Noticias que nos llegan desde Toronto, Canadá
Cada 1 de octubre se conmemora el día de la persona adulta mayor en todo el mundo.
Recién en 1990 en las Naciones Unidas se creyó que era necesario poner a la población que ha envejecido en un lugar de relevancia, para que en cualquier lugar del mundo y desde cualquier perspectiva se pudiera ver a ese sector etario como un conjunto de personas que han acumulado años, que probablemente padezcan dolencias diversas por el simple paso del tiempo o por el estilo de vida que les tocó vivir.
Estos dos hechos, uno natural y el otro producto de nuestra tendencia como especie, dan como resultado personas únicas, que tienen mucho camino para andar, que están listas para aprender y para colaborar con la comunidad, pero desde un lugar distinto al que lo han venido haciendo en su vida laboral.
Hace poco más de treinta años recién se empezaba a poner en cuestión esa noción que hoy englobamos en lo que se conoce como edadismo, o discriminación por la edad.
Hay algunos pasos, por ejemplo, donde vivo en Canadá. Aquí, para la Comisión de Derechos Humanos de Ontario la terminología discriminación por edad se refiere a dos conceptos: una forma socialmente construida de pensar sobre las personas mayores, basada en actitudes negativas y estereotipos sobre el envejecimiento. Por otro lado, es una tendencia a estructurar la sociedad basada en la suposición de que la totalidad de sus integrantes son jóvenes. Por lo tanto, no se responde adecuadamente a la realidad, es decir, a dar respuesta a las necesidades de la vejez.
La discriminación por edad es a menudo una causa de actos individuales de segregación por cuantos años de vida se hayan acumulado y también de postergación o exclusión, que es de naturaleza más sistémica, como en el diseño e implementación de servicios, programas e instalaciones de todo tipo. Lo grave es que implica tratar a las personas de manera desigual debido a la edad de una manera que es contraria a los derechos humanos. El Código de Derechos Humanos de Ontario prohíbe la discriminación por edad en: empleo, alojamiento, bienes, servicios e instalaciones, contratos y membresía en asociaciones comerciales y vocacionales. Este tipo de violación a los derechos a menudo no se toma tan en serio como otras formas. Sin embargo, puede tener el mismo impacto económico, social y psicológico. (1)
Estas dos dimensiones que explicita la Comisión de los Derechos Humanos de Ontario son interesantes para entender cómo llegamos hasta aquí.
La construcción social de lo que significa envejecer está presente por ejemplo en nuestra forma de hablar. El simple y cotidiano acto de hablar con una persona adulta mayor. Elevar la voz puede ser necesario para paliar la declinación en la capacidad auditiva, pero eso no significa que la persona no entienda, entonces no podemos tratarles como si tuvieran algún tipo de discapacidad cognitiva.
Un ejemplo con el que me encuentro a diario tiene que ver con el uso de las nuevas tecnologías, cuando se acude a las generaciones más jóvenes buscando entender cómo funciona uno de esos aparatos que teóricamente nos hacen la vida más fácil… es muy probable que no se llegue a buen puerto. La persona adulta mayor se siente abrumada por tanta cosa nueva que incorporar y quien le ayuda no tiene la didáctica para acompañar el proceso de incorporación de nuevos elementos de la realidad.
Podríamos asumir equivocadamente que las personas mayores no aprenden más. Y ahí empezamos a armar un andamiaje de falsas afirmaciones, que se transforman en estereotipos y en actos discriminatorios.
Los estereotipos
Hay quienes piensan que cuando envejecemos, la vida se hace más anodina y aburrida, no se logra mayor satisfacción por el día a día y la existencia se vuelve monótona.
Conocemos la creencia de que las personas mayores han perdido la capacidad de adaptarse a los cambios. Esto dependerá del tipo de vida que cada una ha tenido. De hecho, la propia experiencia y todos los cambios que han vivido en muchas ocasiones les han ayudado a comprender el valor de la adaptación a la cosa nueva, cualquiera que esta haya sido.
En la vejez no se no han perdido las ganas de vivir, ni la capacidad para hacerlo. Son muchas las cosas que se pueden seguir haciendo, incluso en aquellos casos en los que por alguna enfermedad o problema de salud se dificulta salir de casa.
Según se envejece, se puede tender a tener miedo de no poder seguir siendo capaz de aportar, ya que se piensa que en esta etapa de la vida ya no se es capaz de producir. Muchas personas, a pesar de estar jubiladas siguen trabajando, e incluso participando en diversas actividades voluntariamente. También es una etapa magnífica para disfrutar del tiempo libre y de diversas actividades de ocio que quizás hasta el momento no se han podido realizar por falta de tiempo.
Cuantas veces hemos oído o incluso pensado que la sexualidad es cosa de jóvenes. No es cierto. Las personas mayores conservan el deseo sexual y la capacidad para sentir placer, e incluso un alto porcentaje de este amplio y diverso universo etario practica el sexo. Es necesario evitar que esto siga siendo un tabú.
No es correcto pensar que las personas mayores pierden creatividad o inteligencia. En realidad, la vejez es una etapa de gran creatividad, en la que hay más tiempo y ganas de hacer actividades creativas como pintar, escribir, entre otras muchas. En la vejez se conservan muchas capacidades mentales, desafiándose el cerebro y continuando el aprendizaje durante toda la vida.
