Estamos mal, pero vamos peor (no lo dijo Carlos Saúl pero lo pensó)
Se reciben sorpresas desagradables y son disparadores
Tengo la casi certeza de que al leer el encabezado y el subtítulo, más de uno abandonará el texto sobre una mesa, pensando que no puede confiarse en la racionalidad del redactor.
Para los valientes que avancen, vaya desde ya mi agradecimiento.
Veamos, de boca de varias personas, especialmente los taxistas de Buenos Aires, permanentes escuchas de radios del grupo delincuencial hegemónico y apropiador de Papel Prensa entre otras tropelías, he escuchado ya, en dos oportunidades, una diatriba terrible a la que llamaré cuestión piquetera.
El principal argumento parecería ser que por esa vía el erario público sufre una sangría que esta gente considera desmedida. No hay forma de explicarles la incidencia que los planes -imprescindibles en nuestra realidad social, sostengo yo- tienen en el PBI, que por supuesto es mínima.
Además, manifiestan iracundia con variado origen y trataré de encontrar ideas fuerza: ese taxista promedio -generalmente propietario de su unidad porque él mismo reconoce que los “peones” ya no pueden alquilar vehículos para llevar sustento a su casa y las unidades están paradas en galpones- quiere bombardear la manifestación del pasado jueves 14 de julio. Por supuesto también tiene quejas sobre el monto de las asignaciones, aunque reconoce no saber de qué cifras habla pero repite como loro que un planero (y un preso) ganan más que un jubilado y eso le molesta sobremanera.
Me pregunto: ¿tan mal hacemos las cosas para que este mortal no pueda entender obviedades de una realidad económica manejada por el verdadero poder de la Argentina, que hasta hoy se muestra inatacable?
Para tratar de ampliar el espectro y no cargar las tintas sobre un solo grupo de esforzados trabajadores autónomos, habré de reconocerles que en mi entorno cercano tengo escuchado que hay una responsabilidad gravísima de los dramas económicos argentinos, en el verdulero que no entrega un ticket avalado por Afip en su local de 6×4 atendido por toda la familia (que pernocta en la parte de atrás tal vez en condiciones infrahumanas, invierno y verano) y del que son clientes porque el producto que vende es de excelente calidad. Nada de eso alcanza para no responsabilizarlo de los males que provoca en nuestra Nación la evasión o la elusión, según se trate.
Esta severa admonición se extiende a cada comercio de cercanías que -según ellos- comete esas tropelías impositivas.
Ahora bien: en el caso del taxista aspirante a aviador de bombardero o de estas personas que lamentan que haya fallecido aquel personaje que sacaba verdaderos grupos de tareas a la calle para verificar facturaciones paupérrimas, se advierte:
- el primero de ellos no quiere ni hablar de bancos, de cerealeras, de terratenientes, de industriales y etcéteras, todos ellos enriquecidos para miles de vidas si es que la Santísima Trinidad permitiera miles de reencarnaciones. Todos los males de la Argentina se centran en el sindicalismo y en los dirigentes piqueteros y sus seguidores.
- mis allegados propulsores del ticketeo espasmódico ignoran por completo que la banda de delincuentes que lideraba ese personaje nefasto que los sacaba a la calle a perseguir comerciantes minoristas, para los no tan minoristas tenía una “lista de precios” para que no fueran molestados. Tranquilos los que queden vivos de ese grupo mafioso: está todo prescripto.
Para todos en conjunto, puede afirmarse con certeza absoluta, que jamás leyeron ni siquiera una nota de Panamá Papers, ni una página de Argenleaks de Santiago O´Donnel o Las Islas del Tesoro de Nicholas Shaxson o de la infinita bibliografía que nos ilustra acerca del verdadero y tangible origen de los males reales: inflación, desempleo, distribución completamente inequitativa del ingreso, expulsión del circuito productivo y del educacional, etc.
Y no quiero olvidarme de un comentario terrible de hace unos días: un señor abogado participó en un barrio careciente de un operativo de no sé qué origen (civil, no policial) y me refirió que se encontró con el festival del Directv como si fuera obligación no sólo que duerman en el piso ocho personas donde deberían hacerlo dos, que no coman cuatro comidas, que se bañen poco y mal con agua contaminada, sino que también deben dejar de tener acceso a una serie, una película o al programa de la vieja infame que celebra que ellos existan, pero que nunca pudimos explicarles bien ni siquiera eso.
Este último personaje es profundamente gorila, de modo que su exabrupto no sorprende.
Pero muchos de los anteriores, fueron en algunos casos, con toda seguridad, peronistas.
Estoy consternado entonces, por la forma en que hemos degradado, no sólo socialmente, sino como organización política.
¿Puede haber sido tan fácil para la derecha basura inocular estas atrocidades en gente pensante?
Debo aclarar, a esta altura, que hace varios años que veía masticando estas líneas, pero creo que cierta esperanza me impedía redactarlas.
Y me niego a reconocer que he perdido esa esperanza.
