Apuntes autobiográficos sobre la izquierda cristiana, parte 6
Te decía antes que los sucesos del 20 de junio de 1973 fueron shockeantes, marcaron para siempre a la política argentina y el destino del peronismo. Luis Bruchstein lo describió muy crudamente hace unos días (1), en una nota recordatoria donde claramente dice, ya desde el título, que la Masacre de Ezeiza fue una emboscada de la derecha peronista contra la izquierda peronista.
No nos hacía falta leer el artículo, ya que estuvimos allí, aunque bastante lejos de la balacera, para percibir eso. Al igual que el subdirector de Página 12, vimos las ambulancias y vimos a los militantes arriando sus banderas y caminando como vencidos, resignados, haciendo marcha atrás. Quizás con cierto sentimiento de orfandad.
En nuestra entrega anterior (2) te conté que el espíritu de ese día había contaminado mi correspondencia con Jaime De Nevares.: “Era 31 de agosto, con Marta habíamos estado el 20 de junio en Ezeiza, todavía era “presidente” Raúl Lastiri, y me salió el pesimismo de adentro. Estaba descargando mi furia con mi amigo Jaime, que no se burlaba de mí, sino de mi estupidez”, te había contado. Hubo un largo silencio, hasta que en diciembre (justo el día 31) de ese mismo año le escribí para decirle que, efectivamente, el 7 de febrero de 1974 íbamos a casarnos y que íbamos a visitarlo, y que queríamos hacer esto y lo otro, y lo otro, y “conocer a los nativos” del lago Aluminé. También me burlaba de la ocurrencia de José López Rega de convertir al Obelisco de Buenos Aires en un “árbol de Navidad”, y seguía con mi pesimismo acerca de las “Fiestas” que, textualmente “no son un momento de esperanza que todo el mundo dice que son. Espero que a Ud. no le haya dado la misma impresión”. Y le comunico mi nuevo domicilio, en Capital Federal.
(A propósito… ¿nunca te conté que jamás me atreví a tutearlo como sí me animé con Horacio Sueldo?)
Ya a Jaime le había dicho que todos mis planes estaban supeditados a que me eximieran del servicio militar, estaba gestionando eso “por sostén de madre separada”, una mentira para zafar de la colimba, de la que mi vieja fue cómplice. Sobre eso, el 7 de enero Jaime me responde: “Al constatar que se concreta tu casamiento y consecuente luna de miel, supongo que la “Operación hinchapelotas castrenses” (como lo denominás) dio resultado y que obtuviste exención y entrega de libreta”. Y nos aconseja el camino a seguir desde Bariloche, y nos advierte que el tan ansiado bosque petrificado de Zapala era pura imaginación. Nada me dice de la expresión “nativos”, pero me informa que sus travesías cordilleranas eran obligadamente a caballo, y que se extendía todo enero hasta avanzado febrero. Mucho más adelante me diría que no se debe hablar de los mapuches como una curiosidad antropológica. No le gustaban esas cosas.
O sea que cuando llegamos a la Catedral de Neuquén él justo estaba volviendo de la Cordillera, de vivir con los mapuches, de recordarles que debían hablar su lengua y luchar por sus derechos.
El resto ya te lo conté la vez anterior, así que no voy a repetir. Sólo agregar algo que acabo de recordar… Cuando nos despedimos en la parada del micro (Neuquén no tenía la terminal que tiene hoy) quedamos en llamarnos en Buenos Aires, y le pedí el número. Me lo dio. Pero no tenía donde anotar, y entonces me dijo que había una regla mnemotécnica para recordar su número, además de que todas las cifras eran pares: “cuando uno empieza desde arriba, cae. Y es desde abajo que empezás a subir de vuelta. Mi número en Buenos Aires es 88-8468”. De paso te digo que, desde entonces, y dado que vivíamos en Buenos Aires, cada seis meses íbamos a visitarlo a la casa de su hermana, cada seis meses cuando se hacían las reuniones del Episcopado Nacional. La correspondencia no se detuvo, pero ya pasó a ser complementaria de nuestras charlas personales, todas ellas con Marta…
Al volver, el 5 de marzo, desde Buenos Aires volví a escribirle para agradecerle lo bien que nos había tratado y renovarle la admiración y el hecho de haber “descubierto que era un hombre de carne y hueso”. Me lamentaba también de no haber tenido tiempo para discutir sobre sus críticas a nuestra revista CAMILO, y creo que mejor fue así. Nunca más se habló de eso y nunca más hicimos la revista. Ya estábamos casados y éramos gente seria.
