Alberto Guerberof y una conciencia nacional latinoamericana
“América Latina concebida como la gran área colonial de Europa y Estados Unidos no solo padeció y padece todas las formas de la dependencia y la expoliación económica, sino que sus playas fueron terreno propicio para que recalaran en ellas las más variadas y exóticas doctrinas e ideologías. Estos modelos de importación fueron siempre otras formas de enajenación y colonialismo espiritual cuyos funestos efectos han tenido igual o mayor gravitación que los derivados de la directa opresión económica o de la sujeción a los intereses estratégicos de las grandes potencias.
“En América Latina las categorías de “democracia”, “socialismo”, “derechos humanos”, “izquierda” y “derecha”, cumplieron innumerables veces papeles opuestos a aquellos para los cuales fueron creados y desarrollados en sus países de origen en Europa. En nuestro medio obraron más bien oscureciendo o falseando la realidad específica sobre la cual se querían aplicar e impidiendo en los hechos la gestación y el despliegue de una verdadera ideología nacional latinoamericana afirmada en la propia tradición histórica, en la propia elaboración teórica y en la propia experiencia y confrontación con las vicisitudes de nuestros pueblos.
“Es así que tuvimos y tenemos en América Latina auténticas izquierdas coloniales, versión correlativa de las izquierdas europeas, como también democratismos formalistas de inspiración anglosajona.
“Como el iluminismo europeísta del siglo XIX, los “marxismos” eurocéntricos del siglo XX son un pesado lastre del que hay que liberarse para pensar y repensar con cabeza propia los problemas de nuestra revolución emancipadora, que tiene como uno de los requisitos para su éxito la más plena independencia ideológica. Independencia que no rechaza sino supone, en ese contexto y con esos fines, el empleo de todo instrumental analítico o teórico útil seleccionado de la vasta producción legada por los grandes pensadores y revolucionarios de occidente.
“Se estima de importancia central persistir en la elaboración de concepciones, abarcativas del pasado y del presente, de la economía, la historia y la cultura. En esa tarea es preciso profundizar la senda abierta por esos precursores en quienes es posible filiar una rica línea histórica de pensamiento y acción, opuesta a los trasplantes importados y volcada a la creación original.
“Esta tradición, basamento de una ideología nacional latinoamericana, se personifica , -entre otros- en Manuel Ugarte, José Vasconcelos, Víctor Raúl Haya de la Torre, José Carlos Mariátegui, Joaquín Edwards Bello, Rufino Blanco Fombona, Arturo Jauretche, Rodolfo Puiggrós, Alberto Methol Ferré y Jorge Abelardo Ramos.”
(Párrafo de texto perteneciente a “Izquierda Colonial y Socialismo Criollo”. Páginas 141 a 142. Varios autores. Este texto pertenece a Alberto Guerberof. Ediciones del Mar Dulce, Buenos Aires, 1985)
En este texto su autor Alberto Guerberof, un hombre que fuera militante, dirigente, historiador y escritor de la Izquierda Nacional hasta su muerte en 2008, a pesar de su condición de convencido socialista, hace incapié en lo que dio en llamarse la “cuestión nacional latinoamericana”. Es necesario comprender esta mirada para la construcción de la ansiada unidad de América Latina, nuestra Patria Grande. Sobresale el concepto de resolución necesaria de la emancipación cultural, sin la cual es imposible lograr una unidad política y por lo tanto socio-económica.
Porfía Guerberof en que debemos despojarnos de toda aquella influencia filosófica y por ende ideológica venidas desde los centros del poder hegemónico, las que dictan conductas a seguir a los pueblos que llamamos periféricos, subdesarrollados o del tercer mundo. Pero aclara, al pasar, que no debemos renegar del caudal de ideas desarrolladas, particularmente en Europa, sino que debemos adaptarlas a nuestros intereses. Darles forma propia para así crear una continua independencia ideológica.
Aunque no los nombre, son ejemplo de ello el nacimiento en nuestro subcontinente de movimientos de cuño nacional y popular como, por ejemplo, el peronismo: que no es facista aunque sea nacionalista y que no es socialista aunque tenga como concepto, una lucha permanente por la justicia social. Como el peronismo, muchos movimientos en América Latina fueron malinterpretados por élites intelectuales, pretendiendo arrastrar a las clases populares a confrontar con esos líderes o movimientos que no hacían más que beneficiarlas en el aspecto socio-económico. En verdad plantearon una lucha ideológica desigual, ya que ese antipopulismo cuenta con fuertes partidos políticos y medios de prensa sostenidos -y por lo tanto obedientes- por el poder económico extranjero. Protagonistas que muchas veces consiguen sus objetivos, como lo hemos visto recientemente.
Todo hace a la construcción de un poder mental y por lo tanto cultural que asuma la conciencia nacional latinoamericana. Allí también juegan un papel importantísimo las expresiones del arte y la cultura, como los proyectos educativos desarrollados. A estas las vemos muy seguido surgir como una fuerte necesidad cultural de la expresión del sentimiento nacional de nuestros pueblos, hechos que nos avisan que esa conciencia nacional latinoamericana se anuncia como posible, permanentemente. Estas expresiones culturales, tanto como las políticas de los latinoamericanos, asumen un carácter de resistencia a la imposición cultural, política y económica de los imperios hegemónicos. Aparecen como una forma embrionaria de esa conciencia que deberá quedar consolidada, para completar el legado de nuestros libertadores, que es lograr la emancipación definitiva construyendo la unidad política de los latinoamericanos.
Es bueno atender a los pensadores que recomienda leer el autor. Como simple ejemplo podemos citar a nuestro Arturo Jauretche, el que dedicó toda su escritura a la elaboración de una conciencia nacional y popular con libros como “La prosa de hacha y tiza”, “La colonización pedagógica” o “El medio pelo en la sociedad argentina”. Con una prosa amena y provocativa, influyó en su tiempo para la construcción de esa deseada conciencia. Otros autores quizá nos resulten desconocidos, pero es bueno buscarlos, leerlos y evaluar sus contenidos, los que indudablemente nos sorprenderán por su originalidad y criterio emancipador.
Alfredo Caferatta
Docente jubilado. Integrante de Carta Abierta. Militante social y político.


