Más allá de los posicionamientos y del vasto y multifacético mundo de creencias, la humanidad ha vivido con esperanza el lanzamiento de la “encíclica ambiental” del Papa Francisco conocida bajo el nombre formal de Carta Encíclica Laudato si’ del Santo Padre Francisco, sobre el cuidado de la casa común.
¿Qué es una encíclica? Una carta solemne que el Papa dirige a todos los obispos y fieles católicos adoctrinando en cuestiones de fe o de costumbres. Por tanto se trata de un documento sumamente importante en el devenir de la conducción de una iglesia que, como la Católica, guía la fe de más de mil millones de almas en el orbe.
Al mismo tiempo Francisco, en su condición de Jefe de Estado del Vaticano, hace señalamientos que sus pares de las casi doscientas naciones del planeta no pueden pasar por alto. Ahí entonces es cuando el mensaje se multiplica y supera los límites del catolicismo, para que todos los hombres y mujeres tengamos otra referencia del camino que debemos transitar como sociedad global.
Cada Papa genera muy pocas encíclicas a lo largo de su reinado, dejando pistas acerca de los distintos posicionamientos de la iglesia en cada momento histórico. Lo hace para la grey pero también para el conjunto de habitantes de la Tierra. Es dable suponer que quienes no son católicos ni católicas, sabrán asimismo apreciar esta magnífica obra acerca del ambiente.
Esta encíclica nos plantea una mirada sobre una verdad crucial: los recursos naturales son finitos y no hemos sabido/querido protegerlos. Hago uso del plural a sabiendas de la alta responsabilidad que tienen en esto los Estados y las Corporaciones. Los primeros se involucran cuando los gobernantes de turno comprenden la magnitud del desastre ambiental a que hemos llevado el planeta. Las corporaciones sólo quieren facturar y solo puede detenerlas en su desmedido afán de lucro, los Estados cuyos gobernantes de turno… ¡comprenden la magnitud del desastre ambiental!
La problemática de “El agua de Mendoza” se encuentra inserta en un contexto en el que este documento católico hace aportes más que destacables y que, como ciudadanos de a pie, nunca dejaremos de agradecer y valorar.