Cuando se prepara una tesis para la universidad se necesitan datos precisos. Intentando salir de mis convicciones, con la cabeza fría, me di a la tarea de explorar sobre el terreno. Llegando a la misma conclusión constaté, al respecto, que existe un “de eso no se habla”.
Comencé la tarea con una certeza, pero la dejé de lado, en pos de la realidad. Ambas coincidieron, en los hechos, dado que la realidad es la única verdad. En mis viajes al Interior y por el GBA, de todos los años que sucedieron a 1955, visité las viviendas donde habitaba el pueblo -salvo excepciones- y vi, ayer, hoy y siempre, como se repetían las escenas.
En la cocina generalmente, lugar de estar -de mates y tortas fritas-, había una suerte de pequeño altar y -en él-, una foto (o un dibujo), de Evita y un ramito de flores, siempre frescas. Desde hace -mas o menos-, doce años, era acompañada por otra mujer, a su lado, Cristina, pero viva; tan viva como Evita estaba en los corazones de mi pueblo.
Recordaba que -en mis interminables charlas con Perón -y ante sus dudas, al respecto-, le refería esa certeza mía, de que Eva ya estaba consagrada en los altares de los humildes y que eso era uno de los motivos fundamentales para la supervivencia del peronismo. Y fue así.
Cuando desandábamos los caminos de la Resistencia -en que hubo defecciones, traiciones, infiltraciones; personajes que exhibían en sus despachos las fotos de Perón y Evita, mientras cometían mil felonías y saqueos en los gremios y desde los gremios, transando con los enemigos del pueblo-, la leyenda continuaba -pese a todo ello-.
El peronismo no era patrimonio de los dirigentes. Había penetrado y se mantenía -justamente-, en el alma y en los corazones de un pueblo agradecido. Y fue creciendo, a través de los frentes y de la lealtad de quienes se iban sumando, a esa totalidad de peronistas, socialistas, radicales, comunistas que, no solo estuvieron, en esas horas difíciles, sino que constituyeron -para los tiempos-, ese Frente Nacional, Popular y Revolucionario (en el decir de Evita), que perdura, pese a la acción disolvente de los 400 medios mafiosos -que mienten y lavan cerebros, sin solución de continuidad-; de una justicia infame y una CSJN miserable; de una economía concentrada -que roba todo y hambrea sin escrúpulos- y de la embajada, que les otorga protección, y licencia para matar.
Nunca -ninguno se ellos-, conoció la cárcel, aunque matara, robara, evadiera, fugara, vaciara y entregara. Ni Martínez de Hoz (familia de delincuentes, desde la colonia), ni Macri, el mas grande corrupto, asesino y ladrón de la historia. Nadie de nadie. Es una faceta colonial, de nuestra vida institucional.
Volviendo a hoy, comprobé que estaba en lo cierto. Pero que “de eso no se habla”. La unidad es imprescindible, para avanzar y triunfar, el pueblo y la nación, en su conjunto lo requieren. Pero la unidad debe ser consistente y real. No se puede traicionar y legalizar todo el saqueo, la fuga y el endeudamiento por 100 años (como lo ha hecho el gobierno actual) y hablar de unidad, a cualquier precio. Casi siete años dan acabada prueba de ello. Lo de Macri supera todo lo imaginable y debe hacerse lo imposible, para que, como se dijo en 1985: “Nunca Mas”.
Pero hoy, mas que nunca, no se debe olvidar que se trató de una “Massacri”. Tampoco quién fue el ladero del delincuente rufián de Cavallo, respondiendo a esas mismas ideas. Menos aun, que hubo un grupo de “dirigentes de la CGT” (acompañaron al proceso genocida, a Menem y a Macri), que votó la reforma previsional y todo lo que Macri necesitaba, para dejar tierra arrasada.
La memoria debe, sí, permanecer activa, en defensa propia. Voy al fondo de lo investigado. En todos los rincones de la Patria, resuena el nombre de Cristina. Por ello, los tres intentos de magnicidio. El mediático, con miles de tapas y mentiras a granel. El judicial, en ese mismo sentido y condenando -a troche y moche-, unos personajes detestables empleados del departamento de estado, la embajada y -por ende-, de los medios corporativos, que publican fallos, meses y años antes de que se dicten.
El tercero, con los mismos y perversos protagonistas (EE. UU. -precitado-, toda la runfla del Pro, comenzando por Macri, Bullrich y los Caputo también Milei -y asociados-), consistente en lograr la desaparición física de la mas grande e incomparable estadista. El silencio y la inmovilidad del presidente; de aquéllos mismos dirigentes cegetistas, de dirigentes de movimientos sociales, es de una complicidad evidente, como la de Rodríguez Larreta, con su policía de la ciudad, brindando las condiciones. Jueces y fiscales, bien, gracias.
Ir por Cristina es ir por todos nosotros. Cuando metieron, ilegalmente, a Julio De Vido; Luis D’Elía, Amado Boudou, etc., nos encarcelaron a todos (los nuestros, claro está). Y continuamos, en “nuestro” gobierno”, presos y torturados, junto a Milagro Sala. Ellos, en las sombras, marchan juntos y son cómplices y partícipes necesarios, como siempre.
Todo eso hace a las conclusiones de los viajes y a las opiniones de nuestro pueblo. Los verdaderos y leales frentistas, coinciden con ese pueblo (con nuestro pueblo). Cristina es la esperanza de volver a ser. La clase “política” del cipayaje, propia y ajena, quiere que desaparezca, “a como de lugar” y “que parezca un accidente”. Somos dos especies incompatibles…
La unidad es imprescindible para recuperar la vida. Pero debe ser con nuestra especie.
20 de octubre de 2022
Columnista invitado
Carlos Valle
Docente, economista, historiador, periodista y escritor. Enlace de la Resistencia (1956). Presidente de la Asociación de Periodistas Latinoamericanos (1965-1976). Decano de los periodistas de Radio Nacional. Sindicalista y asesor gremial y político (CGT hasta 1991). Exiliado en 1962.


