos internacionales sabían eso, pero igualmente le prestaron dinero a la dictadura”.
(N del A.: aconsejamos rever la película PLATA DULCE para entender lo que pasó cotidianamente con el surgimiento de una nueva burguesía financiera).
Raimundi también señaló que “en los ´70 se transnacionalizó y concentró el capital; la cuestión era ver quién se quedaba con la renta generada entre 1945 y 1975. Al volver la Democracia, ésta se encontraba sin herramientas para enfrentar este fondo de la cuestión: todos nuestros vecinos eran dictaduras y la política estaba desmantelada (4). Lo único que tenía Alfonsín era el pueblo, le reclamábamos que lo sacara a la calle y no lo hizo. Entre 1983 y 2003 se mantuvo la democracia institucional, pero los indicadores sociales son terribles. Estaba claro que con democracia no se comía, no se estudiaba ni se curaba; la democracia no era democracia social… eso fue luego obra de Néstor. En los ´70 se desmanteló el aparato productivo, en los ´90 se desmanteló al Estado; ahora se está entregando todo a los fondos-buitre. Hay que decir NUNCA MAS al neoliberalismo instalado en 1976”.
El autor de esta nota cree que es muy difícil encontrar a alguien mejor que Raimundi, que pueda sintetizar en pocas palabras el drama, o mejor la tragedia de un pueblo durante medio siglo…
En su documento, Cristina dice cosas parecidas y complementarias, con su peculiar estilo. Tomemos unos pocos párrafos de la ex residenta:
“A 40 años de haber recuperado la Democracia, Argentina se encuentra atravesando su tercera crisis de deuda. La primera, con origen en la última dictadura cívico-militar y desatada en 1989 con la UCR al frente del gobierno; la segunda, incubada en la convertibilidad y que implosionó en el año 2001 con el gobierno de la Alianza y esta tercera, germinada en el proceso de feroz endeudamiento del gobierno de Mauricio Macri que implicó el retorno del FMI y cuyo desenlace estamos transitando. Esta vez con una profundización del carácter bi-monetario de nuestra economía, que agrava la ya conocida y estructural restricción externa.
1976-1989. Primera crisis de deuda
En diciembre de 1983 comienza, en nuestro país, el período de democracia ininterrumpida más largo de la historia. El dirigente radical Raúl Alfonsín obtenía el 52 % de los votos y el peronismo era derrotado por primera vez en elecciones libres y sin proscripciones.
Cabe recordar que en aquel momento, para la elección de Presidente, estaba vigente el sistema electoral indirecto previsto por la Constitución Nacional de 1853. La contundencia del resultado electoral tornó innecesario convocar al Colegio Electoral.
El gobierno que asumía no sólo heredaba un brutal endeudamiento externo contraído por la dictadura cívico-militar, sino que también se encontraba con un cambio en el patrón de acumulación que el país había sostenido durante décadas: desmantelado el modelo industrialista basado en la sustitución de importaciones, generador de trabajo bien remunerado y su consecuente movilidad social ascendente, la dictadura imponía el modelo de carácter estrictamente financiero.
En efecto, el golpe cívico-militar de 1976 que utilizó el terror implementando el secuestro, la tortura y la desaparición forzada de personas como método político, en lo económico significó la aparición del modelo de valorización financiera y endeudamiento externo compulsivo, que alcanzó su punto cúlmine a fines de 1982 cuando se estatizó la deuda en dólares que habían contraído los principales grupos económicos del país. Comenzaba así, en 1976, la primera experiencia neoliberal de la economía en Argentina.”
Ambos, Cristina y Raimundi, nos recuerdan todas estas cosas, quizás con la esperanza que no volvamos a cometer esos errores.