No encuentro su respuesta y no recuerdo si la hubo. Pero el 15 de mayo le mandé el proyecto de Reforma Agraria que había presentado Horacio Sueldo en el Congreso y le comentaba la bronca por el asesinato del Padre Mugica, y le decía que el clima político estaba muy “denso” y era claro… El 1º de mayo Perón se había peleado con la Juventud Peronista, que vació la plaza en señal de repudio. Le decía a Jaime que me daba la sensación de que la cosa se iba a agravar. Le contaba que el Partido Revolucionario Cristiano había sacado una declaración convocando a la paz y al desarme, pero al mismo tiempo le advertía que eso a mí “me pareció al pedo” (sic), “ya que creo que ningún grupo armado vaya a dejar los fierros”.
Te agrego aquí un dato que había olvidado: ”hace unos días leí en la revista Cabildo un artículo sobre los “curas progresistas”, donde le dan con un fierro a usted, a (Monseñor) Devoto, a (Monseñor) Angelelli, y otros que no me acuerdo. La revista los vincula, junto a todos los sacerdotes tercermundistas, con una presunta organización internacional llamada PAX (de cuya existencia dudo), de la que usted debe haber oído algo”. En esa época yo ya estaba trabajando en el departamento de Prensa del Banco Central de la República Argentina (BCRA) y entre otras cosas teníamos que leer todos los diarios y revistas del país. “Cabildo” era vocero de la derecha pituca, y “El Caudillo” era vocera de la Triple A.
El 17 de mayo escribió para justificar sus demoras en la respuesta a mis cartas, hablando de sus viajes a la cordillera, el ir y venir de un lado a otro, y una situación política jodida. ¡Yo le estaba pidiendo que fuera un remanso! Se lamentó de no haber discutido sobre Camilo y se mostró alarmado “ante el giro que van tomando los acontecimientos”.
“Llevo en mis oídos la más maravillosa música”… Mmmmmmm…
A poco de asumir Perón como presidente en octubre de 1973, empezó la crisis interna dentro de su equipo gobernante. Los Montoneros habían roto lanzas con el General y López Rega conspiraba para matarlo -decían algunos-, incluyendo un viaje a Paraguay donde lo dejó de garpe bajo la lluvia. Eso fue el 6 de junio del ’74. Perón anunció entonces que estaba pensando en renunciar, acusando a “sectores internos” que le pateaban en contra (3), pero sin aclarar quiénes eran. Perón siempre decía cosas para que cada uno llevara agua a su molino…
Como reacción a ese discurso pesimista, la CGT salió a la calle y ese día salió Perón al balcón por última vez. Su discurso sonó a despedida. Sabía que iba a morir, y por eso aquello de “llevo en mis oídos la más maravillosa música, que es la voz del pueblo argentino”. Eso pasó a la Historia, esa frase, pero lo que no se dice es que ese día la plaza no estaba llena. El 1º de mayo de ese mismo año la Plaza de Mayo se había vaciado en presencia del mismo Perón, y los que se fueron ese día no volvieron el 12 de junio.
Estuvimos allí, fuimos con Marta para ser testigos de lo que estaba pasando. Y esto le escribí a Jaime tras lamentar la muerte del Padre Mugica: “otra cosa fulera es que amenazaron de muerte a Horacio Sueldo. Sucede que hizo una enérgica denuncia en el Congreso, contra las torturas, se peleó con Villar (N. del A.: un comisario de la Federal de triste memoria para el pueblo) y ahora le anunciaron que va a ser “ejecutado” por un grupo de ultraderecha. Y eso, como podrá imaginarse, está espesando cada vez más el ambiente. Realmente, estamos empezando a tener miedo”. Esa carta es del 14 de junio, o sea dos días después del último discurso de Perón.
