Como nunca antes se ha puesto en dudas una vacuna. Que yo recuerde, el calendario de vacunación se respetaba y veneraba en la Argentina. Pero hace muy poco nos enteramos de casos como el cordobés o el mencocino, donde el porcentaje de población que no desea inocularse es tan alto que complica el futuro.
Me parece perfecto que el Gobierno Popular no pusiera como obligatorio darse el medicamento, frente a quienes trabajan en su contra. Pero a la vez creo que no quedará más alternativa que llevar adelante una férrea tarea pública de control. En breve, de lo que se tratará es de quiénes queden sin haberse dado el/los pinchazo/s.
La variante Delta comienza a meter miedo y algunos, muy sueltos de cuerpo, hablan de una suerte de tercera ola. Tanto antivacunas como libertarios, nombres emergentes de esa mezcla de paranoia con ignorancia… o de la combinación del odio contra el Gobierno Popular con su individualismo; serán un problema grande para el resto.
“El Presidente Emmanuel Macron de Francia, se dirigió a la población francesa, con un mensaje directo, a quienes se niegan a vacunarse. Esto fue lo que dijo:
“Ya no tengo ninguna intención de sacrificar mi vida, mi tiempo, mi libertad y la adolescencia de mis hijas, así como su derecho a estudiar adecuadamente, por quienes se niegan a vacunarse. Esta vez se queda usted en casa , no nosotros.
“En Francia, quienes no se vacunen ya no podrán ir a restaurantes, cafés (a partir de principios de agosto), cines y museos (a partir del 21 de julio) y subirse a aviones o trenes.
““Desde el 15 de septiembre, una enfermera que se haya negado a vacunarse ya no podrá ir a trabajar y recibir un salario. No podemos hacer que quienes tienen el sentido cívico de vacunarse carguen con el peso de los inconvenientes”, dijo Macron.
““Las restricciones pesarán sobre otros, aquellos que por razones incomprensibles, en el país de Louis Pasteur, la ciencia y la Ilustración, todavía dudan en utilizar la única arma disponible contra la pandemia, la vacuna””.