Gravísma es la situación laboral que, desde siempre, soportan las mujeres ligadas a las tareas de la vendimia. Doble es el discurso del Poder real local, que bien sabe que su labor es clave en la generación del vino. Sin embargo, lejos de ser reconocidas, ellas tienen los peores salarios de la Argentina. Hay un entramado de complicidades que tienen en los principales funcionarios a los grandes responsables de esta inequidad extendida a lo largo de los años.
Pero hay una participación necesaria de los grandes bodegueros y, en una escala descendente, de quienes los subrogan. La hegemonía mediática miente el libreto que esos grandes empresarios le escribieron antes de ayer. Todo va a la pary el sistema se sostiene ofreciendo doble cara, la de la Fiesta Nacional de la Vendimia y sus fastos municipales, mientras que esta realidad nunca siquiera se aborda desde el discurso público. Tampoco se ve en la educación formal.
Se trata de un atraso de tipo feudal, a pesar que ya estamos bien ingresados en el siglo XXI. Por eso cuando el gobierno va presuroso subsidiando a los “productores” uno se pregunta hasta cuándo esta doble vara, puesto que de esos recursos vaya a saber si les llegan algunas monedas a la verdaderas vendimiadoras. Todo esto sería imposible que ocurriera sin la colaboración de dirigentes sindicales que, en vez de representarlas, se han vendido a las patronales sin más.
“Mujeres trabajadoras
“Lo que nadie muestra. [Video] Mujeres en la viña mendocina: donde reina el trabajo sin derechos
“Cada año, la temporada de cosecha y las fiestas de la vendimia concentran la atención de Mendoza, pero también del poder político y económico que participa en los eventos de gala. Todos hablan de políticos y bodegueros, de reinas y vinos de alta gama, pero nadie de las mujeres que cosechan y producen el vino. Otra entrega de La Izquierda Diario sobre lo que nadie muestra de la vendima.
“Las verdaderas reinas de la Vendimia no tienen fiesta. La fiesta de los ricos no es de los y las trabajadoras. Las mujeres de viña trabajan a la par de los varones, en labores pesadas, expuestas a las inclemencias del clima y con muy bajos salarios. Ellas hacen el vino que representa a Mendoza en el país y el mundo, pero además de temporario, es un trabajo sin derechos, sin cobertura de ART, sin acceso a una jubilación. Se vulnera hasta su derecho a ser madres.
“Esa es la realidad que nadie muestra. Desde La Izquierda Diario la queremos sacar a luz.
“La Mendoza trabajadora
“La realidad de la clase trabajadora es difícil: los salarios no alcanzan, los precios suben, acceder a la vivienda es imposible, avanzan sobre los pocos derechos laborales y los empresarios pretenden más.
“La informalidad, sobre todo, es la característica sobresaliente de la realidad de los y las trabajadoras. En Mendoza, según el último censo, el 42,6% de los asalariados tienen un empleo no registrado. Son 10 puntos por encima de la media nacional.
“Es una realidad que compartimos en distintos sectores. En particular las mujeres trabajadoras, sobre las que además se impone una brecha salarial que ronda el 24% a favor de los varones. Incluso un sector ni siquiera recibe ingresos, porque la titularidad del puesto de trabajo, el jefe de la familia rural, el beneficiario, es el varón de la familia.
“Las mujeres de las viñas, de las bodegas, contratistas, junto a las maestras, enfermeras, trabajadoras gastronómicas y del turismo, son las más precarias y pobres de Mendoza. Con salarios muy lejanos a la canasta básica, “los más bajos del país”, son las que hacen que funcione la provincia.
“Entre ellas, las trabajadoras de la vitivinicultura están entre las más explotadas.
“La cuna del vino, la tierra del Malbec, la del sol y el buen vino, son los slogan que esconden la realidad de cientos de miles de trabajadores y trabajadoras que sostienen la producción del vino en condiciones de precariedad y pobreza.
“Aún así, vienen levantando la cabeza. Han hecho un paro histórico en medio de la pandemia conquistando la paritaria más alta. Se organizan, le dan pelea a las burocracias sindicales. Falta mucho, pero sobre todo falta amplificar una voz que pretenden invisibilizar: la de las obreras vitivinícolas.