El turno de Felisa Miceli
La ex ministra fue más técnica y más breve, pero no menos contundente. Ambos coincidieron en remarcar que la dictadura no fue “militar”, sino “cívico-militar”, dejando en claro que los uniformados fueron usados por el poder económico que, como ya sabemos, considera al cargo de presidente de la Nación como “puesto menor” (palabras de Héctor Magnetto al justificar el avasallamiento de Raúl Alfonsín).
“En 1976-83 hubo mucha eficacia y claridad para llevar adelante esos objetivos, ese proyecto, que aún nos está condicionando: liberalización financiera más acople a los vaivenes de las finanzas internacionales; nuestro sistema financiero se adaptó a las necesidades del mundo; la misma Cristina dice en su documento que “la restricción externa es el problema”. El problema entonces, no es el déficit fiscal, sino la necesidad de divisas para importar y también para pagar los préstamos con los que importamos”. ¿Nos endeudábamos para hacer funcionar la economía?. No, la deuda nos impide la autonomía… eso le pasó a Alberto. La deuda es un condicionante; venimos tropezando con la misma piedra desde 1977. La Ley de Entidades Financieras sigue vigente; en ese tiempo hubo apertura comercial (nuevamente recomendamos PLATA DULCE, N. del A.); la dictadura nos inundaba con dólares extranjeros, pero también con importaciones baratas que fundieron a nuestras industrias. La bicicleta financiera permitía hacer plazos fijos en dólares, para después renovarlos en dólares. Actualmente comprar dólares deja una ganancia trimestral del 65 %. Eso pasa ahora, pero viene de la dictadura. Alfonsín pudo haber auditado esa deuda pero no lo hizo; tampoco aceptó un club de deudores latinoamericanos. La dictadura tampoco pudo bajar la inflación… y en 1982 se nacionaliza la deuda privada gracias a Cavallo, presidente entonces del Banco Central. Ninguna de las deudas desde 1977 ayudó al desarrollo productivo del país. Hay una clase dirigente (políticos y empresarios) que le hacen el juego a los financistas”.
¿Lapidaria, no?. Más aún lo fue Raimundi, cuando a la hora de responder preguntas de los asistentes, describió al capitalismo del Norte (debió vivir allí por su condición de embajador ante la OEA) como un despilfarro inhumano, una destrucción sistemática del ambiente y un consumismo sin límites, cuya contracara es el hambre del Sur. En el teatro desde donde se transmitió lo aplaudieron de pie luego de haber descripto ese panorama dantesco y al rematar con una frase: “no sólo hay que ganar una elección; hay que renunciar a este sistema neoliberal” (6).
Columnista invitado
Carlos Benedetto
Museólogo, espeleólogo, docente jubilado y presidente de la Federación Argentina de Espeleología (FAdE). Escritor y periodista. Miembro de la Comisión de Ambiente del Instituto Patria. Director del quincenario Sin Pelos en la Lengua. Fundador del Frente Opositor al Servicio Militar Obligatorio (FOSMO, 1982). Co-fundador de la Biblioteca de la Memoria Jaime De Nevares (2007) y de la Agrupación Luis Barahona (2018).
Notas
1 https://patriavirtual.com.ar/pluginfile.php/29009/mod_resource/content/1/CFK_Clase_2_Selecci%C3%B3n.pdf
2 https://marcelosapunar.com/2024/03/26/la-patria-en-peligro-argentina-en-su-tercera-crisis-de-deuda-2-por-carlos-benedetto/
3 Ver la carta de Walsh a la Junta Militar, enviada el mismo día de su desaparición, en marzo de 1977.
4 Hace casi tres años escribimos en este mismo diario que la dictadura había hecho una lobotomía colectiva en nuestra sociedad. Recomendamos releer https://marcelosapunar.com/2021/05/25/reflexiones-sobre-el-25-de-mayo-y-el-peronismo-por-carlos-benedetto/
Clase 1: https://patriavirtual.com.ar/course/view.php?id=56§ionid=465
Clase 2: https://patriavirtual.com.ar/course/view.php?id=56§ion=6