La poesía todo lo puede. Se escribe siempre en el mismo borde de las vidas, en la cornisa de la existencia humana, en el hilo tendido entre aquellos rascacielos de la ciudad más alta del mundo. ES esos hilos, funje de cornisa, es otra forma de decir la palabra borde.
Habilitada por el corazón humano, zafa de cualquier predestinación. No respeta las reglas del “buen decir” aunque dice bien, como ninguna otra forma de la comunicación. Es que surge de los sentidos pliegos de la trascendencia de toda la existencia del hombre y la mujer, y va como una flecha a su destino.
Tu mente y tu corazón son su regodeo. Ella sabe cómo ingresar a los espacios mas recónditos del sentir de este ser vulnerable y ansioso, de esta criatura sencilla y finita, de estas personas que somos en la espesura de la llanura. Allí se divierte haciéndole cosquillas a nuestras más sagradas convicciones y poniendo en duda todo.
Amar
Desato mis brazos del mástil de la frágil barca.
La libertad engañosa se amarró al peligro
y me atrae sin remedio con su fatuo canto de sirena.
Corazón que me salva o me pierde.
En breve cesa el canto, la red está vacía y me borro
en el desencanto cerrado y estéril.
Flota mi cuerpo aterido y cubierto de algas.
Corazón que me pierde.
Amo, es un verbo presente, irreversible e involuntario
que me llama por mi nombre y luego me ahoga.
Columnista invitada
Liana Castaño
Maestra, integrante del taller de poesía “Más allá de las palabras”, publicó en las antologías: “Fuego en las manos”; “Mujeres de palabra”, “Luz de luna” (IV Concurso Internacional de Poesía, España). Su más reciente publicación “Más allá de los poemas”, poemario colectivo del Grupo de Poesía “Más allá de las palabras” que coordina Diana Starkman, será presentado en la Feria del Libro de Mendoza 2020
Fotos: Adriana Martinetti y Brisa Kovac