Renta Básica Universal e Incondicional
Es un ingreso mensual y permanente, pagado por el Estado a cada residente del país, sin tomar en consideración si es rico o pobre, si trabaja o no trabaja, si es jubilade, pensionade, si es niñe, joven o adulte. Es universal, para todes; es incondicional, no se pide nada a cambio; es un Derecho Humano, por el sólo hecho de existir, es un derecho de ciudadanía, es individual, personal y debe ser suficiente como para que cubra las necesidades básicas.
En la Declaración Universal de los Derechos Humanos (París 1948) en su artículo 25 se declaró que toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado, que le asegure a ella y a su familia salud, bienestar, educación, alimentación, vestido, vivienda, asistencia médica y servicios sociales necesarios. Creo que es obvio decir que muy poco de eso se cumplió y hay una deuda histórica con varios cientos de millones de habitantes de este planeta. Si lo anterior nos convoca a actuar, a intentar generar ideas y políticas de inclusión global, la Agenda 2030 de la ONU nos vuelve a interpelar: es que allí se enuncia que hacia 2030 hay que ponerle fin a la pobreza en todas sus dimensiones, que todas las mujeres y hombres y niñes tengan los mismos derechos a los recursos económicos, servicios básicos, propiedad, tierra, recursos naturales, tecnología y financiamiento productivo. ¿Estaremos cerca de este objetivo? Naturalmente no, desgraciadamente no, es más, estamos muy lejos de cumplir estos objetivos globales.
Creo firmemente que la Renta Básica Universal e Incondicional, debe ser suficiente y permanente. Se trata de la mejor herramienta para que en lo mediato cientos de millones de personas en todo el mundo salgan de la situación de pobreza extrema y de total precariedad.
Creo que todes somos merecedores de derechos. Creo que las sociedades organizadas de todo el planeta debemos pasar de la postura de sociedades sumisas y suplicantes de derechos, a una postura de ser libres e iguales. Iguales derechos, idénticas oportunidades. Ser libres radica en estar exentos de pedir permiso a otro para sobrevivir.
La Renta Básica Universal e Incondicional (RBUI) garantizaría paz social, daría seguridad de existencia, nos independizaría de la caridad pública o privada. La libertad dignifica, la autonomía dignifica. La RBUI rompería las relaciones de dominación doméstica y de sexos, la opresión masculina, el patriarcado. Nos daría un piso económico de arranque que serviría para salir muy rápidamente de la extrema pobreza. Se democratizan los hogares, cada uno tendría su ingreso asegurado todos los meses.
Al haber un ingreso mensual asegurado se rechazarían los trabajos precarios, se generaría espacio para el estudio, la capacitación, la cultura, el esparcimiento, el trabajo personal físico, espiritual; la militancia social y política. Se combatiría al horrible slogan: mejor un mal trabajo que no tener ninguno. Sería una excelente oportunidad para combatir y desterrar las condiciones laborales alienantes. El trabajo por sí sólo no dignifica, la libertad de decidir dignifica.
La RBUI serviría para retribuir aquellos trabajos que son pilares para el desarrollo de una sociedad, me refiero al trabajo en casa, los voluntariados, el cuidado de personas, el arte no remunerado.
Hoy los colectivos más discriminados y postergados son: les niñes, las mujeres, les jóvenes, les adultes mayores de 45 años, les jubilades y, dentro de estos colectivos el colectivo LGBYT es de los más postergades y discriminades.
El porqué de incluir en el programa de RBUI a les trabajadores, a les jubilades, niñes y ricos. Porque ser trabajador hoy no garantiza en absoluto estar por encima de la línea de pobreza. Por cierto también hay millones de trabajadores pobres en todo el mundo: les jubilades y pensionades reciben en casi todos los rincones del planeta, salvo mínimas excepciones, ingresos mensuales de pobreza. Les niñes recibirían un monto mensual, que sería administrado por sus madres y que garantizaría una sana alimentacíón, acceso a salud, educación, recreación, arte, cultura y deporte. Los ricos recibirían un monto mensual que les serviría de crédito fiscal en su declaración jurada anual. Éstos aspectos le dan a la RBUI un carácter democrático, plural, diverso, democrático, igualitario. Todes les habitantes de cada estado/nación recibirían mensualmente un mismo monto de dinero.
