Solsticio de invierno
Otro viaje al fin de la noche
Parte 13
(viene de la edición anterior)
El reflejo de la sombra
Mucho después fue la novela “Testigo en peligro”, porque sentía que mi hermano Pablito estaba en peligro. Era una víctima, lo cual era totalmente demostrable. Había sido cobayo de pruebas de medicación psiquiátrica en el Hospital Neuropsi de Mendoza.
Había tenido ya varios intentos de suicidio cuando tuvo otro más, hará unos 4 o 5 años. Lo internaron, le dieron el alta, pero con la indicación de tomar una medicación carísima, que por estar en una profunda depresión no podía comprar por ser trabajador independiente. Recuerdo cuando lo contaba y su angustia, con ese tono depre…
Decía que si compraba la medicación no iba a poder pagar el alquiler ni tendría para comer. Yo soy electricista, independiente. Y si no trabajo no cobro.
Entonces, hubo un doctor o psicólogo, muy piola, que él quería y respetaba que le dijo:
-Yo puedo lograr que te den esa medicación.
Pero tuvo que firmar que lo hacía por su propia voluntad. UN ENFERMO, CON UNA INTERNACIÓN POR DEPRESIÓN AGUDA. Lo peor es que le hacían unos estudios, le sacaban sangre y no sé qué más. Y a la semana tuvo otra crisis aguda que lo llevó a otro intento de suicidio y otra internación. TOTALMENTE DEMOSTRADO QUE FUE COBAYO DE PRUEBAS DE MEDICACIÓN PSI EN UN HOSPITAL PÚBLICO.
Una práctica bastante común parece, cuando por el Canal Encuentro cuentan que se probaron las vacunas Sabin con los nenes internados de un Neuropsi. Para hacerle flor de juicio al sistema de Salud Pública, porque se podría suponer que, si era la única medicación, lo mínimo que tendrían que haber hecho, es hacerlo en un lugar en el cual estuviera CUIDADO, o sea INTERNADO EN EL MISMO HOSPITAL.
Fue absolutamente imposible que ni él ni mi hermano Rodrigo lo entendieran y lo peor es que ya estaba la Ley Nacional de Salud Mental, votada por unanimidad por las dos cámaras y LE NEGARON LA PENSIÓN QUE OBVIAMENTE LE CORRESPONDÍA POR MÁS DE SIETE INTENTOS DE SUICIDIO COMPROBADOS EN EL MISMO HOSPITAL. Él me dijo que hubo otros no comprobados allí.
Entonces, puedo entender que tal vez algunos solidarios pensarán si sigue allí en Mendoza con ese sistema, la única manera de salvarle la vida sería sacarlo de ese lugar.
Pero mi angustia había sido el día del padre. Cuando mi cuñada me contó que su hijita fue a llevarle, llorando desconsolada, unas flores al cementerio el día del padre. Y su otra hija, en Bs. As., se sentía totalmente sola.
Yo lo imaginaba por aquí, tal vez. Donde sabía por el intento de asesinato de mi amiga, La Reina de Las Nieves, por El Ruso, que la única siquiatra, que solo sé que se llama Belén, tenía una licencia por maternidad y hacía unos diez días no se había cubierto ese cargo.
Y entonces, tal vez El Ruso, no pudo tener la medicación y terapia que quizás hubieran evitado ese intento de asesinato. Pero que, si no se cubrió el cargo, aún, vaya a saber si hay otras Ángeles en estas ciudades, San Antonio Oeste, Las Grutas y El Puerto del Este.
¿Y si hubiera algunos más? ¿Algunos posibles suicidas sin atención? ¿Algunos que tal vez hubiesen hecho otros asesinatos? porque El Ruso le dijo a La Reina de Las Nieves que así habían muerto otros amigos suyos. Creo que me dijo tres amigos, ese día cuando me contaba que atención le habían dado en el hospital. El enfermero le dijo que tomara dos Ibuprofeno.