Dejemos de lado los efectos de enfermedades neurodegenerativas y demencias que podrían afectar a un porcentaje de la población. La Organización Mundial de la Salud declara que el deterioro cognitivo afecta a nivel mundial a unos 55 millones de individuos, de ese total más del 60 % vive en países de ingresos bajos y medios. Dado que la proporción de personas mayores en la población está aumentando en casi todos los países, se espera que este número aumente a 78 millones en 2030 y a 139 millones en 2050. (2)
Se calcula que entre un 5% y un 8% de la población general de 60 años o más sufre algún tipo de deterioro cognitivo en un momento determinado. Por tanto, no es una dolencia que afectará inexorablemente a todas las personas cuando envejecen.
Es alta la proporción de gente en la sociedad que piensa que las personas mayores están “chapadas a la antigua” y tienen pensamientos demasiado conservadores. No es cierto.
Cada una de ellas carga con gran bagaje de experiencias y aprendizajes, cuya forma de sentir y pensar depende de si mismas. Por ese motivo, cada persona piensa de manera distinta. La forma de pensar depende de nuestra personalidad y experiencia, no de nuestra edad.
Esta muy generalizado pensar que las personas mayores están más deprimidas y tristes, y están con un peor estado de ánimo. Sin embargo, hay numerosos estudios que demuestran que, en determinados contextos durante la vejez se es más feliz que durante la juventud. Esto es porque en general, según envejecemos, los estados de ánimo positivos tienden a durar más, mientras que los estados de ánimo negativos tienden a durar menos.
Debido a que muchas veces las personas mayores han ido perdiendo amistades por fallecimientos, por la distancia donde vive cada uno y también por las dificultades para salir a verlas, se piensa que esta etapa está llena de soledad. Sin embargo, sería importante diferenciar las veces que el problema no tiene nada que ver con la edad, si no con el aislamiento provocado principalmente por problemas de salud. Las ayudas técnicas y las nuevas tecnologías son un gran aliado. La reciente experiencia durante la pandemia puso en evidencia el alto valor de la comunicación virtual para evitar el aislamiento en la vejez.
El gran número de enfermedades crónicas que se sufren durante esta etapa de la vida pueden llevar a pensar que vejez es sinónimo de enfermedad. Sin embargo, la realidad es que las enfermedades a menudo no tienen que ver con la edad cronológica de la persona, si no con su estilo de vida y sus hábitos. Comer bien, hacer ejercicio y mantener relaciones sociales son un gran factor de protección para tener una vida de calidad en todas las etapas del desarrollo humano, fundamentalmente en los últimos periodos.
Con mucha frecuencia se piensa que según nos hacemos mayores sufrimos con más frecuencia trastornos del sueño. El proceso de envejecimiento conlleva desafíos para conciliar el sueño y despertamos más a menudo. Sin embargo, esto no es causa de insomnio, apnea ni ningún otro trastorno del sueño. En realidad, estos son principalmente debido a efectos secundarios de diversos medicamentos, problemas de esfínteres o alteraciones psicológicas. Los cambios en el ciclo del sueño en personas mayores no son causantes de trastornos del sueño.
El otro aspecto que es de naturaleza sistémica se combina con los estereotipos. Esto está relacionado con la tendencia a estructurar la sociedad sobre el paradigma de la juventud. Ambas condicionantes conspiran contra una vida plena para la persona adulta mayor.
Hay una concepción que de tan errada debemos suponer que es perversa. En la sociedad hay grupos etarios diversos, uno de ellos es la juventud, pero no toda la vida social puede estar basada en sólo hacer foco en esa etapa.
En nuestra realidad, el sector que mayor aporta a la producción y al consumo de bienes y servicios es el de las personas más jóvenes. Entonces cuando envejecemos y se reduce nuestro aporte a la producción y al consumo, se nos retira de la vida, se nos pone al costado y se nos olvida.
Si empezamos a ser una molestia, hay que encontrar soluciones creativas. Pero eso será tema de nuestra próxima entrega en este espacio.
Columnista invitado
Rodrigo Briones
Nació en Córdoba, Argentina en 1955 y empezó a rondar el periodismo a los quince años. Estudió Psicopedagogía y Psicología Social en los ’80. Hace 35 años dejó esa carrera para dedicarse de lleno a la producción de radio. Como locutor, productor y guionista recorrió diversas radios de la Argentina y Canadá. Sus producciones ganaron docenas de premios nacionales. Fue panelista en congresos y simposios de radio. A mediados de los ’90 realizó un postgrado de la Radio y Televisión de España. Ya en el 2000 enseñó radio y producción en escuelas de periodismo de América Central. Se radicó en Canadá hace veinte años. Allí fue uno de los fundadores de CHHA 1610 AM Radio Voces Latinas en el 2003, siendo su director por más de seis años. Desde hace diez años trabaja acompañando a las personas mayores a mejorar su calidad de vida. Como facilitador de talleres, locutor y animador sociocultural desarrolló un programa comunitario junto a Family Service de Toronto, para proteger del abuso y el aislamiento a personas mayores de diferentes comunidades culturales y lingüísticas. En la actualidad y en su escaso tiempo libre se dedica a escribir, oficio por el cual ha sido reconocido con la publicación de varios cuentos y decenas de columnas. Es padre de dos hijos, tiene ya varios nietos y vive con su pareja por los últimos 28 años, en compañía de tres gatos hermanos.
Notas
(1) https://www.ohrc.on.ca/en/ageism-and-age-discrimination-fact-sheet
(2) https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/dementia


