Se asombran (¿o no?) de todo, pero continúan la obra desquiciante de una dictadura macrista -que dejó tierra arrasada-, cometiendo atrocidades.
Ni comparamos, ni puede haber nada igual, con esos cuatro años de vaciamiento, entrega, saqueo, crímenes, evasiones, fuga de los capitales robados y hambre, mucho hambre que se incrementó sin solución de tal continuidad; ello, pese a que -en el 2014-, organizaciones internacionales reconocieran hambre 0 en la Argentina.
La reiteración de información responde a la necesidad de reavivar la memoria; de tratar que, quienes tienen el cerebro lavado por los medios y los negacionistas permanentes, piensen si es que, aún, pueden ejercer el oficio de pensar. Para justificar lo injustificable, propios y extraños, hablan de décadas de abandono, aunque el mundo sepa que existieron esos doce años y medio inolvidables, de vida. Nosotros y el resto, fuimos felices y marchábamos, a pie firme, hacia el estado de bienestar, con una calidad de vida única. Sabemos quiénes, durante siete años, nos robaron los sueños, la vida y esa calidad de vida.
Como de lo que se trata es de defender a nuestro sector (de adultos mayores) -contribuyendo, además, a que todos gocen de su derecho de vivir-, lo tenemos todo muy claro. Nada nos sorprende, aunque el presidente se asombre de que -en París-, le hayan exigido por la libertad de Milagro Sala, que no permite la vigencia del estado de derecho y nos mantiene en un estado de excepción-, hecho que no puede desconocer un profesor de derecho penal -lo cual omite, en los hechos-.
También habla -en el exterior-, ante el reclamo de salarios justos y dignos, por parte de gremios; de nuestra Confederación y de dirigent@s polític@s, diciendo que es imposible, por bla, bla, bla. Mantiene la mentirosa tesitura de que “hay decisión política, pero no hay recursos”.
Para desviar la atención, trata de negar la palabra de los que le exigen “gobierne y cambie el rumbo”. Es una manera -que no aceptamos-, de continuar evadiendo la realidad y dejar que se siga quebrando, tanto el pacto social cuanto la relación entre el capital y el trabajo. Para la economía concentrada, todo; para los trabajadores, indigencia.
Hasta el 2015, la relación capital-trabajo, era de 51 y 52%, para los que producen y de 48 y 49%, para el capital. Era correcto y sólo un reparto 50% y 50%, podía suplantar esos guarismos. Hoy, la brutal ganancia del capital, que sofoca a toda la población, se transforma en un hecho criminal, que no resiste el menor análisis.
El presidente fue consagrado por los votos del pueblo para gobernar y proveer justicia, en lo social, en lo económico, en lo jurídico, pero -está a la vista-, a la hora de elegir, actuó por contrario imperio. Entre los jubilados y los bancos, eligió a los bancos. Entre los trabajadores y la economía concentrada, eligió a la economía concentrada. Entre la verdad y el grupo Clarín y los 400 medios mafiosos- y la vigencia de las fake news -con el mantenimiento y la ausencia del Estado-, optó por los medios concentrados.
Ni que hablar de su sometimiento a la justicia -también mafiosa-. Y ni que decir de su decisión de elegir al FMI/EE. UU., por encima de la República Argentina y su pueblo, sólo le pedimos que se redima. Como reiteró Ricardo Balbín, en su oportunidad, siempre hay una oportunidad, hasta segundos antes de la muerte. POR UNA VEZ, ESCUCHE LA VOZ DEL PUEBLO, QUE ES LA VOZ DE DIOS.
La Argentina es una potencia mundial en materia de alimentos; de materias primas; de minerales de toda naturaleza; en lo que hace a combustibles -especialmente en petrogasíferos y litio-; en reservas acuíferas, etc,-. Nada ni nadie puede justificar la pobreza y la indigencia; la desnutrición de los niños y los mayores. Argentina es una nación inmensamente rica. No se puede tolerar que se continúe improvisando; no viendo, ni escuchando.
En nuestro caso particular solicitamos una suma fija de $ 50.000, remunerativa. Debemos recuperar, asimismo, los derechos y el poder adquisitivo, anterior a diciembre 2015. No importa si es gradualmente, pero la edad de muchos de nosotros -los adultos mayores muy mayores-, requiere celeridad, por cierto.
Basta de bonos de caridad -mientras invaden el territorio y nos despojan de todo, como ocurre y se ve-, “pan para hoy” en el mejor de los casos y “hambre para mañana”. Es un acto de cobardía extrema, ser débil, con los mas fuertes y descarnada y brutalmente, fuerte, con los mas débiles.
Porque el sector mas grande y de mayores problemas, que trata de dialogar siempre y ser respetado, ha sido avasallado -en estos siete años-, tal vez como pocas veces. Nadie, diciendo la verdad -reiteramos-, puede afirmar “que el envejecimiento es un gravísimo problema, para la economía”, en la Argentina.
Hay que terminar con la mentalidad cipaya y de un colonialismo salvaje inadmisible. Las disyuntivas argentinas, resolvámoslas en la Argentina. Basta de recurrir a órdenes provenientes del norte. La justicia social, difícilmente pueda desarrollarse en un país como el nuestro, que debe reconquistar su soberanía, su independencia y su libertad (además del Derecho y la Constitución).
Nuestros reclamos y exigencias son justos -de una justeza total- y merecen ser acompañados por todos los gremios y los legisladores. Resulta menester que se entienda, de una vez y para siempre, que somos la memoria y la experiencia de los argentinos -en algunos casos la sabiduría-. Merecemos vivir y honrar la vida.
14 de noviembre de 2022
Columnista invitado
Carlos Valle
Docente, economista, historiador, periodista y escritor. Enlace de la Resistencia (1956). Presidente de la Asociación de Periodistas Latinoamericanos (1965-1976). Decano de los periodistas de Radio Nacional. Sindicalista y asesor gremial y político (CGT hasta 1991). Exiliado en 1962.


