En recuerdo del Negro Fontanarrosa
Filosofía de lo popular
Es como juntarte con amigos. ¿Viste que tenés ganas de verlos porque sí, muchas veces? Estás con ellos, te sentís en un contexto de protección. Sabés que ahí te cuidan y te quieren. Ocurrirá el momento del mate compartido -bueno, dejame que delire con lo que hacíamos antes del advenimiento de la pandemia- y esperamos que ocurra.
Sabés que luego sobrevendrán cerveza o vino. Pero en todos los casos, cosas ricas, cosas lindas. Excusas para estar juntos y compartir. Comenzará el damero de anécdotas, es lo que seguirá sí o sí. Las historias sencillas y divertidas que supimos vivir juntos. Pero los momentos tristes también dejan huella en las amistades.
Lo mismo siento cuando evoco mis sensaciones frente a cada uno de los nuevos libros de Fontanarrosa. Me enteraba que eran editados y comenzaba a preguntar por ellos. Los de cuentos, sus novelas, los que renían chistes de un solo cuadrito, ordenados de forma temática. Fontanarrosa, te tengo en un lugar del corazón.
“(Rosario, 1944 – 2007) Humorista gráfico y escritor argentino. Conocido como Roberto “El Negro” Fontanarrosa, fue uno de los referentes del dibujo humorístico en su país, cuna de grandes creadores como Oski (Oscar Conti) y Quino (Joaquín Salvador Lavado), y uno de los más seguidos por los lectores de las publicaciones en las que aparecían sus chistes e historietas.
“A menudo se afirma que a partir de 1973, cuando Fontanarrosa empezó a publicar su viñeta diaria en el diario Clarín, la gente empezó a leer el diario por detrás. Antes, Fontanarrosa había formado parte del plantel de humoristas de una extraordinaria revista llamada Hortensia que hizo a desternillar a medio país con su humor cordobés, un humor fresco que en nada se parecía a un chiste de argentinos (es decir, de porteños).
“Desde entonces Fontanarrosa no paró de trabajar. Entre su enorme producción de humorista gráfico hay dos personajes que forman parte de la vida argentina: Inodoro Pereyra, el renegau (un gaucho que se rebela a todo, secundado por su perrito Mendieta) y el mercenario Boogie el aceitoso, en sus inicios una parodia del James Bond de Ian Fleming, pero que es más bien un demente Harry el Sucio (el policía fascistoide que encarnó Clint Eastwood)”.
(Entre comillas, retazos biográficos de distintos autores)