Sentarme a una de sus mesas forma parte de las actividades que siempre trazo cuando estoy en Buenos Aires. Es una visita necesaria, que le pone a cada viaje usa suerte de broche de oro. “Estoy en la esquina de San Juan y Boedo”, pienso desde la nostalgia y el recuerdo, dos pilares de la canción ciudadana que puede escucharse aquí.
Es enorme el salón, es un teatro casi con todas las de la ley ya que tiene un gran escenario, con una boca muy profunda. Allí hay actividades artísticas de diverso calibre, fundamentalmente de jueves a domingos. Pero siempre está abierto y listo para recibir a los ocasionales visitantes, como a los vecinos del barrio de Boedo.
Sus mesas son resistentes y cómodas, para leer los diarios, que siempre están a disposición de los parroquianos. Para escribir, para dibujar, para pensar. Mirar cada foto de los hombres y las mujeres del tango que han pasado por allí, es un deleite recurrente. Trato de imaginar cómo era este lugar en 1948, cuando Manzi escribió Sur.
“La Esquina de San Juan y Boedo es un lugar histórico y tradicional de la ciudad de Buenos Aires. El bar construido en esa esquina en el año 1927, se convirtió en el símbolo de la cultura urbana de la década del cuarenta. Por sus mesas pasaron los músicos que hicieron del tango la expresión artística más representativa de la ciudad.
“El encanto y la importancia cultural del lugar, declarado edificio histórico, atrae diariamente a cientos de turistas. Allí radica la necesidad de sostener el lugar y que nuevamente se concentre toda la magia del 2×4.
“San Juan y Boedo representa el verdadero arrabal y en este emplazamiento se busca evocar los tiempos del malevaje y empedrado, conjuntamente con el confort que hoy se puede brindar.
“El desafío del emprendimiento, que fue llevado a cabo por el arquitecto Carlos Liuzzi, pasó entonces por reciclar el edificio para que vuelva a ser utilizado como punto de encuentro y de interés cultural, conservando y restaurando sus fachadas originales y los criterios de edificación de la época en que fue construido.
“Su reapertura implica un moderno acontecimiento, con equipos que garantizan el confort y las prestaciones necesarias para satisfacer las exigencias de la ciudad.
“Este proyecto, muy relacionado con nuestra tradición e historia, trasciende los intereses porteños y alcanza a todos los amantes de la música ciudadana”.
Sur (1948)
Letra: Homero Manzi
Música: Aníbal Troilo
San Juan y Boedo antiguo y todo el cielo,
Pompeya y más allá la inundacíon,
tu melena de novia en el recuerdo
y tu nombre flotando en el adiós…
La esquina del herrero, barro y pampa,
tu casa, tu vereda y el zanjón
y un perfume de yuyos y de alfalfa
que me llena de nuevo el corazón.
Sur… paredón y después…
Sur… una luz de almacén…
Ya nunca me verás como me vieras,
recostado en la vidriera
esperándote.
Ya nunca alumbrará con las estrellas
nuestra marcha sin querellas
por las noches de Pompeya.
Las calles y las lunas suburbanas
y mi amor en tu ventana
todo ha muerto, ya lo sé…
San Juan y Boedo antiguo, cielo perdido,
Pompeya y, al llegar al terraplén,
tus veinte años temblando de cariño
bajo el beso que entonces te robé.
Nostalgias de las cosas que han pasado,
arena que la vida se llevó,
pesadumbre de barrios que han cambiado,
y amargura del sueño que murió.
(Olympus Digital Camera)