Noticias que nos llegan desde Toronto, Canadá
Así como el aleteo de una mariposa produce un tsunami en Japón, una tormenta -¿la última del invierno torontiano?- deja varados a pasajeros en Bogotá.
Sobre el invierno y cómo afecta en Toronto, Las Viñetas de Luis Carrillos de esta semana son alimento para la reflexión. La nota completa se puede acceder aquí. Todos debemos sumar una cuota de atención.
Respecto de la experiencia al estilo Victor Navorsky -por el personaje de la película The Terminal- compartir el costado positivo: la comida típica colombiana, pese a que no acertamos a que sea el ajiaco de Bogotá porque elegimos la bandeja Paisa de Medellín. Claro que el acierto de presentar a Juan Valdez como embajador de este maravilloso rincón del planeta nos permitió disfrutar de un tinto, quizás uno de los mas ricos cafés del mundo.
El volar ha dejado de ser la vivencia que nos vendía la publicidad en 1960, aquella de cuando la empresas aéreas hablaban varios idiomas, pero sobresale en el más difícil el idioma de interpretar a la perfección las mínimas exigencias de los más exigentes.
Me decía una amiga que viaja por todo el mundo siguiendo las pistas de esquí abiertas en cada momento, que ella ha visto cómo se ha degradado la experiencia de volar. Creo que se ha hecho plebeya, ahora viajan todos los que necesitan desplazarse por el mundo, trabajando o resolviendo desafíos. No solamente por placer.
Ahora las cancelaciones y retrasos son la moneda corriente. Es una excelente oportunidad para conocer el destino casual, mas allá de la apariencia de lugar-no-lugar. Todos los aeropuertos del mundo son iguales. Son eso, lugares de paso.
Nada mejor que una experiencia vital para conocer lo que está detrás y sostiene todo el decorado. Basta lidiar con una maleta extraviada o un vuelo cancelado para empezar a ver las fisuras en el paredón del dique.
Pensaba en toda esa gente apiñada protestando porque las maletas no llegaron, sino hasta tres semanas después -tal fue el caso de muchas familias que viajaron por la línea de bandera de Canadá en diciembre pasado-.
Por suerte, ahora han inventado los “VIP Lounge”, una experiencia tipo crucero -un complejo de salones ocultos y aislados del mal humor de los pasillos de la terminal-. Hay una vida mejor, pero hay que pagar por ella. Lo que antes era una compensación de la aerolínea por la molestia, ahora es un servicio por el que hay que pagar.
Cuando se llevan más de 24 horas de trámite de viaje, una ducha de agua caliente es una pequeña cortesía al resto del pasaje.
Un exquisito café colombiano y alguna que otra maravilla como una sopa de zapallo o jugos de frutas que se conocen por fotos nada más, bien valen la pena.
Sospecho que en corto tiempo mi amiga de los esquís me dirá que se ha degradado también el servicio de los VIP.
Algo se empieza a ver: mientras trataba de equilibrar el sueño perdido en un salón de quietud, un joven empresario que estaba esperando su vuelo a Bolivia, no solo compartió el estado de su hacienda, sino que nos puso a bailar música tropical, sin percatarse de la desubicación, esa imposibilidad cultural de saber qué hacer en cada momento y que sólo la tiene la GCU: Gente Como Uno, un invento de un humorista para referir a la clase media.
Al estar por un prolongado tiempo en esta suerte de crucero quieto, he podido individualizar nacionalidades, modas y mañas diversas. No falta el connacional hiperbólico y esdrújulo como dice un colega, la ridiculez de vestir a la moda para seguir siendo mona vestida de seda. Y el, otra vez, desubicado que quiere comer lo que come siempre en su barrio.
Ese mundo desapareció, se globalizó todo. Hay McDonald’s en casi todo el mundo. Y lo bueno del achicamiento de las distancias es que se pueden explorar nuevas sensaciones. Cuando son ofrecidas por los locales hay que agradecer. Están poniendo un poco de lo mucho que los enorgullece. Entonces no está bien ese gesto de desagrado casi rozando el asco ante la oferta.
La contemplación de partes de nuestra América con cada embajador me permite conocer a mis vecinos. En esta edición de Línea Uno Alberto Juan Barrientos nos habla de Perú y lo que se está viviendo hoy en esas tierras. La nota completa se puede leer aquí.
Hay dos temas que están unidos y sin embargo se presentan como notas distintas: uno está relacionado con la prevención de la salud, llamando a reflexionar sobre la relevancia de la atención primaria. Anticipar más que curar. La nota completa se puede leer siguiendo este enlace.
La otra, tiene que ver con la soledad de los adultos mayores. Un dato de la realidad que empezó a estar en la agenda de algunos gobiernos, por lo extendido y acuciante en la vida de las personas que envejecen. La nota completa que nos trae Carmen Delia Cruz se puede leer aquí.
