LOS TELARES DEL SOL
ARMANDO TEJADA GOMEZ
1994 – Ediciones Culturales de Mendoza
A los amigos
Porque si hubiera sabido
que éste era su último libro
se lo hubiera dedicado a ustedes
Gloriana y Paula Tejada
Ilustración: Carlos Alonso
Prólogo
Hamlet Lima Quintana
Telar de los Nombres
¿Y cómo nos llamábamos cuando llegó el olvido?
¿Sayanca, Guaymaré, Guaquinchay, Capac Inca,
Atahualpa, Talquenca, Condorcanqui, Cuauhtémoc?
¿Angaco, Calingasta, Pismanta, Ansilta, Amaru,
Talacasto, Panquehua, Guanacache, Caucete,
Ischigualasto, Runa, Yupanqui,Chapanay?
¿Quién puede hilar ahora el telar del sonido
que apagó para siempre el agua del bautismo?
¿Dónde quedó mi nombre tapado por los nombres
de los Encomenderos?
Hay mil sonidos muertos
y ese silencio atroz es otro genocidio.
¿Quién fue el sordo demente que me robó los pájaros,
y la musical entraña de mí mismo?
¿No les bastaba el oro y la plata caudal de Potosí?
Aquí, a quinientos años, devuélvanme ni nombre,
quédense para siempre con el oro y el moro.
Quiero mi nota azul, aquí en mis valles,
en mis altas montañas, mis ríos inviolables,
la baguala ancestral de mis ancestros,
el alma indelegable de mi cosmos que anda
y vuelve y me devuelve mi destino solar.
Nunca podrán con este telar de mi sonido,
sinfónico y acústico mi nombre volverá.
En su armonía vuelve: Nahuel, Pehuén, Traful,
Talca, Namuncurá, Osorno, Aluminé,
Callvucurá, Painé, Copihue, Chiloé,
Tacna, Tupisa, Arica, Cachi, Animaná,
Tinogasta, Cayastá, Atacama, Tilcara,
Tafí, Simoca, Tanti, Humahuaca, Tulumba,
Ascochinga, Anillaco, Chepes, Andalgalá.
Esa vidala mía. Esa Chaya de albahaca.
Esta tonada insomne de antigua astrología
que ha olvidado el olvido
en la desmesurada paternidad del vino
entre tanto sonido me ha venido a nombrar.
Telar de las Palabras
¿Cómo reptó el idioma por la arena,
malherido y exhausto,
desértico, manchego, solito y solitario?
¿Cómo llegó a la lengua de los Runas,
la Maya, los Aimara,
el Uro indescifrable del lago Titicaca?
¿Era oro el sonido?
¿Lo contenía, como siempre, el aire?
La vibración mujer, sustituyó a la Warmi
¿cuándo, en qué suceder
el Tatay pasó a Padre
y la Mamay a Madre?
¿Era plata el sonido?
¿En qué distancias cósmicas
cayó a las soledades el duro castellano
y fue un canto rodado
y fue un grito rodando
en las extremidades planetarias?
Se le quemó la Nao al hombre del idioma.
Cogió la hembra el hombre. La violó
por la sangre
y en el primer vagido mestizado
se le acabó el espacio.
El idioma fue un niño de dos sangres.
Gateó en la lengua
dificultosamente articulado,
se quebraba en las ramas de la música,
desafinó a la muerte,
sonó de un raro modo en lenguas leg¨¨uas
y empezó a hervir de un fuego que no cesa
en la fermentación de la palabra.
Hay un idioma dentro del idioma
que hila el telar y que no tiene pausa.
Telar de Vespucio
Americo Vespucio no había navegado,
sólo cartografiaba los mares laberínticos,
las innúmeras costas del mar Mediterráneo
y otras curiosidades
como constelaciones y mapas encontrados.
Las corrientes ignotas,
los poemas marinos que esconden las distancias.
El sueña en su taller
sobre la entomología de los mapas.
Afuera está la noche descampada
de estrellas acechantes.
El cielo, ese otro mar de puertos infinitos
y sobrecogedores navegantes
y esos puertos vacíos
azules y de nadie.
Dibuja en su telar un universo breve
desde abajo hacia arriba, desde arriba hacia abajo.
Se dice caviloso: debe haber otros cielos,
debe haber otros mares
allá, muy más allá del mar de los Sargazos,
duermevela y repite: la tierra es la naranja del sol
y gira y gira y gira como novia solar y enamorada.
Y cuando lo despiertan sus discípulos
y le dan la noticia,
parpadea la luz de la ventana
y, como siempre, sopla sobre su lámpara.
Cantar de Travesías
El telar travieso / tejió el otro día
cosas que no sabe / ni Doña María:
que Colón Cristóforo / se llamó Colombo
o sea el palomo de la travesía.
Y que yendo a Indias / se dio con nosotros
y un rompecabezas / de ubérrimas islas.
Que de especias nada / que de oro minga
sólo y solamente / este paraíso y estas maravillas.
El pobre almirante / de la especiería
atónito y solo / se puso a escribir
noche sobre noche / día sobre día
Cartas, Relaciones / Relatos, / poesías
Vidas y milagros / imaginerías
que incendiaron todas las velas del templo /
tabernas, retablos / y hasta sacristías.
Volvió con los Indos / y algunos frutales /
revolvió la Corte / y alteró la Biblia /
le paró los huevos / a todo el Medioevo
desde los teólogos hasta la cocina.
El judío entonces, se llamó Colón /
se llamó Almirante de todo el Océano /
¿Por qué no Cristóbal? / San Cristobalón /
¿Por qué no San Mar de todos los cielos?
