Hizo lo que sentía, a pesar de superar el debate interior entre componer música clásica o tango. Obtenido el objetivo, dedicó su vida a la música ciudadana, nunca mejor dicho. Pero dejó su impronta como corresponde a un gran músico y a una personalidad rutilante. La creación fue su camino y así fue como nos fuimos incorporando a su público varios millones en todo el mundo. Un mundo encendido.
Emociona y alegra relacionarlo con las callecitas de su pueblo, caminando también por las playas de la bella Mar del Plata. Un trazo casi musical, en el contexto del sonido del mar como protagónico. Esa bravía quizás le legó un montón de cosas, porque Astor era una suerte de océano desatado, besando las costas de cada uno de los integrantes de su público. Nadie era indiferente a sus obras.
Claro que sobre gustos no hay nada escrito, pero los espíritus nobles saben cuando estamos en presencia de un consagrado, más allá de gustos, épocas y fronteras. El artista refleja como pocos el sonido de la hiperurbana Buenos Aires, un dechado de sonidos activados que se buscan unos a otros. Quizás anida allí la fórmula secreta para intentar otra renovación que lo herede para los tiempos.
(viene de la edición anterior)
“En conversaciones con Speratti, Piazzolla dijo que «la obra gustó mucho, pero provocó escándalo, porque los académicos se indignaron al ver los bandoneones». El mismísimo Sevitzky, lo llamó al finalizar la obra, para que saliera a saludar, Piazzolla con algo de timidez subió al escenario y observó que el público se estaba pelando en una gran gresca, a lo que el director lo consoló diciendo «no se preocupe, es buena publicidad». La versión de la «batalla campal» solo es recordada por Piazzolla. La noticia del concurso fue levantada por solo algunos medios de prensa como La Prensa, La Nación y Buenos Aires Musical. La composición nunca fue grabada por Piazzolla.
“Las clases que tomó con Nadia Boulanger en París cambiaron drásticamente el estilo musical del compositor.
“Ella me enseñó a creer en Astor Piazzolla, en que mi música no era tan mala como yo creía. Yo pensaba que era una basura porque tocaba tangos en un cabaré, y resulta que yo tenía una cosa que se llama estilo.
“Nadia Boulanger fue una pieza muy importante en su carrera, ya que hasta su encuentro con ella, Piazzolla se debatía entre ser un músico de tango o un compositor de música clásica. Boulanger lo animó a seguir con el tango, pero si hasta ese momento todo era o tango o música clásica, a partir de entonces sería tango y música clásica. Piazzolla viajó a Europa con dos pasajes y a apenas con dinero, de ahí se deduce el hecho que viajó en el Coracero, un barco carguero. Presuntamente los fondos eran los ganados en el concurso, aunque el músico dijo que fue becado por el gobierno argentino, pero no hay pruebas de ello, y la «beca» se la suele confundir con el dinero ganado en el concurso. Arribó a Ámsterdam el 24 de septiembre de 1954 después de viajar cuarenta y cinco días, no se dirigió inmediatamente a Francia, sino que estuvo algunos días en Holanda. Piazzolla le contó a Speratti que estaba «desmoralizado, titubeante, se abandonaba a la ciudad, recorría sus calles buscando». Varios aspectos de la relación de Piazzolla con Nadia Boulanger no son muy claros, entre ellos cómo el músico argentino tomó contacto con Boulanger, ni quién se la recomendó. Según Simon Collier y María Susana Azzi, el propio Alberto Ginastera le recomendó a Piazzolla contactarse con alguien, pero no especificaron concretamente con quién. Natalio Gorin afirmó que el bandoneonista le confesó que: «Casi tomo clases con Olivier Messiaen». Por otro lado, su hija Diana dijo que su padre recién arribado a París se enteró que Boulanger estaba dando clases muy cerca de donde se alojaba él.
“A partir de 1954, cuando estudió con Boulanger, la música de Piazzolla cambió radicalmente. Pero para ser aceptado como alumno le tuvo que mostrar algo de lo que había compuesto, tampoco está claro cual fue la pieza que le enseñó, ya que por un lado según Diana fue la Sinfonietta, mientras que Collier y Azzi aseguran que fueron los Tres movimientos sinfónicos de Buenos Aires. Los biógrafos de Piazzolla están de acuerdo en que Boulanger notó la carencia de algo en su música, lo que Piazzolla años más tarde denominó «sentimiento». Un día ante las indagaciones de Boulanger sobre qué música hacía en Buenos Aires, con algo de timidez le confesó que componía tangos y que tocaba el bandoneón, entonces fue allí cuando le pidió que tocase al piano uno de sus tangos, Piazzolla tocó «Triunfal» y antes de terminarlo su profesora le tomó las manos para decirle: «No abandone jamás esto. Ésta es su música. Aquí está Piazzolla».
“Estudió once meses con Boulanger, pero al mismo tiempo formó una orquesta de cuerdas con músicos de la Ópera de París, con Lalo Schifrin y Martial Solal alternándose en el piano, y grabó el álbum Two Argentineans in Paris (1955) con temas como «Picasso», «Luz y sombra» y «Bandó». En París descubrió que su tango «Prepárense» escrita en 1952 formaba parte del repertorio de las orquestas tangueras de Francia. Los derechos de autor le ayudaron a financiar su estadía. En una carta a José Gobello fechada el 16 de diciembre de 1954 Piazzolla dijo: «Parece mentira ver en París bailar tanto tango y cómo gusta, no solamente el tango pasado, sino los nuevos tangos». De las clases Astor diría: «Estuve algo menos de un año con Nadia, estudiando mucho, especialmente contrapunto a cuatro partes, cosa que me volvía loco. Creo que alguna vez lloré de la bronca porque era muy difícil». Su hija Diana afirmó que su padre y Nadia se veían al menos tres veces por semana, cada encuentro duraba al menos tres horas.
