En mis recuerdos se recortan los personajes que aparecían en la tele, todavía en blanco y negro, una de esas cuyo aparato era enorme. Imaginariamente, ahora utilizo la pantalla de la tele de mis recuerdos como si fuera un espejo. Allí me veo reflejado, con los pantalones cortos. Venía de la calle, de andar en bici con mis amiguitos.
Jugábamos en el cantero de la vecina de la esquina, al que habíamos convertido en una pista para que los autitos que llenábamos de masilla, compitieran con toda la furia. O llegaba del cañaveral que estaba detrás de mi cuadra, junto al zanjón, donde construíamos casas en la tierra, que comenzaban siendo rústicas cuevas.
Me veo en el final de cada episodio, volviendo a la mesa para almorzar o esperando la cena junto a mis hermanos. Pero se me representan Hijitus y todos sus personajes, mientras tomábamos la media tarde. Allí sentía una vez más, el enorme amor de mis padres y hermanos, construyendo en mí la persona que soy.
“Tamara Accorinti es magister en Sociología de la Cultura y licenciada en Artes, docente universitaria e investigadora. Participó del programa Investiga Cultura del Ministerio de Cultura de la Nación con la tesis Infancia e Industria Cultural en la producción de Manuel García Ferré, y es autora del libro Manuel García Ferré.
“Como docente se desempeña principalmente en el área de la semiótica y la estética de las artes audiovisuales. Como investigadora se dedica al análisis audiovisual de la animación para la infancia. Es profesora titular de Producción Audiovisual para la Niñez y Juventud en la carrera de Diseño de Imagen y Sonido de la Universidad de Buenos Aires (UBA), de Semiótica Audiovisual en el departamento de las Artes Multimediales de la Universidad Nacional de las Artes y profesora adjunta de Semiología y de Semiótica del Cine en la Universidad del Cine. Entre sus publicaciones se destacan Infancia, sexualidad y norma en Si Muero antes de Despertar (Carlos Hugo Cristhensen, 1952), Intersecciones entre la comedia musical y el melodrama en el cine de animación, Cine de animación e infancia en Argentina durante la primera mitad de la década de 1970.
“Fijate lo que dijo acerca de la producción fílmica del historietista, sus personajes más representativos, la trascendencia en el tiempo y el legado de García Ferré para las nuevas generaciones de niños y niñas.
“-¿Cómo ves la relación de los niños y niñas de hoy con las historias y los personajes de García Ferré?
“-Creo que García Ferré no ha llegado a las generaciones actuales. Sí creo que alcanzó a los niños y niñas de los años ’90 con Manuelita y Pantriste, pero ya Soledad y Larguirucho evidenció la distancia con las nuevas generaciones. Tampoco pareciera ser el principal objetivo del filme, ya que, en gran parte, esa película es un homenaje a la cultura del entretenimiento nacional.
“El film propone una hibridación de personajes contemporáneos, con los de la productora de García Ferré y otros de la década del ’70, como Carlitos Balá por ejemplo, para construir un homenaje a la cultura nacional que se dirigía más a la memoria emotiva de los padres que a los niños y niñas. También el haberse dejado de imprimir la revista Antojito, en el año 2001, ha alejado a las nuevas generaciones de esos personajes. El tratamiento de algunas temáticas, como las de género y esa asociación bondad-ingenuidad, como connotaciones positivas, están lejos de los universos audiovisuales de los niños y niñas de hoy.
“Pelusa” Suero, el locutor que puso voz a los personajes
“El comediante, locutor y actor de voz argentino, Pedro Domigo “Pelusa” Suero, dio vida a las voces de Larguirucho, Profesor Neurus, Pucho, Goldsilver, Comisario de Trulalá, Chofer Gutiérrez, entre otros.
“Contratado por García Ferré para diseñar las voces de los personajes, comenzó por Anteojito y llegó a diseñar 16 personajes a lo largo de 45 años”.
“Anteojito: un niño de ocho años con grandes gafas, una gorra y enormes zapatillas, muy estudioso y educado, muy aventurero, que vive en Villa Trompeta con su tío Antifaz”.
Las Aventuras de Hijitus: Raimundo ratonero
(Serie dedicada a Carlos Meineri, gran amigo y “odontólogo de cabecera”)