En éstos últimos días se ha confirmado que en el mes de diciembre el Gobierno Nacional dejará de abonar el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia). Esta noticia se da en paralelo al arribo al país de la delegación del FMI que nos visitará durante dos semanas, en el comienzo de la renegociación de la deuda contraída por $44.000 millones de dólares por el anterior gobierno de Mauricio Macri.
Según se supo en estos días, el Gobierno de Alberto Fernández intentará llegar a un acuerdo de facilidades extendidas que consistiría en unos 4 años y medio de gracia y 10 años de plazo para pagar la deuda. No se descarta que si se llega al acuerdo, el FMI le otorgue al país una parte o el total de los $11.000 millones de dólares que restan del acuerdo original de $55.000 millones de dólares firmado por Macri y Compañía S.A.
Ahora bien, ya sabemos que este tipo de programas de facilidades extendidas del FMI son los más flexibles en plazos, pero los más duros en exigencias. Exigen reformas estructurales profundas y duraderas, metas fiscales, controles y monitoreos permanentes. Los argentinos ya tenemos sobrada experiencia acerca de estos programas, desde los ochenta y hasta la fecha, salvo durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández.
Todos los gobiernos y el Pueblo argentino han sufrido las consecuencias de los salvajes programas de ajuste y de asfixia del FMI. En los últimos años Pakistán, Angola, Etiopía, Georgia, Costa de Marfil, Jordania, Mongolia y Túnez han celebrado acuerdos de este tipo y la población no ha salido de la pobreza y la miseria. Quizás en algunos meses nos sumemos al club de los ajustados por el FMI.
Volviendo al tema IFE, es claro que el punto final se debe a las exigencias fiscales del FMI, es lamentable que el Gobierno Nacional acceda a las exigencias y es doblemente lamentable ya que días atrás su Jefe de Gabinete Cafiero decía que “no hay espacios para el ajuste en la negociación con el FMI”. Además de lo antes dicho el Presidente Alberto Fernández hace 11 meses atrás dijo que rechazaba los $11.000 millones de dólares restantes del acuerdo, que no había lugar para más deuda, que se iba a revisar a fondo el acuerdo firmado entre Macri y el Fondo, que fue celebrado en forma express y violentando los propios estatutos del FMI. En definitiva no se revisó nada y la realidad nos dice día a día que vamos camino a un nuevo plan de ajuste elaborado por el FMI.
El IFE significa al día de hoy una ayuda social que llega a casi 9 millones de argentinos que cayeron en una situación de desamparo total a raíz de la pandemia Macri agudizada luego por la pandemia Covid 19. Resulta por lo menos inhumano comenzar recortando por los más desprotegidos. Me parece que en toda negociación se puede llegar a algunos acuerdos y plazos, como por ejemplo negociar la extensión del IFE y del programa ATP y de Salarios Complementario hasta el fin de la pandemia. Este último programa por ahora tiene fecha de finalización el 31 de diciembre de 2020.
Es muy triste y lamentable volver a caer en las garras de estos buitres. Tengo clarísimo que el FMI volvió a Argentina con Macri. Tengo clarísimo que hay que negociar con este organismo y llegar a un acuerdo. Pero no podemos iniciar las negociaciones tan arrinconados contra las cuerdas, tan cacheteados. No me banco la postura de “Se hace lo que se puede”, “están muy condicionados”, “no se puede con el poder de estos tipos” o cosas similares. Son pensamientos colonizados, son posturas derrotistas, entreguistas. Fernández habló siempre de que lo único que iba a estar sobre la mesa para negociar eran los plazos, que el FMI había reconocido que en las circunstancias que dejaba Macri el país era imposible pagarle en los plazos originales.
Después de esas charlas iniciales de Fernández con el FMI vino la pandemia. Una excelente oportunidad dentro de la terrible crisis, para defender la postura de definir sólo plazos y que las políticas serían soberanas. Dónde quedaron esas frases de campaña: que cualquier arreglo era con la gente adentro; que cualquier tipo de ajuste no entraba en la negociación; que las políticas las iba a implementar en forma soberana su gobierno. A esta altura creo, con total objetividad, que el arreglo será con ajuste fiscal, con el control total de las cuentas públicas por parte del FMI, que el ajuste no vendrá sólo a la ayuda social. Habrá injerencia en la política previsional, en la coparticipación federal, etc.
Ajustar a los más débiles y desprotegidos, resulta además de inhumano, poco creativo, es más fácil atacar a los más débiles, le decía, palabras más, palabras menos Néstor Kirchner a Patricia Bullrich allá por los 2000, cuando a dúo con López Murphy ajustaban a docentes y jubilados.
Iluso yo, pensaba esta semana en escribir acerca de una tarjeta sosial, una tarjeta emitida por ANSES, similar al formato de Mercado Pago, con cargas mensuales de $18.900 iniciales, equivalentes al salario mínimo vital y móvil. Pensaba que serviría de reemplazo al IFE, que sirviera para pagar en centros de pago como Rapipago o Pagofacil el agua, la luz, gas, teléfono, internet; la SUBE los impuestos provinciales, municipales, el monotributo. Además que sirviese para comprar en supermercados, comercios de barrio, mayoristas, ferias, comercios en general, cargar combustible, etc.
Creo que con esta herramienta se evitaban las largas colas de cobro, el efectivo circulando para evitar presión sobre el dólar, se podría utilizar el plástico o el celular, se duplicaría el poder de consumo en el mercado interno. A esta altura me parce una idea súper heterodoxa para un gobierno ortodoxo.
El fin del IFE significa además de la pérdida casi total de ingresos para millones de personas y la desprotección social, la pérdida de casi $90.000 millones de pesos mensuales en el mercado interno y en diciembre, mes conflictivo si los hay. Se perdieron 3,75 millones de puestos de trabajo en la pandemia, la desocupación hoy está casi en el 15%. ¿En qué están pensando? ¿En una corrección milagrosa del mercado? ¿En una recuperación por derrame excepcional? ¿No pensaron en algún momento que puede aumentar la conflictividad social por estas medidas de ajuste?
La moneda ha sido arrojada al aire una vez más, el tiempo nos dirá de qué lado cae.
Daniel Musso
Miembro de la Red Humanista por la Renta Básica Universal


