Encuentros y desencuentros han sido frecuentes en la vida humana desde su origen como para asombrarse, razón de más para ceder la palabra a los artistas para que endulcen estas contradicciones que pueden tomar caminos irreconciliables.
Vinicius de Moraes, el diplomático, el blanco más preto de Brasil, en el recitado de su Samba da bencao (samba de la bendición sería en español) dice en su recitado: “La vida es el arte del encuentro aunque haya tanto desencuentro por la vida”, frase que nos llevaba a discutir con mi amigo Sergio Couri, entonces Cónsul General de Brasil en Mendoza, porque él opinaba lo contrario cuando le citaba a Vinicius; para él, la vida era un desencuentro permanente y daba sus ejemplos personales. Eran tiempos de Lula en el gobierno y se notaban, más allá de nuestras diatribas, las posibilidades que existían dentro de ese progresismo, como se identificaría más tarde a ese proceso político latinoamericano. Con él pudimos organizar en 2013 un encuentro de escritores brasilienses (originarios de Brasilia) y mendocinos, puesto que ambas comunidades coincidían en ser habitantes del desierto y, consecuentemente, participar de identidades espirituales semejantes. Aislados del resto del mundo, contemplábamos el cielo con la misma curiosidad y podíamos identificarla en nuestras creaciones artísticas, salvando las distancias y particularidades de cada región. Una manera de confraternizar cuando las voluntades coinciden. Allí nos encontramos con seres entrañables, cuya amistad trasciende la lengua, el tiempo y la distancia. Sin embargo, fue con el cónsul adjunto, Carlos Reis con quien compartí una estrecha y añorada amistad; nuestras charlas de literatura y cultura nos hacían olvidar del tiempo; nuestras sobremesas eran interminables. A él le debe Mendoza y la Universidad Nacional de Cuyo la creación de la carrera de portugués y un programa de becas entre ambos países.
Cuando asumió Dilma Rousseff la presidencia, comenzaron los recortes al servicio exterior y todo aquello se vino a pique, hasta la sede del Consulado General se trasladó a un edificio más chico y modesto y hubo reducción del personal.
Traigo a colación este recuerdo porque hablamos de memoria, de sucesos en que hemos participado, hechos en que hemos estado involucrados en cuerpo y alma. De allí la referencia a encuentros y desencuentros. Pero bueno, vayamos a la arena política, donde la contradicción es constante y a veces urticante.
Encuentro fue construir el Frente de Todos, una asociación de voluntades, una alianza que, inteligentemente convocó Cristina Fernández en mayo de 2019, cuando fue necesario despertar al peronismo del letargo en que había caído con el triunfo del neoliberalismo con Macri y posteriormente ganar el gobierno, ejercido por Alberto Fernández.
Desencuentros son lo que han ido sucediendo a partir de que asumió una administración quebrada y luego aplastada por una pandemia global de la que no se tenía ninguna experiencia. Broncas y desencuentros por cada una de las decisiones adoptadas por la marcha de la economía, cuya apertura vista por los principales actores del poder real, puso en jaque a funcionarios, mientras la población que más padecía, era azuzada desde la mañana a la noche por una oposición negadora, coreada por los medios hegemónicos y criticada por los propios –como sucede saludablemente en democracia– muchos de los cuales exigen debatir por cualquier cosa, olvidando que se debe dar ejemplo de unidad en el río revuelto.
De allí la espada de Damocles que significó llegar a un acuerdo con el FMI, trajo la renuncia de la presidencia de Diputados de Máximo Kirchner, el hijo de los ex presidentes Néstor y Cristina, por cómo se manejó la negociación y sus términos, y es entendible; entendible desde el punto de vista que su padre, pagó la deuda con el Fondo y lo sacó al país de su férula. Fue una recuperación de la soberanía que no es un tema menor. En tiempos de mezquindades, rescatar la coherencia y dignidad es importante.
Entendible en un hombre joven, que asumió la política como parte inseparable de su vida, desde siempre, desde que abrió los ojos. Mucho más luego de la muerte de Néstor y los escarnios y persecutas judiciales que sufrió su madre desde que dejó la presidencia, llegando a ser citada a tribunales varias veces en un día.
Lo que no quiere decir que el presidente Alberto Fernández y su ministro de Economía no hayan hecho lo correcto dentro del angosto pasillo de posibilidades que les otorgaba la negociación con ese perverso organismo. Del resultado dependían los contratos y convenios a desarrollar con Rusia y China en estos días. Porque convengamos, el entramado financiero es tan negro y enmarañado, que las organizaciones de sendos países recién ahora ven con buenos ojos todo lo realizado por esta gestión.
Pero veamos en perspectiva, recuperemos el ejercicio de la memoria, esa actitud tan criticada y vapuleada por las nuevas derechas que en principio se erigieron difundiendo el eslogan de no venir de la política, de apolíticos, para luego ejercerla haciendo borrón y cuenta nueva cada día, de modo de devastar una sociedad y mirar con ojos de yo no fui como lo han hecho muchos sentados en una reposera viendo Netflix.
Haciendo uso de ese privilegio de la memoria, instrumento indispensable de la historia oral de los pueblos antes de la escritura, trasladado de generación en generación, de padres a hijos en una cadena interminable. Teniendo en cuenta ese atributo que sirvió a Pablo Neruda para escribir Confieso que he vivido o a José Saramago Pequeñas memorias, para referirse a su infancia en Aziñaga junto a sus abuelos, puedo rescatar de ese olvido en que incurren las noticias de cada día que sepultan a las de ayer y antes de ayer. Esto me permite comparar la decisión del diputado Máximo Kirchner y el actual diputado por Mendoza, Julio Cobos.