Sólo voy a aceptar que debe iniciarse, más temprano que tarde, una severa campaña de concientización en la militancia, para que los que no hayan entendido que para hacer política hay que bloquear determinados canales de tv en sus aparatos “smart” que de inteligentes no tienen ni un segundo de programación, sino que son la más eficaz maquinaria de destrucción de pensamiento crítico que se haya pergeñado. Y luego de esa labor de profilaxis comenzar a organizar mesas de debate, charlas y reparto de bibliografía que informe sobre la historia reciente.
Ejemplo: dejando de lado el extremismo conspiranoico de Daniel Estulin, no puede haber un solo militante que desconozca la existencia del Grupo Bilderberg y su función transnacional de manejo del mundo con implementación de políticas globales, pero al mismo tiempo sectorizadas, conforme las necesidades de los dueños del planeta.
Ni qué hablar que los primeros libros a repartir, aunque ahora los pueden bajar en pdf de la biblioteca del Congreso, compañeros, son los del General. Allí están las respuestas.
Y si son muy muy millennials y no se bancan leer diez páginas seguidas, pues ir a YouTube a ver las lecciones de Perón ya sea en discursos o en reportajes. Son cientos.
Y sobre ese material hay que armar debates.
Pero, antes que nada, hay que entender que nunca el enemigo es el que nada tiene. Porque nada tienen porque se lo quitaron los que tienen todo para bancar esas miles de vidas que creen que van a tener.
Entonces, para que se discuta no sobre entelequias sino sobre realidades, vamos a un ejemplo: el taxista rebuzna porque un laburante en blanco gana 60 o 70 mil pesos, mientras que en una casa con varios planes entra más o menos esa cantidad.
Por supuesto, en esa cabecita de ideología frágil (recordemos que la palabra ideología, salvo para Fontanarrosa, hoy es mala palabra) enseguida surge el problema de hacer ingresar a ese planero a una empresa, con sueldo en blanco y todos los beneficios que el peronismo conquistó para los trabajadores luego de mucha lucha y miles y miles de muertos, porque la carga impositiva es insoportable en Argentina.
Primer disparo al centro del blanco que dio el liberalismo: hacernos creer que tener trabajadores en blanco es caro mientras el empresario, con dinero negro que fuga, compra propiedades o llena cajas de seguridad en el exterior. Y acá, por cierto, vive a lo magnate también.
Pues bien: al planero que cobra 58.000 pesos por mes en ese concepto se le debe ofrecer un trabajo digno, en blanco, pero no por los 18.000 pesos que “marca el convenio” y que el negrero de turno quiere hacer valer como obligación legal mientras viola todas y cada una de las leyes impositivas sin ponerse colorado, sino que se le debe ofrecer un trabajo por 80,000 pesos mensuales, de los cuales 35,000 más aportes va a pagar el Estado y 45.000 con aportes y sumas íntegramente contributivas pagará el negrero devenido en blanquero. Con esto, el problema de la desocupación va camino a solucionarse, en los plazos que el procedimiento y la creación de fuentes de trabajo exija, y el Estado ahorrará -preocupación de los economistas de los canales que hay que bloquear en la tv- miles de millones al año.
Poco a poco, para alegría de nuestro benemérito tachero preocupado por los cortes de calles, el piqueterismo volverá a los centros culturales de diciembre de 2015 que el macrismo volvió a convertir en comederos populares apenas en febrero de 2016 y también se reducirá a mínima expresión el lógico clientelismo que siempre ha estado presente, pero que al mismo tiempo ha impedido hoy que todo vuele por los aires mucho antes de ahora (con leer a José Natanson en El Dipló pueden informarse mejor que acá respecto del efecto contenedor de los movimientos sociales).
Y para los fanáticos del ticketeo en comercios de cercanías como si eso fuera a mejorar al recaudación tributaria, habrá que implementar políticas muy claras y un cuerpo legislativo acorde para la adecuada represión de conductas ilegales (ojo que acá la palabra represión se dirige a los de ropa elegante y oficinas cool), que progresivamente autorice a nacionalizar servicios esenciales, explotación minera estratégica y, si fuere necesario, extensiones de campos donde con una única vez que se encuentren trabajadores rurales sin inscribir, se pierda el derecho de propiedad heredado de un tatarabuelo que expulsó colonos para apropiarse de lo que no le pertenecía.
No faltará el paciente lector que sin aburrirse haya llegado hasta aquí y diga: el autor ahora mostró la hilacha subversiva, comunista, trotskista o, para resumir: nihilista.
Pues no señores. Con la doctrina social de la Iglesia bien aplicada, con el peronismo de Perón y con las más recientes palabras del Cuervo Francisco, se llega a lo mismo y no se admite diatriba alguna.
El que no sepa compartir sus recursos infinitos con el resto de la sociedad es tan delincuente como el chorro de caño y ambos deben ser excluidos por un tiempo de nuestras calles. Pero que tengan tranquilidad. En estas ideas, pero será materia de otro trabajo, están ínsitos los principios de un encierro respetuoso de principios humanitarios. Las cárceles serán sanas y limpias…
Julio de 2022
Columnista invitado
Hector Jorge Rodriguez
Abogado Penalista. Docente universitario. Ex Director de la Comisión Bicameral de Monitoreo e Implementación del Código Procesal Penal Federal.