“En muchos artículos, entrevistas e incluso en la contratapa de un álbum del Octeto, Piazzolla dice haber escuchado en París en 1954 al octeto del saxofonista Gerry Mulligan, quedando impresionado por su improvisación y por el distendimiento con el que tocaban los músicos. No obstante, la investigación de Diego Fischerman y Abel Gilbert sugiere que eso es imposible: justo cuando Piazzolla residió en París, Mulligan estaba de gira fuera de Francia, además es de recalcar lo que Piazzolla una vez le dijo a Gorin: «Nunca le creas lo que les digo a los periodistas», es posible que el bandoneonista haya creado un relato a su semejanza, cuando lo que sucedió es que solo haya escuchado a Mulligan en discos.
“En París además de estudiar, compuso, arregló, ensayó y grabó una serie de tangos, «Picasso», «Luz y sombra», «Tzigane», «Río Sena», «Chau París» y «Marrón y azul». Las grabaciones, las tratativas de las mismas, su esposa y las dos semanas de vacaciones con Edouard Pecaurt sugiere que el tiempo de estudio no fue mayor a cuatro meses.
“El Piazzolla en esos tangos afrancesados, o en cierta medida franceses, no es muy distinto del que quiso dejar de ser: los breves choques de segundas en pizzicato del comienzo de «Nonino» remiten más a sus estudios en Barracas con Ginastera que a un nuevo aprendizaje, y «Guardia Nueva» suena más a homenaje y relectura del pasado que a una posible visión de futuro. Si ese Piazzolla escribía «a la Piazzolla» de fines del cuarenta. Y casi se copia a sí mismo empujado por su pedagoga, es algo que solo en muchos casos de esta historia, resultan complementarias, o aún, más esclarecedoras que los hechos.
“Piazzolla se embarcó en Hamburgo en el buque Yapeyú con destino a Montevideo y consigo se llevó una foto de Boulanger, en la que ambos posan juntos.
“Por supuesto, allí estaba todo lo que había aprendido en mis clases, sobre todo Stranvinsky, Bartok, Maurice Ravel y Prokofief; pero también estaba la veta más canyengue, más agresiva y cortada del tango y la milonga de un Pugliese, el refinamiento de un Troilo y de un Alfredo Gobbi que, hacia fines de los ’40 era, para mi, el tanguero más interesante.
“Tras retornar de París, en 1955 Piazzolla formó el Octeto de Buenos Aires dispuesto «a encender le mecha de un escándalo nacional» y «romper con todos lo esquemas musicales que regían en la Argentina». Allí empleó todos los conocimientos que había adquirido años antes con Alberto Ginastera, y los nuevos con Nadia Boulanger. Tras ver al conjunto de Gerry Mulligan, Piazzolla incluyó en su nueva agrupación algunos fraseos y manejos instrumentales que eran típicos del jazz, además de introducir el concepto del swing y el contrapunto, este último más de la música clásica. Un elemento discordante fue la inclusión de la guitarra eléctrica dentro de su Octeto, un instrumento no muy usual en ese momento. La guitarra solista no tenía grandes antecedentes en la música en general. Posiblemente Piazzolla escuchó algunos de los discos que publicó Delaunay (quien lo contrató para grabar algunos discos con el sello Vogue) y de allí haya conocido además de Mulligan, Barney Kessel y Jimmy Raney de donde no solo se basó en la idea de la inclusión de la guitarra eléctrica, sino en darle un papel contrapuntístico. Según el guitarrista Horacio Malvicino, en un primer momento Piazzolla tuvo en mente usar un vibráfono (que lo usó en el Quinteto que formó en Nueva York en 1959), pero como no existía un instrumentista tal en Argentina, optó por la guitarra eléctrica. El conjunto no tenía director, sino que se proponía hacer el tango «tal como se siente». No tuvo cantante salvo en algunas excepciones, y no se actuaba en bailes.
“El grupo estaba integrado por el mismo Piazzolla y Leopoldo Federico en bandoneones, Enrique Mario Francini y Hugo Baralis en violines Atilio Stampone en piano, Horacio Malvicino en guitarra eléctrica, José Bragato en violoncello y Hamlet Greco en contrabajo, (quien luego sería remplazado por Juan Vasallo). Recordaría de aquella primera formación post-París: «Eramos ocho tanques de guerra […] Parecíamos salidos del ERP… ¡ocho guerrilleros subidos al escenario!… cada uno, en lugar de un instrumento, parecía que tenía una bazuca». Hubo cierta controversia en torno al quinteto, al punto de que algunos conciertos terminaron con grescas hacia los músicos, por parte de los tangueros más tradicionalistas que repudiaban los cambios de la nueva agrupación. A Piazzolla se le acusó de ser «el asesino del tango»”.
(continuará)
Revirado
Finale (Tango apasionado)
Vuelvo al sur
(Datos de la red de redes)


