Que una mujer encare la realización cinematográfica todavía hoy inquieta a las mentes más conservadoras. Ya lo escribió el gran poeta español Antonio Machado, popularizado magistralmente por el “Nano” Joan Manuel Serrat: “caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. La Bemberga se supo caminante y fue en esa dirección.
Justamente, luego de hacer el caminito comenzó la dirección de sus propias películas en 1.981. Aquellos años duros de la última dictadura militar afectaban todo lo que tuviera que ver con el arte y, si este insinuaba al menos ser de tipo crítico o contestatario, le caía todo el peso de la censura. Sirven las ficciones, en estos casos.
Las historias, en tiempos de silencio impuesto, abren mil fisuras para que -e incluso a través de las alegorías- se sirvan a la mesa del espectador al menos algunas nuevas preguntas. Sembrar dudas, ofrecer otras perspectivas ya asoma como eso distinto en tiempos de discurso único. Su debut fue por la puerta grande y fue por más.
“Casada con el arquitecto Carlos María Miguens el 17 de octubre de 1945, vivió en España y Francia hasta 1954, y tuvo cuatro hijos. Se divorció diez años más tarde, dejando de ser -como ella puntualizaba- “La señora de Miguens para convertirse en la señora de nadie” (posteriormente título de una de sus películas).
“Estrictamente educada dentro de una familia patriarcal que influyó luego en su temática artística, donde plasmó muchas de sus vivencias y su conocimiento de la aristocracia argentina. Las mujeres retratadas por María Luisa Bemberg en sus películas son arquetipos rebeldes observados con valentía y sarcasmo; en cada una de sus películas el objeto de rebeldía al cual se enfrentan es diferente (adulterio, iglesia, clase social, machismo, consumismo, incapacidad, etc.), denunciando un pretendido “mundo femenino” que en definitiva no les pertenece.
“A propósito del estreno de su primer largometraje, Bemberg escribió: “Sabía que si mi película salía mal no iban a decir ‘¡qué bestia, la Bemberg!’ sino ‘¿No ven que las mujeres no sirven para hacer cine?’, y ahí caían en la volteada millones de mujeres inocentes””.
“Momentos”, de María Luisa Bemberg
Película argentina de 1981, dirigida por María Luisa Bemberg y protagonizada por Héctor Bidonde, Graciela Dufau y Miguel Ángel Solá. Se estrenó el 7 de mayo de 1981. Lucía se casa a los veinte años con Sebastián. Es intensamente feliz durante un año, al fin del cual él muere y ella pierde el hijo que esperaba. Se recibe luego de arquitecta paisajista y se vuelve a casar. Mauricio es médico analista, un hombre grave, serio, acongojado por no poder darle el hijo que ella ansía. La ama profundamente. Así pasan los años y las heridas de Lucía se van cicatrizando. La envuelve la serenidad de su marido, se amodorra emocionalmente. Un día conoce a Nicolás por razones profesionales. Este muchacho seductor y vital es un ejecutivo, casado y con dos hijas. Al descubrir a Lucía, Nicolás se enamora casi sin conocerla. Ella, poco a poco, se deja contagiar por un fervor que le recuerda otros que creía olvidados. Con premeditación, se lanza a esta aventura como un último intento de revivir, una vez más, la pasión de sus veinte años. Empiezan los fugaces y clandestinos encuentros, con las mentiras y tensiones correspondientes. También comienza la culpa, el remordimiento. Lucía sabe que Mauricio se ha dado cuenta y que sufre en silencio. No soporta la duplicidad y toma la decisión de separarse momentáneamente de su marido. Nicolás la convence de que se vayan a Mar del Plata, a vivir esta pasión cada día más exigente. Paulatinamente se impone la rutina, asoma el tedio inevitable en una convivencia no sustentada por verdaderas afinidades. Crece la incomunicación bajo la apariencia risueña de dos personas empeñadas en ser felices.
(Datos biográficos en la red)