Entonces fui a acompañarla. Y a verificar si se cumplían los estudios indispensables que no le hicieron. Porque no pudo demostrarse si hubo esos golpes sin marcas como hace la policía (porque El Ruso quería serlo…) que podría haber demostrado una radiografía dorsal. Tenía marcas en el cuello que le dolía. Pero la sala de rayos no tenía la infraestructura para hacerlo. Y tampoco le hicieron la derivación al hospital de SAO, donde tal vez podrían habérselos hecho. Y con la posibilidad de un bolo fecal de una semana, en los dos días de internación le dieron de comer arroz. Y así, con una semana le dieron el alta, como se lo grité al sicólogo grutense, porque ya lo había hablado con mucha paciencia CON ABSOLUTAMENTE TODOS LOS PROFESIONALES…
Y tal vez mi dolor sea causado por la única prueba que podría corroborar o refutar las hipótesis de que mi hermano quizás no esté en esa tumba del cementerio, sería el estudio del Equipo de Antropología Forense (con prestigio internacional) que es absolutamente irreprochable internacionalmente. Pero tal vez fuese peor para él si viviera y así fuese… Un sobreviviente de tanta iatrogenia psiquiátrica, llevado al Hospital Neuropsi (El Locosomio, lo llamaba Pablito) donde lo usaron como cobayo de prueba de medicación rara que lo llevó a otro intento de suicidio peor aún que el anterior.
Esos dilemas del prisionero son terribles. Como las pruebas matemáticas de Paenza. Las opciones solo son A y B, nada más.
Por eso me interesa tanto el tema del mural de Páez Vilaró de la ex Delegación Municipal. Que en la Municipalidad y la Dirección de Cultura me dijeron que estaría en el nuevo edificio del Centro Cívico, frente a la terminal grutense.
Fui a preguntar dónde estaba.
-No está. Le están haciendo un marco, me dijo una señorita.
Resulta que no está. DESAPARECIÓ UN MURAL; ALGO GRANDECITO, DIGAMOS…
¿Y para qué hay tantos códigos de barras a nivel internacional, si ni siquiera se encuentra un mural…?
Desapareció de la vieja Delegación Municipal, un edificio público de nuestro Patrimonio Histórico-Cultural… Se ve el agujero. Allí no está el mural, que yo vi, porque para autorizar los planos del iglú, que están desde el año 1996 en el municipio necesitaba antes saldar toda deuda, condición sine qua non para aprobarlos. Lo hice. Tardaron casi un año y medio.
-Porque el iglú es redondo,- me dijo una señorita del Concejo Deliberante cuando iba a preguntar el porqué de tanta demora. Tenía dos opciones. Ir a implorar al señor intendente o seguir la vía legal correspondiente. Por supuesto, escribí la nota.
Para preguntar por la aprobación de los planos, iba a la oficina de Obras de la ex Delegación Municipal donde estaba dicho mural. Me preguntaba cómo habría sido antes, el original, porque lo habían achicado, me dijeron y lo arreglaron para el centenario del pueblo.
El otro día Páez Vilaró cumplió 90 años.
Pude ver un programa por el canal@ o Encuentro, donde muestra su gran obra, Casapueblo, que habría sido un conventillo, medio un rancherío, como El Barrio de los Pulperos locales. Y él lo unificó y salvó de la picota de los “inversores inmobiliarios” con ese diseño mediterráneo de paredes blanquísimas, tan bellas. Allí están esos espacios para artistas y quienes llegan de todos lados del mundo para escuchar la historia de su larga lucha por recuperar a su hijo, uno de los sobrevivientes de “VIVEN”, los rugbiers de la cordillera. Siempre me emocionó su lucha. Cuando todos los daban por muertos, él… Páez Vilaró, siguió intentando encontrarlos. Hasta fue a ver a un vidente para ver si viviría o no y dónde estaba. Y gracias a su lucha inclaudicable los encontraron. Por eso me emociona tanto esa obra del mural.
Pero luchando inútilmente por salvarlo, me fui enterando que no solo no estaba ese mural, hay otro en el aeropuerto, con unas goteras que le caen encima. Y otro, en el murallón de la tercera bajada, que habría sido borrado.
Recordar esa lucha de Páez Vilaró por encontrar a su hijo, me inspira a seguir intentando encontrar a mi hermano, que cumpliría 50 años el domingo.
Yo le hice una carta natal hace años. Y no figuraba una muerte, se lo dije, cuando estaba siempre al borde del suicidio. Al contrario, entraba en una etapa del período solar…
Tal vez, tantos que buscan a sus hijos queridos, las Abuelas, las Madres, las hermanas, recordando a la persistencia del autor del mural puedan comprender por qué para mi es tan importante, que saqué un recurso de amparo que lo pasé a la Defensoría Oficial porque nadie quiso defenderme cuando me pidieron que nombrara abogado defensor. Pero ni sé qué pasó con el recurso. Como ya se sabe, cuando la justicia actúa, a nosotros, ni nos informa siquiera.