Conozco de vista a Julio César Cleto Cobos, ambos somos mendocinos y nos hemos cruzado muchas veces, porque ha vivido en un barrio frente al mío. En tren de confidencia, yo suelo ir caminado y el corriendo por la avenida Champagnat; de lejos lo reconozco por sus patas de catre (genu valgum o piernas en X según la identificación de los especialistas), pero mucho más lo reconozco como tránsfuga, por su predilección a cambiar de bando sin que se le mueva un pelo, lo que indica su cara de piedra.
Ingeniero en construcciones y decano de la Facultad Regional de la Universidad Tecnológica Nacional UTN, se afilió en 1991 a la Unión Cívica Radical UCR, a la Alianza (1997-2001), a Concertación Plural (2006-2008), a Consenso Federal (2008-2011), al Frente Amplio UNEN (2014-2015), a Cambiemos (2015-2019), y a Juntos por el Cambio (2019); siete partidos justifican ampliamente identificarlo por su reiterado transfuguismo, oportunismo o el adjetivo que le quepa.
En la función pública, ingresó a la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza como Subsecretario de Urbanismo y Vivienda. Luego fue Secretario de Obras Públicas y Ministro de Ambiente y Obras Públicas de Roberto Iglesias. Al terminar el período de Iglesias en 2003, asumió como gobernador de la Provincia hasta 2007, momento en que Cristina Fernández de Kirchner lo elige como compañero de fórmula, hecho que le cuesta la expulsión de la UCR.
Su voto “no positivo” en el Senado por las retenciones de la 125 el 17 de julio de 2008, traicionando la confianza que había depositado la entonces presidenta, lo transformó en un “héroe” por la prensa hegemónica y fue el puntapié inicial en la construcción de la alianza Juntos por el Cambio que gobernaría en 2015. Muchos miles de millones de dólares estaban en juego por lo que algún desliz de dinerillos suele ser un justificativo menos oneroso para nuestra mente.
Todavía recuerdo su gesto, su expresión dubitativa, su voz entrecortada apenas audible: “Que la historia me juzgue, pido perdón si me equivoco. Mi voto… Mi voto no es positivo… mi voto es en contra”[1], porque me quedé levantado hasta la madrugada viendo la sesión por televisión a sabiendas de lo que esto acarrearía. La historia, esa disciplina madre de las ciencias sociales, no juzga, juzgan los hombres. De ese senador melindroso que muestran los videos de Youtube, al hombre exitoso que fue aplaudido a su paso en su viaje en automóvil desde Buenos Aires a Mendoza por los productores pampeanos, fue un antes y un después. Muchos de aquellos productores cortaron rutas con sus 4×4 y luego se transformaron en legisladores del PRO. Pero bueno… volvemos al tema incómodo de la memoria y la historia.
Cobos, dos veces senador y dos veces diputado, cargo que ejerce actualmente, se muestra como persona respetable, reposada y digna de consulta y crédito. Pero… los ciudadanos que él representa saben que es lo contrario, su cargo nunca fue a título personal, siempre respondió a un partido, el que a su vez concita valores e ideas particulares y precisas. De ahí deriva que su espesor moral asusta y por ello es que se hace necesario rescatarlo en estos momentos que se dirimen actitudes morales entre un veterano como él y un joven impetuoso como Máximo que no banca agachadas ni dobleces. Gestos que merecen destacarse más allá de estar de acuerdo o en desacuerdo; más allá de los encuentros y desencuentros.
Columnista invitado
Roberto Gregorio Utrero
Nació en Tunuyán, Mendoza, en 1947. Casado, cuatro hijos, tres nietos y un bisnieto. Técnico Mecánico; Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública; Becario de la FUGEVAR, Río de Janeiro, Brasil (Política Fiscal) y de FUNDAP, San Pablo, Brasil (Políticas de gobierno y empresas públicas); Diplomado en Economía Política, FLACSO Argentina; Magister en Historia de las Ideas Políticas Argentinas, Facultad de Filosofía y Letras, UNCuyo; Doctorando en Ciencias Sociales, UNCuyo; ex asesor consultor en materia de cooperativas de la Asociación Internacional de la Seguridad Social AISS, Oficina Regional para las Américas, Buenos Aires; docente, presidente y fundador del Instituto Cultural Argentino Brasileño (ONG); ex asesor de la Dirección Provincial de Cooperativas; ex asesor de la Federación de Cooperativas Argentinas Limitada. FeCoVitA; ex asesor de la Dirección de Escuelas de Mendoza; ex asesor del Consulado General de Brasil en Mendoza; ex docente de la Universidad de Congreso y la DGE; escritor, autor de: La dama de Sao (1996) nouvelle editada en Brasil; Ensayo sobre la torpeza, novela inédita; Joaquím Machado de Assis, uma indagacao aberta e permanente (2005); Des cuentos Desencuentros (2011), Zeta Editores; De Extremadura a Cuyo, el viaje sin retorno (2012), Zeta Editores; Ferrocarriles Argentinos, destrucción recuperación, (2012) trabajo federal coordinado por Juan Carlos Cena; Supone que estorba (2013), novela inédita; Impulso civilizador y política de Estado en Mendoza, el Ferrocarril 1884-1914, tesis de maestría, Facultad de Filosofía y Letras, UNCuyo, (2014); Justificando ausencias (2015), novela inédita; La mujer del pintor (2016), novela inédita; La colmena ferroviaria, relatos de los Talleres Diesel (2020) Lucero y Maffioli Editores; Huir al terruño, el lento derrotero familiar, novela próxima a editarse, además de haber publicado diversos artículos en Argentina y el exterior; cronista semanal de Revista Con Nuestra América, blogspot editado los sábados desde Costa Rica.