Relatos desde el
Camino de Santiago
Los siguientes dieciocho relatos son copias casi textuales de los emails que envié a mis familiares y amigos cercanos durante los treinta y cuatro días que duró mi peregrinaje a Santiago de Compostela (1 de mayo al 4 de junio de 2009), un relato vivo y casi en tiempo real, que fui enviando desde albergues y locutorios.
Atesoro también las múltiples respuestas que recibí en esos días, y que alguna vez debería adjuntar a estos textos, para que se comprenda mejor la emoción y alegría de ese ida y vuelta intercontinental en el que compartí con los míos este viaje, uno de los más emocionantes de mi vida de viajero.
Estoy en Irún, frontera española con Francia. En minutos me cruzo y tomo un tren a Bayonne y de ahí otro a Saint Jean Pied de Port, donde comenzaré mañana al alba el Camino de Santiago.
De pronto se me han mezclado todas las sensaciones cuando veo que todo se va concretando. Amigos de Irún me contactaron esta mañana con la Asociación Amigos del Camino de Santiago, en esta ciudad. Un viejo entusiasta me recibió con gran alegría, me habló de la mochila, de la espiritualidad del peregrino y de los cuidados que he de tener. Charlamos un rato, me regaló una remera vasca con inscripciones jacobeas, sacó una concha de una cajita para que cuelgue en mi mochila, me dio unas palmaditas en la espalda y me dijo BUENO, YA ERES UN PEREGRINO… y de pronto sentí todo el peso de la historia, de mis nervios y de MI historia en mis hombros.
Ahora, tras almorzar un buen plato de callos, tengo un poco de ansiedad y una enorme alegría. Amigos irundarras me llevan luego a tomar el tren y ahí comenzará la acompañada soledad del jacobeo.
Estos días he pensado mucho en distancias y no distancias. En las distancias reales y las impuestas, en las que creamos y las que permitimos, y entre las DISTANCIAS APARENTES Y LAS REALES. Y los siento a todos tan cerca que realmente no se qué decir sobre el tema. Es extraño y hasta casi palpable.
Pienso también en la cantidad de cosas que he hecho en este mes, y en la cantidad de lugares en los que estuve. Un mes intenso que me llenó la cabeza de maravillas. Salidas, comidas, conciertos, paseos, charlas y muchas despedidas entre Buenos Aires, Mendoza, Roma, Nápoles, Madrid, Bilbao e Irún, y en mis amigos en todos esos sitios, todos lejos y todos tan cerca.
Tomé el tren TGV y me bajé en Bayonne, y ahí subí a un tren a Saint Jean que estaba LLENO, LLENÍSIMO de peregrinos, todos con la misma cara de miedo y extrañeza, pero todos como uniformados, con las vieiras en la mochila, zapatos de trekking y mirada atenta a todo y a todos, entre gracioso y patético.
Saint Jean es un pueblito hermoso, y conseguí que una señora me alojara por monedas en su casa que queda en la citadelle (la parte amurallada), que es preciosa. Todo seria magnifico, si no fuera por la lluvia, que me acompaña DESDE EL PRIMER DÍA DE MI VIAJE.
Saint Jean Pied de Port, 30 de mayo
Ramiro Albino
Músico, periodista y especialista en comunicación visual. Desarrolla una extensa labor de estudio y difusión de la música preclásica, con especial interés en el repertorio colonial americano, a través de su actividad artística y pedagógica que lo ha llevado por toda la Argentina y numerosos países de Europa y América. De manera paralela se dedica a la docencia y a la investigación, y colabora con importantes medios de Buenos Aires. En Instagram y Twitter: @ramiroalbino