Sobre nuestra ida a la Plaza de Mayo ese día le digo: “La concentración de anteayer en Plaza Mayo fue, a nuestro criterio, una maniobra demagógica y malintencionada por parte de Perón. Juntó un montón de gente -pues eran muchos; nosotros estuvimos también, de curiosos-. Y seguramente ahora dirá que “el pueblo estuvo para apoyar al Pacto Social”. Le diré que ese pueblo no era tan pueblo; era mucha gente, pero la gran mayoría era de clase media para arriba; había pocos obreros y “cabecitas negras”, que son más pueblo que los “empilchados que había en la Plaza”.
Sigo insistiendo: la plaza no estaba llena, “ni ahí” como dicen ustedes los pibes. La plaza no estaba llena, apenitas hasta la mitad, donde está la pirámide.
Jaime contestó el 3 de Julio, esta vez no en papel esquela, sino en lo que hoy conocemos como A-4. Había muerto Perón dos días atrás. Y nos refería sobre las imágenes de la TV: las manifestaciones, los llantos, la lluvia, y acerca de Perón dice que esas imágenes “parecían hablar más claramente que otras manifestaciones del sentir del pueblo, del fenómeno Perón, de la intuición de este hombre que, quiérase o no, es un jalón en la Historia de la Argentina, de la adhesión que supo conquistar de los corazones de la gran mayoría”.
Me mató con eso, te juro que me mató. Porque también fuimos al velorio de Perón y percibimos que allí sí estaba todo el pueblo, el verdadero pueblo, no la Triple A, ni la burocracia de la CGT.
Luego me agradece haberle enviado el proyecto de Reforma Agraria que había presentado Sueldo, pero me dice que había ido a parar a la pila de papeles que nunca podía leer. Y luego habla de Mugica, y dice haberlo conocido (“era muy auténtico en su sacerdocio”. Sobre lo dicho antes en la revista Cabildo, afirma desconocer todo, que no conocía a PAX y que no era la primera vez que se le adjudicaban cosas extrañas (incluso era acusado de coordinar más de 10.000 guerrilleros en chile). “Esta gente es encantadora e inefable”, se burla, aunque “espero que no sean más que bravatas anónimas”. No lo eran, no lo eran. Como no era chiste eso de “el pueblo hará tronar el escarmiento (contra la JP) como dijo Perón el 1º de mayo a la multitud.
Luego me responde a un pedido mío de que me haga llegar sus homilías. Creo que es la primera vez que hablamos de religión, aunque en sus mensajes deja entrever, inevitablemente, su opción por lo social. Lo que me responde es muy escueto. Luego me mandaría regularmente la revista Comunidad.
Hagamos una cosa, te pongo al pie el anverso y el reverso de esa nota, y luego vos sacá tus propias conclusiones. Guardala, es un documento. Guardá todo lo que publique sobre este cura, porque hizo Historia, con mayúsculas. Hizo historia, como cristiano, del lado correcto de la grieta: del lado del Pueblo. La seguimos la semana próxima.
Columnista invitado
Carlos Benedetto
Museólogo, docente jubilado y presidente de la Federación Argentina de Espeleología. Escritor y periodista. Miembro de la Comisión de Ambiente del Instituto Patria. Director del quincenario Sin Pelos en la Lengua. Agrupación Luis Barahona, Biblioteca de la Memoria Jaime De Nevares, Malargüe.
Notas
- https://www.pagina12.com.ar/559847-la-masacre-de-ezeiza-fue-una-emboscada
- https://marcelosapunar.com/2023/06/19/mas-sobre-el-epistolario-con-el-obispo-comunista-de-la-patagonia-por-carlos-benedetto/
- https://www.infobae.com/2014/06/12/1571569-yo-llevo-mis-oidos-la-mas-maravillosa-musica-asi-se-despedia-peron-hace-40-anos/
Notas anteriores sobre el mismo tema
- https://marcelosapunar.com/2023/05/07/creeme-conoci-a-horacio-sueldo-parte-1-por-carlos-benedetto/
- https://marcelosapunar.com/2023/06/12/jaime-de-nevares-el-obispo-del-pueblo-mapuche-por-carlos-benedetto/
- https://marcelosapunar.com/2023/06/19/mas-sobre-el-epistolario-con-el-obispo-comunista-de-la-patagonia-por-carlos-benedetto/