En recuerdo del Negro Fontanarrosa
Filosofía de lo popular
Era un placer abrir el último libro que, recién publicado, aún tenía olor a tinta. Volvía de la librería como quien atesora el mejor de los tesoros. Las manos acariciaban desde el dibujo principal de la tapa hasta el sencillo y entrador logo de Ediciones de la Flor, que conducía el gran editor de los popular Daniel Divinsky.
Lo que seguía era abalanzarse a ver de qué trataba el primer cuento o cómo iba metiéndonos en esta novela porque, en todo lo que tenía que ver con su trabajo profesional, siempre me sentí respetado y apreciado por este gran orfebre de las palabras, por este enorme artista.
Muchas veces me sorprendí con una carcajada estruendosa, generada por alguno de sus lúdicos delirios, y quizás eran las tres de la mañana. Todos dormían en casa pero yo debía hacer un gran esfuerzo para llevar más despacio ese disfrute que sabía iba a terminarse, tarde o temprano. Luego, a comprar el libro siguiente.
“Fue expositor en el III Congreso de la Lengua Española que se desarrolló en Rosario (Argentina), el 20 de noviembre de 2004. En el mismo dio la inolvidable charla titulada «Sobre las malas palabras».
“En 2003 se le diagnosticó esclerosis lateral amiotrófica, por lo que desde 2006 utilizó frecuentemente una silla de ruedas. El 18 de enero de 2007 anunció que dejaría de dibujar sus historietas, debido a que había perdido el completo control de su mano derecha a causa de la enfermedad. Sin embargo aclaró que continuaría escribiendo guiones para sus personajes. Desde entonces, Crist se encargó de ilustrar sus chistes sueltos, mientras que Oscar Salas hacía lo mismo con sus historietas de Inodoro Pereyra.
“Falleció el 19 de julio de 2007, a la edad de 62 años, víctima de un paro cardiorrespiratorio una hora después de ingresar en un hospital con un cuadro de insuficiencia respiratoria aguda.
“Su entierro al día siguiente de su muerte fue acompañado por cientos de ciudadanos comunes, escritores, actores y autoridades de la política nacional. La marcha hizo una parada por espacio de unos minutos en cercanías al Estadio Gigante de Arroyito (estadio de Rosario Central; club del cual Fontanarrosa era un reconocido hincha), y luego continuó hacia el norte, hacia el cementerio Parque de la Eternidad en la vecina localidad de Granadero Baigorria, donde fue enterrado”.
(Entre comillas, retazos biográficos de distintos autores)