Dos milagros impidieron que Cristina Fernández, Vicepresidenta en ejercicio y dos veces Presidenta de la Nación, perdiera la vida ayer. Un milagro por cada proyectil que no salió, una bala menos por cada disparo fallido. Intento de asesinato, dicen que sería, de un señor nacido en Brasil. Vale el comentario saltando por encima de la xenofobia, pues un dato lo retrata de cuerpo entero.
El perro del verdugo de la principal dirigenta política y social del país se llama Moro. Cualquier parecido con el apellido del carcelero de Lula, no es pura coincidencia. Magnicidio que no prosperó, pero que tuvo en un enviado de la peor de las derechas mundiales, la mayor cercanía que hasta ahora conocemos pudiera haber terminado con la vida de esa mujer a la que amamos millones.
Quizás un día su nombre sea considerado para canonizar su recuerdo. Crece desde el lugar de la reina plebeya quien desde hace años ocupa un enooorme lugar en la historia. Ser sus contemporáneos nos pone a todos en un lugar de tan raras como fuertes emociones. Se trata de la lideresa que concita hoy, por las calles argentinas, su segundo avance hacia el propio 17 de octubre.
El sábado íbamos de emoción en emoción pidiendo por esta persona que tantas alegrías nos ha producido. Para este juicio carecen de pruebas. La subjetividad de jueces y fiscales está a la vista. De ahora en adelante todo puede pasar, porque el diálogo entre Cristina y su pueblo se va galvanizando a cada nuevo hecho. Viene de años compartidos y está destinado a ser para los tiempos.
Es necesario que aprovechemos la volada y exijamos la renuncia de la Corte Suprema de Justicia, responsable máxima desde lo institucional de esta avanzada. Ha perdido todo apego al Derecho, puesto que sabiendo que hay tantas irregularidades no interviene como correspondería. Es parte de un aceitado dispositivo que impide juicios con la seriedad que debería caracterizarlos.
Horas decisivas vive nuestra Argentina. Debemos retomar el camino de la paz como señaló hasta el propio Presidente Alberto Fernández, en acotado y clarísimo discurso leído por Cadena Nacional. En este caso creo que el máximo mandatario argentino hizo honor al lugar que ocupa. Se lo reclamamos cuando el atentado que Cristina sufriera en su despacho del Congreso. Bien por su actitud pública.
Este intento de homicidio, que desde TN describen “apuntaron con un arma a Cristina” tratando de restarle importancia, servirá para saber hasta dónde es capaz de llegar el derechómetro. Distintos dirigentes políticos y sociales, han salido a solidarizarse con la Vicepresidenta. A pesar de Patricia Bullrich, responsable del PRO, principal partido opositor; y de otros nauseabundos similares.
Cínicos de todo cinismo, le quieren bajar el precio a lo ocurrido, siempre condenable. Va de suyo que debemos cuidar la Democracia. Por ello es que este momento caminamos por las calles de toda la Argentina, millones de hombres y mujeres que nos manifestamos desde, por y para el amor. No es otra nuestra bandera, en la que flamea bien alto el rostro de nuestra compañera.
Tenemos una cita con la historia. Ojalá sepamos honrarla, por el bien de las mas amplias mayorías populares para quienes Cristina se prodigó sin fisuras. Todos tenemos algo que aportar. Formamos parte de un hecho plural que, devenido de un atentado que podría haber costado la vida de esta singular mujer argentina, hoy es un motivo mas para trocar en agradecimiento, respeto y admiración.
Marcelo Sapunar
2 de setiembre de 2022


