Todos aquellos que reciben suculentos sobres -por debajo de la mesa- de las megamineras (integrantes de los tres poderes del estado, periodistas, dirigentes políticos y sociales, entre otros), suelen hablar acerca de la licencia social como un modo de considerar la “opinión” de la población acerca de estos negocios extractivistas y contaminantes.
Con caritas de capellán de parroquia de barrio, no les tiembla ni un músculo aduciendo que hay que ver si se cuenta con “licencia social” en tal o cual región o departamento de Mendoza. Es que luego del espaldarazo anti envenenador que fue el rutilante grito de más de cien mil mendocinos movilizados en diciembre de 2019 a favor del agua pura, ahora sólo se refieren a nuestra provincia por sectores y apuntan a Malargüe como territorio sacrificable.
Tal cual el término, que nos retrotrae al audio aquel que nos entremeció, en el que una mujer abrió una ventana de par en par a las verdaderas razones, a los verdaderos motivos, de lo que deseaban -desean aún, tristemente- llevar a cabo en Mendoza.
En nuestra querida provincia quieren hacer megaminería -y ya hacen fracking- sabiendo con total conciencia que no piensan invertir un peso en los sistemas de tratamiento de los residuos contaminantes -en un caso- y en el otro, contaminando los diversos acuíferos -el agua dulce- por siempre. No es motivo de esta nota referirnos a una provincia que lleva más de diez años de emergencia hídrica, al mismo tiempo que el fracking que están realizando consume volúmenes enormes del líquido elemento. Contrariamente tuvimos que escuchar las declaraciones engañosas y confusas de Sergio Marinelli, Superintendente del Departemento General de Irrigación,
La licencia social sería algo así como el apoyo de la población a esta intentona de grandes intereses trasnacionales que vienen a despojarnos de nuestros minerales, casi sin tributar al Estado del que todos formamos parte. Tampoco se encargarían de la remediación de los pasivos ambientales (los desechos de las extracciones mezclados con las sustancias contaminantes).
Sin ser especialistas en nada, los ciudadanos de a pie perfectamente podemos advertir que con un sistema profundamente monopolico de medios masivos de comunicación -quizás como nunca en nuestra historia- y señalando como un dato objetivo que esos medios tienen negocios en común con los empresarios contaminadores, cuando no son exactamente lo mismo, es imposible pensar que tooodos los mendocinos han recibido información acerca de la megaminería contaminante y el fracking, tanto a favor como en contra, en cantidades similares.
Muy por el contrario: es alevoso ver como lejos de informar a nuestro pueblo acerca de todas las opiniones y consideraciones científicas, se trata de generar “licencia social” como quien mete gato por liebre. No sólo que no dan a conocer ni un ápice de la contaminación que ya están realizando, sino que agregan que los emprendimientos megamineros traerían trabajo para todos e incrementarían el intercambio de bienes y servicios en torno a ellas.
Al menos podrían llevar adelante un debate verdaderamente abierto y participativo, a la luz del día y con plazos y fechas que permitieran que, si se tomara una decisión fuera con el acuerdo de todo el pueblo. No lo hacen porque ellos mismos son los primeros conscientes que les importa nada la salud de los mendocinos y cuidar la belleza de nuestra tierra. En este desierto existe la vida por el esfuerzo de generaciones y generaciones y el sistema de riego que crearon sus habitantes originarios y al que todos seguimos rindiendo pleitesia.
A esta altura de los hechos se evidencia aquello de “territorio sacrificable”. Apuntan a que ello ocurra con todos los que vivimos aquí, quienes seremos igualmente sacrificables: moriremos juntos con esta tierra bendita que habitamos, si no detienen el fracking y si avanzan en la intentona de eliminar la 7722 (por ahora lo están logrando vía la derogación de la Resolución 778 del Departamento General de Irrigación).
Por último nunca olvidemos que el malcrismo gobierna nuestra provincia y avanza con sus políticas profundamente antipopulares y antinacionales. A como dé lugar, en medio del distanciamiento social al que no empujó la salida apresurada de la cuarentena (producto de la pandemia del Covid 19), tratará de hacer del mismo modo que con la pretendida Ley de Educación Provincial. Si el pueblo no está movilizado ni es tarea fácil convocarlo a la calle por las medidas de cuidado por todos conocidas, avanzan sin piedad ni respeto elemental por debates y consensos.
Estamos en manos de una banda que, luego de haber endeudado a la provincia vía gestión Cornejo (que tomó mas deuda que -sumados- los tres gobiernos que lo precedieron) ahora quiere hacer otro negocio a expensas de nuestros hermanos mendocinos.
Dios nos libre.
Marcelo Sapunar
Domingo 27 de setiembre de 2020