Será el futuro el que nos reclamará detenernos un momentos entre sus sillas y mesas, para disfrutar del encuentro con uno de los Bares Notables de Buenos Aires. Será el pasado el que nos interpele por no habernos detenido, redoblando el paso en las direcciones que señala el apurado mundo en que vivimos.
Hace mucho que decidí arreglármelas dignamente con lo que espera mi pasado de mí. Según tengo entendido, para que la vida cobre sentido hay que caminarla en forma intensa y apasionada. Lo demás son versiones edulcoradas de realidades prestadas, que nunca formarán parte del álbum de los mejores recuerdos.
-Café con leche y tres medialunas, mozo, por favor- apuro el pedido. Afuera respira Buenos Aires y adentro también, pero con sus códigos. Anida arrebujada en las frases que escribe aquella mujer de la última mesa o entre las bromas que se formulan tres amigos mientras, emocionados, miran todo el bar buscando los detalles.
“Su historia comienza en 1982, cuando el poeta Rubén Derlis inauguró en la esquina de Chile y Bolívar el Café La Poesía. El escritor Derlis perteneció a la Generación del ’60 y en seis años convirtió al bar en un ámbito de referencia para este movimiento que tuvo a Juan Gelman, Francisco Paco Urondo, Olga Orozco, Alejandra Pizarnik, entre otros, como los exponentes de mayor influencia de aquella corriente. También congregó a la nueva generación de poetas empujados por la naciente democracia. Fue un lugar de referencia indiscutida de la época.
“Durante los seis años que siguieron hasta su cierre, el Café La Poesía fue sede de la bohemia artística de San Telmo, el barrio favorito de los intelectuales. Aquí se fundó el Grupo de los Siete y fue el lugar de encuentro de UNCIPAR, Unión de Cineastas de Paso Reducido. Además se llevaron a cabo el ciclo “Poesía Lunfarda” y los distintos encuentros de literatura policial y de jazz, además de talleres de narrativa y poesía.
“En una de sus mesas, Horacio Ferrer (Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires desde 1992 y de la de Montevideo a partir de 2002) conoció a Lucía Michelli, a quien le escribió un poema llamado Lulú, que más tarde sería transformado en vals por Raúl Garello. Sus primeros versos rezan: ¿Te acordás del café La Poesía /esa mágica noche en San Telmo?/ Buenos Aires urdió nuestro encuentro, / tan romántica y dulce Lulú. En la primera mesa entrando por la esquina, mano derecha al lado de la ventana, una chapa corona la madera con la dedicatoria a esta eterna pareja.
“Después de varios años de negocios que no prosperaban, en 2008 el Café La Poesía reabrió sus puertas en la misma esquina porteña y con las mismas características”.