Doble, triple opresión e invisibilización
“Ana Maya fue una de las protagonistas de la lucha de 2021, que marcó un antes y un después en las viñas y bodegas. Fue ella quien, al cierre de la marcha histórica del 1° de abril del 2021, en el km0 se levantó y dijo: “se terminó eso del sexo débil”. Como ella, obreras de fincas, de bodegas, mujeres de familias contratistas quieren decir basta. Su trabajo, que va a la par de los varones en sus condiciones y esfuerzos, es enormemente invisibilizado. En particular, en el caso de contratistas, la mujer queda invisibilizada bajo la definición de “familia contratista”.
“Trabajan por temporadas, desprotegidas, sin ART y sin aportes jubilatorios, las mujeres en las fincas y viñedos hacen todas las tareas (poda, desbrote, cruzada, limpieza, regado) y luego tienen la carga de las actividades domésticas y de cuidado, que como demuestran todos los estudios, alrededor del 90% recae sobre las mujeres.
“El salario ronda los $80.000, según el último acuerdo paritario. No alcanza. Hay que sumar horas y otros trabajos. Para las mujeres que son madres, se les suma el hecho que no pueden, como quisieran, cuidar o compartir, con sus hijos e hijas. Para ellas, además, está vulnerado su derecho a ser madres, “tenemos que elegir entre quedarse con nuestros hijos con hambre o estar ausentes pero con plato de comida en la mesa”.
“Son precarias. Como dice Ana, “no hay finca que contrate en efectivo, como a los hombres”. Ella tiene 57 años y no puede jubilarse, porque no tiene sus aportes. Es una realidad que hay que visibilizar y transformar.
““La Vendimia es para los turistas, para la gente que viene de afuera “, “pero para los trabajadores que están todos los días, no hay nada que festejar”. “Ninguno de ellos saben lo que es cosechar”, denuncian. Las mujeres de la viña trabajan en los surcos, riegan a cualquier hora del día o cargan los tachos de 20 kg desde muy jóvenes.
“En este sentido la “Ley de Intercosecha y contra el trabajo rural temporario”, que presentaron Nicolás del Caño, Myriam Bregman, Alejandro Vilca y Romina del Plá, del FITu en el Congreso Nacional es una propuesta para aliviar esta realidad de los obreros y obreras rurales de Jujuy, Tucumán, Salta y Mendoza
“Las reinas, los famosos, los empresarios “posan para la foto” junto a los políticos de turno. Los mismos políticos, de los mismos partidos que gobiernan para los bodegueros, les garantizan subsidios, dólar especial, excepciones en medio de una pandemia, dejan pasar despidos antisindicales, arbitrarios y fraudes laborales de todo tipo.
“Las trabajadoras de la educación sabemos muy bien de las condiciones de vida de las familias vitivinícolas, de sus salarios de pobreza en las bodegas, del trabajo familiar en las zonas rurales, de los jóvenes que arrancan más tarde a cursar porque trabajan en la Vendimia, del miedo a perder la vivienda de las familias contratistas, de las manos curtidas, de quienes no llegan ni a jubilarse por las condiciones en trabajaron toda su vida. Por eso somos solidarias con sus reclamos y los acompañamos.
“Pero además identificamos que los enemigos son los mismos. Son 40 años de gobiernos de los empresarios, los ricos, los dueños de la tierra y con la colaboración de las direcciones sindicales cómplices. También de los grandes medios, que reflejan a los dueños del vino y ocultan la realidad de quienes pasan sus vidas entre los surcos y las líneas.
“Desde el PTS-Frente de Izquierda venimos aportando todo lo posible para denunciar todo esto y ayudar a poner de pie a quienes hacen funcionar la principal industria de nuestra provincia. Porque estamos convencidos que, como dice Ana, esta realidad la podemos cambiar. Nuestra fuerza puede ser imparable.
“Laizquierdadiario.com
“23 de abril de 2023”.
Foto: Casandra Martínez