23 de noviembre de 2024
05:23hs.
Todos tendríamos que saberlo… o, mejor dicho: está en nuestro ADN, más allá que muchas veces el sistema nos adormezca también esos perfiles.
Sabemos sembrar, cosechar, podar, regar… Esa información está bajo nuestra piel, viene con nosotros desde el primer hombre y la primera mujer, todos poseemos esos conocimientos. En situaciones como esta, cuando buscamos algo “nuevo” para volver a encontrarle sentido a la vida, otras respuestas para esta existencia que se complica pandemia mediante, algunos elegimos “volver a la tierra” como solía proponer mi gran amigo Juan Draghi Lucero.
Allí nos espera el contexto en que nos desarrollamos, la naturaleza. Cebollas y ajos, lechugas, espinacas y acelgas, brócolis, habas, choclos, zapallitos, tomates. Nos esperan para jugar a la ronda de la vida, para hacernos crecer más fuertes y sanos, para maravillarnos las papilas gustativas y darle lozanía a nuestra piel.
Mi cuarentena decidí que sirviera para reciclarme. Por primera vez llevé adelante una huerta -mi huerta-, en una parte de la terraza de mi casa. Como me ves en las fotos, bien caserito, te muestro el origen de riquísimas (y sanas) ensaladas que me auto proveo.
Ahora, si te animás y también arrancás con el pan elaborado en tu casa, ya vas dándole forma a algo nuevo. Aunque sean hechos externos, realizarlos, llevarlos adelante ya te cambiaron para siempre. Sirven terapéuticamente. Estás mejor si te ocupás de vos, de elaborar tus propios alimentos, para ser feliz y vivir en un contexto más sano (lejos de mejoradores, agrotóxicos y otros agentes dañinos con los que el sistema fabrica mucho de lo que compramos en supermercados, ferias y panaderías en cadena).
Aquí está, esta es: mi huerta. Quiero que la conozcas porque tengo el deseo que te despierte a vos también la decisión de reencontrarnos con la Madre Tierra. Ah ¿vos ya tenés una huerta en tu casa? Entonces, mandame tus fotos para darla a conocer. Para que, juntos, celebremos la vida.
Marcelo Sapunar
2 de setiembre de 2020
Gracias a dos entrañables personas: M y M -que cultivan el perfil bajo-, por hacer las fotografías.
