Siempre hay tiempo para tomar un café, la primera de las excusas para ingresar a un bar bello. Completaremos todos y cada uno de los pasos de este rito tan deseado: elegir la mejor mesa disponible, estudiar la carta antes de solicitarlo con crema, doble y con tres mediaslunas.
Luego procede alargar la vista para disfrutar cada detalle de esta suerte de escenario en el que transcurren muchas historias diarias, desde hace años. Es casi como pedirle permiso para atisbar su mundo, que sólo puede concebirse si tenemos en cuenta la necesidad humana de intercambio y compañía.
Todo ocurrirá de forma inesperada a pesar de lo rutinaria que pueda ser esta puesta en escena. Formamos parte de ella en forma consciente. Conocemos su cadencia, los movimientos de ingreso y egreso de otros parroquianos. Nos damos a la lectura de los diarios o a escribir algunas glosas, mientras la pasamos bien.
“Café y restaurante del barrio xeneize, enraizado en la zona desde 1880, ocupa la planta baja de un edificio de dos pisos en la esquina de Aristóbulo del Valle y Hernandarias. Antes allí estuvo la recordada fonda Estrella del Sud, concurrida por trabajadores portuarios y obreros provenientes de Casa Amarilla. Se cuenta que al poco tiempo de inaugurado, el ex presidente Domingo Faustino Sarmiento pasó varias veces por el local, porque muy cerca de allí solía visitar a una de sus últimas novias.
“En 1939, el inmigrante español Manuel López y su esposa Teresa Vicenta Novaro se instalaron en La Boca y se hicieron cargo del comercio. Comenzó a funcionar como almacén con despacho de bebidas. Fue rebautizado Don Lorenzo, local que junto a doña Vicenta pasaron a formar parte de la vida cotidiana del barrio.
“Por estos años era habitué del café Segundo David Peralta, más conocido como “Mate Cocido”, “el bandido de los pobres”. El famoso “Charro” Moreno fue otro de sus clientes. Los hermanos Prieto, y Jorge Villarino, “el rey de la fuga”; allá por los 50, también solían frecuentar sus mesas hasta la madrugada.
“En 1976, Daniel Lorenzo López Novaro, “Dany”, hijo de Manuel y Teresa, tomó las riendas del café. A partir de entonces se llamó El Estaño 1880. Un magnífico estaño de 3,50 metros, tal vez el único de esas dimensiones que queda en Buenos Aires, preside el salón, alrededor del cual gira una bella ambientación original.
“En su salón se filmaron escenas de algunas películas, entre ellas: Evita. Quien quiere oír que oiga de Eduardo Mignona, con Flavia Palmiero; Eva Perón de Juan Carlos Desanzo, protagonizada por Esther Goris y Víctor Laplace, y El sueño de los héroes, de Sergio Renán, además de numerosas publicidades y de tomas para la serie televisiva Pepe Carvalho.
“El 21 de mayo de 2009, la Sra. Alejandra Lorenzo se hizo cargo del local, realizando un magnífico trabajo de puesta en valor de todas las instalaciones. El gran Benito Quinquela Martín, el pintor Eduardo Alonso Casellas (1917-2005), el escritor Rubén Rodríguez Ponziolo y el poeta Héctor Miguel Ángeli (1930), autor de Voces del primer reloj, se destacan entre los vecinos que lo frecuentaron. El gran Beto Márcico (figura en Ferro, Toulouse y Boca), los escultores Leo Vinci y Marina Dogliotti, el actor Alberto de Mendoza, recordado protagonista de la película El Jefe (1958) de Fernando Ayala y del éxito televisivo El Rafa (1980); el escritor Martín Caparrós, y alguna que otra vez el genial Astor Piazzolla, también adhirieron a la camaradería de El Estaño, como lo siguen haciendo Martín Palermo, máximo goleador histórico de Boca Juniors, y su familia.
“Al traspasar su umbral se accede al local de muros pintados en colores terrosos. La ambientación es muy original, las paredes están cubiertas de madera trabajada, en la que se destaca un gran mural. Detrás, en la parte donde funcionó el almacén, hay también objetos antiguos como las heladeras o una fiambrera alemana, que se intentan preservar de la mejor manera mediante su restauración.
“Detrás de la original barra de estaño el almacén cerrado guarda las antiguas estanterías de madera y los grandes cajones en los que se colocaban los productos alimenticios. Las vitrinas todavía conservan antiguas botellas, platos, porcelanas y algunos objetos de plata.
“Su interior ha aparecido en gran cantidad de largometrajes argentinos como Evita, quien quiera oír que oiga, La Fuga, Eva Perón y El amor y el espanto. La especialidad de la casa son los straccinatti al fruto di mare.
“El almacén abrió sus puertas en 1890 en el barrio de la Boca, por ese entonces se llamaba Estrella del Sud. Casi 50 años después, en 1939, pasaría a las manos del matrimonio conformado por Teresita Vicenta y Manuel Lorenzo. Recibió su nombre actual en 1976, cuando el hijo de la pareja española fundadora tomó las riendas del lugar. El nombre fue elegido por la antigüedad de la edificación y además por la barra de estaño, que se presume es la única con semejantes dimensiones en Buenos Aires.1
“Además, El Estaño 1880 organiza el “mate cocido literario” para que los chicos de las escuelas del barrio aprendan historia. Hay diversas actividades culturales: concursos de pintura y fotografía, jornadas literarias, concursos de poesías, etc. Esta misión lo convierte en refugio de los artistas y bohemios de la Boca y vecindades.
“En 2004 el bar fue catalogado como “Bar Notable” por la Comisión de Protección y Promoción de los Cafés, Bares, Billares y Confiterías Notables de la Ciudad de Buenos Aires. También es una de las paradas del Bus Turístico de Buenos Aires”.