“Inició sus días como fonda en una esquina disputada entre los barrios de San Cristóbal y Balvanera. Quince años más tarde, con la llegada de los hermanos Cao, se convirtió en el almacén con despacho de bebidas “La Armonía”: los fiambres frescos, productos al peso y artículos para el hogar reunieron una clientela fiel que con el tiempo construyó una relación de amistad con la familia. Las visitas de los artistas León Ferrari y Roberto Del Villano, los fileteados del letrista y dibujante Guillermo Pérez Bravo, las ficciones literarias del escritor Edgardo Lois, las crónicas del historiador urbano Horacio Spinetto y del museólogo Diego Ruiz y los encuentros de la Presidenta de la Academia Porteña del Lunfardo Otilia Da Veiga son algunas de las huellas que mantienen vivo el espíritu de los hermanos Cao”.
Hasta ahí una parte del relato oficial acerca de uno de los Bares Notables de la Ciudad de Buenos Aires. Una siesta de verano me fui a conocerlo, transitando el colectivo pertinente que me dejó ahi porque yo venía desde el pleno centro. Ingresé a una suerte de máquina del tiempo, me sumergí, disfrute la lectura de los diarios sentado a una de sus mesas.
Claro, siempre me pasa igual: todas estas son excusas para sumarme al menos por unas horas al rito que plantea ese bar -este, el hermoso Bar de Cao-. Ese es el viaje que arranca tan solo con la idea de visitar alguno de todos estos templos de la amistad, los negocios, el barrio… el mejor de todos los homanajes que pueda hacerse al tiempo perdido. ¿Otro café?