Digo que van de la mano, porque en esos ámbitos hay que tener una actitud proactiva y trabajar sobre lo que sabemos que es probable que ocurra, para mitigarlo. Y esa es una responsabilidad compartida por todos.
Es probable que luego de la experiencia de mas 6 mil vuelos demorados en diciembre sumado a la experiencia de la pandemia se hayan implementado algunas acciones en caso de sobreabundancia de personas varadas. Se tomaron acciones para que no quedaran sentadas en un avión parado en medio de una pista.
La tormenta del viernes en Toronto amaneció con el aeropuerto Pearson inoperable. Nuestro vuelo partió a la medianoche de Bogotá, con la esperanza de la limpieza nocturna de la nieve. Eso no pudo ser, y terminamos en el Dulles International, el aeropuerto de Washington.
Pasada la incertidumbre del primer momento nos trasladaron a una “zona estéril” -así nombrada- en un vehículo sacado de una película de ciencia ficción, un bus que se eleva hasta la altura de las puertas del avión, con un sistema de ventilación instalado en dos torres que sobresalen del techo aparatosamente. Prevención de contagios.
Custodiados por seguridad de fronteras nos depositaron en lo que podrían ser las antiguas salas de embarque del aeropuerto que han sido selladas para contener alienígenas. Prevención de invasión.
La buena atención llegó de la mano de leche para los bebés, comida para las dos mascotas -perritos que sacaron los oficiales de seguridad a pasear por el exterior para sus necesidades-. Los baños limpios, agua en botellas, bolsitas con papas fritas para todos y alguna cosa más. Lejos del caos de diciembre, pero a años luz del glamour del hotel de cinco estrellas donde resarcir el mal momento que arruinó la experiencia de volar.
En el podcast de esta semana, Sandra Farias entrevistó a Mónica Murillo, con detalles de una miríada de servicios disponibles para la comunidad latino hispana. Didáctica y sencilla de entender. Aquí se puede escuchar la grabación completa que se emite todos los martes de 08,00 a 08,30 en Ondasfm.ca
La despedida viene con una rémora del Mundial de Fútbol de Qatar -ya avisé que tenemos tres años y medio de festejos por delante-.
Argentina se quedó con los cuatro premios que podía ganar en la gala “The Best” de la FIFA. Lionel Andrés Messi Cuccittini fue elegido el mejor jugador del planeta, por delante de Kylian Mbappé y Karim Benzemá. De esta forma, Francia mejora su actuación, ya no es solo segunda, además es tercera.
Emiliano “Dibu” Martínez por su actuación deslumbrante se llevó el premio al mejor arquero del mundo y Lionel Scaloni al mejor director técnico masculino, mientras la hinchada argentina consiguió el premio a la mejor afición, que fue recibido por el hincha de 82 años Carlos Pascual, más conocido como Tula, que asistió a 13 mundiales y tocó el bombo en frente de la ceremonia. Leí por ahí que la escena era digna de una película de Tarantino.
No creo que pueda tener contenidos similares para compartir la próxima semana. Haremos lo mejor de cada uno para seguir ofreciendo Línea Uno a la comunidad. Si aún no lo recibe en su cuenta de mail puede suscribirse a Línea Uno siguiendo este enlace.
Buena semana.
Columnista invitado
Rodrigo Briones
Nació en Córdoba, Argentina en 1955 y empezó a rondar el periodismo a los quince años. Estudió Psicopedagogía y Psicología Social en los ’80. Hace 35 años dejó esa carrera para dedicarse de lleno a la producción de radio. Como locutor, productor y guionista recorrió diversas radios de la Argentina y Canadá. Sus producciones ganaron docenas de premios nacionales. Fue panelista en congresos y simposios de radio. A mediados de los ’90 realizó un postgrado de la Radio y Televisión de España. Ya en el 2000 enseñó radio y producción en escuelas de periodismo de América Central. Se radicó en Canadá hace veinte años. Allí fue uno de los fundadores de CHHA 1610 AM Radio Voces Latinas en el 2003, siendo su director por más de seis años. Desde hace diez años trabaja acompañando a las personas mayores a mejorar su calidad de vida. Como facilitador de talleres, locutor y animador sociocultural desarrolló un programa comunitario junto a Family Service de Toronto, para proteger del abuso y el aislamiento a personas mayores de diferentes comunidades culturales y lingüísticas. En la actualidad y en su escaso tiempo libre se dedica a escribir, oficio por el cual ha sido reconocido con la publicación de varios cuentos y decenas de columnas. Es padre de dos hijos, tiene ya varios nietos y vive con su pareja por los últimos 28 años, en compañía de tres gatos hermanos.