Volvió con lo puesto / Y otra travesía
y otras Relaciones / y otra especiería
le urdieron candados, / le urdieron intrigas
porque de oro nada, que de especias minga:
y fue el Almirante de Manos Vacías.
Telar del Humo
La bruja vegetal del altiplano
es un arbusto escuálido,
ramita de los vientos de la puna,
falange descarnada, ademán solitario,
sombra fantasmagórica del llano.
Es la planta sagrada de la Andinia,
inmemorial y exacta.
Verde y de aroma verde, su hoja breve
es como el esqueleto de las sombras
sin sombra del paisaje.
Antiguamente, muy antiguamente,
en la celebración del Inti Rama,
los Amautas leían el futuro
en el humo sin tiempo ni distancia
de la vida que vuelve y luego pasa
dejando un rastro mineral de arena
de hoy para mañana.
Nace aquí, tan inerme como el día
y nunca será un valle.
La avasallan los cactus voluptuosos
con sus flores solares.
Como el ají, se fragua en el misterio
ese fuego sin fuego de su magia.
Alarido del diablo y la alegría,
cuando el Runa la masca
y la saliva amasa el acuyico
a un costado del alma
se le ve lo infinito al infinito
y la hojita de Coca, mansamente,
se te va por la sangre sangre adentro
hacia la hondura de la Salamanca.
Ella es el alma vegetal de Andinia.
Nadie puede matarla.
Telar del jugo verde
El acuyico ayuda a respirar,
ayuda a trabajar,
a rendir más
allá, en la noche hundida
y honda del socavón.
–Que tengan media hora
para hacer su acuyico
antes de entrar
a la tiniebla horizontal
o a la tiniebla vertical.
Media hora, no más.
Se los ve por las sombras.
Círculo de silencio
en la fogata muda,
en la fogata ciega
de la bolsa de coca.
No se los ve,
apenas se les ve el ademán.
De la hoja a la boca,
de la boca a la coca.
Una sombra redonda,
un rito circular.
Luego, bajan o entran,
y no se los ve más.
Así vive la muerte
en la Andinia minera.
Así muere la vida
su muerte mineral.
Son siglos con sus días,
fueron días de siglos.
Nadie, bajo estos soles
ha podido olvidar.
Telar de la Maldición
¿Cómo paga el impune?
Lirondo en su opulencia
desde sus rascacielos,
sus redes informáticas,
sus esbeltos satélites,
suma, resta, negocia,
envía un fax a Londres
un Quic a Wall Street.
Su vida es un estrépito
y, estrepitosamente,
cuando la noche vuelve
cae a su soledad.
No se ve entre las cosas
que jamás ha mirado.
No hay nadie que sea el otro,
no hay otros que lo vean,
filma a sus hijos,
cambia de mansión y de mujer.
El se mira a sí mismo
ensimismadamente
y cuando vuelve el día
ni siquiera se ve.
La red del narcotráfico,
que él financia allá lejos,
le ha dejado esa noche
un blanco polvo blanco,
una ausencia impalpable
para salir de él.
Bebe su trago fuerte,
absorbe el polvo puna
y la muerte, en la muerte,
se olvida de volver.
Radio
Armando Tejada Gómez en el homenaje de Latinocracia
Programa 3
Ciclo de catorce entregas, vida y obra
Animate a dejar atrás los fantasmas, por un momento, y visitá la obra de Tejada Gómez como una experiencia literaria. De inmediato advertirás que fue muy buena la elección de ese viaje. Una a una irán apareciendo mil joyas identitarias de nuestro pueblo. Ausencias que se vuelven a representar en nuestros hijos, en la referencia de los hombres y mujeres que combatieron por la libertad de nuestros territorios. En sus poemas, en sus canciones y novelas todos somos protagonistas. Todos tenemos algo que decir, de tan poco que nos han dejado hacerlo, a lo largo de siglos.
“1964 Se radica en Buenos Aires y se dedica íntegramente a su tarea artística. Monta su primer espectáculo, en el Teatro I.F.T., con Mercedes Sosa, Oscar Matus y Tito Francia. Edita su primer disco con sus poemas, SONOPOEMAS DEL HORIZONTE.
“1967 Publica TONADAS PARA USAR. Se edita su disco LOS OFICIOS DEL PEDRO CHANGA, con Los Trovadores. Funda una peña “Folklore ’67” (Talcahuano 360), presentando “Resurrección y Canto de la copla”, donde actúa junta con Los Nocheros de Anta, Marián Farías Gómez, César Isella, José Adolfo Gaillardou y Martha Serra. Allí se presentan también como invitados: Dino Saluzzi, Rodolfo Mederos, Cuarteto Zupay, Tito Segura y otros.
“1968 Publica PROFETA EN SU TIERRA, antología de sus primeros libros.
“1969 Primer Premio Ciudad de Buenos Aires, en el Primer Festival Ibero-Americano de la Canción y la Danza con CANCION DEL CENTAURO, música de Iván Cosentino.
“1971 Publica AMANECECER BAJO LOS PUENTES, donde relata su infancia como canillita y sus comienzos con la poesía.
“1972 Premio Festival de la Patagonia en Punta Arenas, Chile, por FUEGO EN ANIMANÁ, con música de César Isella. Gran Premio Sadaic, por su canción ELOGIO DEL VIENTO, con música de Gustavo “Cuchi” Leguizamón, Finalista Festival Agustín Lara de México”.
Radio
Armando Tejada Gómez en el homenaje de Latinocracia
Programa 3
Ciclo de catorce entregas, vida y obra
Invitado: Tonio Contreras
(Información tomada de su Biografía Oficial)