La situación es de alta gravedad. Incluso, con una política pública muy concreta ese espejo de agua volvería a ser lo que fue: una reserva de flora y fauna. Ese humedal, importante en si mismo pero también por la cercanía con grandes poblaciones de Mendoza, permitía mantener el equilibrio ambiental de un vasto territorio.
Aves y peces muertos activaron una gran llamada de atención para la comunidad de pobladores que hoy se están dando esta convocatoria. Pero parece que quienes desean que Mendoza sea zona de sacrificio, actúan de todos los modos posibles para hacernos creer que la emergencia hídrica es de mayor importancia de lo real.
De ese mojo juegan con nuestras percepciones, sumiéndonos en una suerte de “inseguridad ambiental”. Hay funcionarios que recomiendan no regar los espacios verdes de nuestros cuatro oásis y otros que mienten la falta de agua para regar el Parque. A propósito aquí podes evaluar una nota que publiqué al respecto.
El drama de la Mendoza de hoy se puede mencionar con cuatro palabras -tan solo- y una de esas cuatro palabras, la más importante de todas, tiene cuatro letras: agua. El agua de Mendoza. Esta es la gran dividoria de ideas y pertinencias. Los que deseamos una provincia sustentable, donde se pueda seguir viviendo en sus oásis.
Por otro lado está un reducido grupo de hombres y mujeres que, desde el cinismo que supone llevar adelante acciones que saben son perjudiciales, prosiguen con su intento. Llevados por el negocio personal, movidos por coimas u otras “gratificaciones”, avanzan con la intención de contaminarnos el líquido vital, de manchar el agua.
La crisis de la Laguna El Viborón
Género: Cine documental (cortometraje)
Duración: 00:34:06
Producida por: Tísenden (Diego Martín Valente Navarro y Vanesa Giselle Robles)
Dirección: Diego Martín Valente Navarro
Fecha de realización: Febrero 2021
Lugar de rodaje y edición: Mendoza, Argentina