Las ventajas de la implementación de la RBUI superan ampliamente a los supuestos inconvenientes o límites. Su otorgamiento sería un trámite simplificado, con muy poca burocracia en su ejecución y control, reforzaría el movimiento económico de todos los estados, generaría más equidad en la distribución de la riqueza, supondría mayor demanda de bienes y servicios, mayor recaudación de impuestos. Obviamente mayor desarrollo humano, bienestar social y sociedades más justas.
Ahora hablaremos un poco de cómo se podría financiar la RBUI. Lo ideal sería la implementación global, en todos los países del mundo en forma simultánea. ¿Cómo hacerlo? Se debería crear un impuesto global de Renta Básica, el dinero provendría de un impuesto a las transacciones financieras que luego se repartiría entre los 194 países. Se tomaría como base $ 0,40 centavos de dólar por cada $ 100 dólares de transacción. En el caso de que ese fondo fuese insuficiente en algunos países para cubrir al menos un sueldo mínimo a cada ciudadano en forma mensual, se debería trabajar en cada país en paralelo en una reforma impositiva progresiva para que paguen más impuestos los que más tienen. También es dable plantear el mejoramiento de las políticas anti fraude y evasión fiscal, impuestos a la riqueza patrimonial, impuesto al comercio electrónico, impuesto a los robots, impuestos especiales a las industrias contaminantes, impuesto a las multinacionales con domicilio fiscal en el exterior. Si aún así los fondos no alcanzaran para pagar una RBUISYP a cada habitante de esos estados, se deberán implementar políticas de emisión monetaria hasta completar los fondos suficientes.
¿Es posible su implementación mundial y local? Claro que sí, en realidad las trabas son más ideológicas y políticas que financieras. Dinero es lo que hoy sobra en el mundo. Sólo se trata de decisiones políticas progresistas y humanitarias que pongan al dinero como herramienta de cambio social y de mejoramiento integral de las condiciones humanas de vida. Se trataría entonces de llevar adelante políticas fiscales y monetarias concentradas en garantizar que el gasto doméstico sea suficiente para lograr altos niveles de consumo, empleo e inclusión social.
Para finalizar voy a compartir algunos datos de encuestas realizadas en 24 estados de la Comunidad Europea. El 86,2 % de los encuestados ocupados seguirían trabajando aún recibiendo la RBUI, el 84 % de los encuestados desocupados seguirían buscando trabajo, sólo el 3 % de los encuestados dejaría de trabajar. De hecho, el 68 % de los europeos apoyan la implementación de la RBUI.
El mito del fomento del fomento la vagancia queda desterrado. Otro mito, el de la generación de inflación por exceso de circulante queda también desterrado por la Teoría Monetaria Moderna que considera que el excedente de dinero abarata los créditos productivos, aumenta la velocidad de circulación del dinero, aumenta el consumo, genera más producción y empleo: se genera un círculo virtuoso, un mercado interno pujante.
Una cuestión importante a atender es la orientación del consumo y la producción. Si el excedente monetario se utiliza en seguir consumiendo vehículos a nafta y gasoil y bienes de consumo que llevan un alto porcentaje de componentes derivados de combustibles fósiles o de mega minería -altamente contaminantes-, si seguimos alimentándonos con productos transgénico, no estaríamos contribuyendo a un cambio de las políticas energéticas ni a un cambio de las políticas sobre ecología y protección del medioambiente y la salud.
Si seguimos consumiendo bienes más baratos producto del trabajo esclavo y la precariedad laboral, no contribuiremos a un avance en políticas de mejoramiento de las condiciones laborales. Creo que en paralelo se deberían implementar políticas de reconversión industrial y laboral, de orientación y fomento de consumo ecológico.
Considero entonces por todo los antes dicho, que una pronta implementación de la Renta Básica Universal e Incondicional, sería el camino más corto y efectivo para ponerle fin a la pobreza extrema.
Daniel Musso
Miembro de la Red Humanista por la Renta Básica Universal