Estaba escribiendo anoche, cuando a eso de las 22,00 hs pasé al canal A24, creo que estaba un programa “Periodistas” donde trataban el tema de la comunicación con los muertos. No sé por qué me puse a verlo. Es un tema que me raya mucho. ¿Cuántas veces sentí que solo hablar de ese tema era para corroborar EL DIAGNÓSTICO DE ESQUIZOFRENIA?.
Había una onda densa en algunos de los entrevistados y una piba, con aire de realmente buena onda, cuando la periodista le preguntó por Ángeles se puso muy mal.
Me quedé mirando ese programa porque justamente allí había visto en un programa anterior, hace unos dos meses, supongo, uno muy interesante: “Escudo contra radiaciones”, donde había un señor que explicaba el tema de las radiaciones de los celulares que incluso había un aparatito tipo un contador Geiger o algo así que medía las radiaciones… El daño que podrían hacer al cerebro, lo dañoso para los nenes, cómo no había que dejarlo encendido a la noche ni cargarlo cerca de la cama. Todas las cosas que yo suponía, pero nunca había escuchado algo tan racional como que existía algo tecnológico para medir esas ondas electromagnéticas. Es algo que me preocupa por el cablerío que pusieron los del video cable tan cerca del iglú y sus cables pasan por mi espacio aéreo sin siquiera darme a mí el derecho a internet por cable, porque no tienen el modem para hacerlo. Ocupan mi espacio y peor aún, me contaminan con esas radiaciones electromagnéticas, pero aún nadie me da bolilla… Supongo que deberé hacer el trámite por Defensa del Consumidor. Pero como implica tener que ir a Viedma, me traba un poco. Porque ya me pasó. Aquí no deciden, lo derivan solamente.
Era cuando tenía el viejo celular que era regalo de mi hermano Pablito junto con mi otro hermano Luis Horacio. Y sabía que tenía que cambiarlo, que me correspondía que Movistar me lo tenía que cambiar con un precio preferencial por ser cliente de muchos años. Pero no sabía qué modelo nuevo elegir. Y fue ese programa el que me enseñó que cuanto más chiches tuviera más daño haría. Había viajado a Neuquén la otra vez para pedir el cambio de equipo y no me habían dado bolilla. Que, si es por cambio de equipo, vaya a ese otro negocio… Y cuando fui, que aquí no hacemos cambio de equipo sino solo vendemos uno nuevo. ¿Quiere este o aquél? Sino pídalo por su teléfono.
Lo pedí y tampoco…Fue entonces cuando vi ese programa de “Periodistas” con ese tema del escudo contra las radiaciones.
Y por verlo, me había perdido el tema del libro “La guardería montonera” de los pibes de la contraofensiva que solo fue una vil cacería para agarrarlos en plena dictadura y que estaba en el programa de Maximiliano Montenegro que suelo ver a esa hora.
Pero me había quedado mal con eso de los que se comunicaban con los muertos y sobre todo lo de Ángeles, que al igual que tantas madres, es un tema que nos sumerge en el horror del hoy.
Yo sentí que hay algo muy extraño en el tema de Ángeles… Tal vez haya allí algún político muy importante en su carrera política, supuse, a quien estarían encubriendo, porque lo extraño es que no le hayan hecho a la piba el estudio de ADN para ver si realmente los que dicen ser sus padres lo sean. Para mí allí está lo difuso, porque es muy extraño el silencio de los vecinos. Como si supiesen que hay personas de las que no se puede decir absolutamente nada porque sino… Y debe ser alguien ligado a la represión, supuse también.
Puede ser que los miedos de cada uno se reflejan entonces y surgen cada vez que algo así nos recuerda que, si todos estamos bajo libertad rigurosamente controlada, ¿cómo es posible que haya tantas cosas confusas en ese terrible asesinato de esa adolescente? Suena a esos mensajes mafiosos de si alguien habla, ya saben lo que les puede pasar a… Con esa similitud con el otro infame asesinato de esa otra adolescente que aún no ha sido develado… ¿En los tiempos de Gran Hermano, aún nadie sabe nada? Con tantas mini camaritas, Google Earth, celulares con chips que ubican las coordenadas precisas con el estudio de las huellas dactilares (invento argentino), para solo perseguir a pobres, con el estudio de ADN tan absolutamente preciso, ¿gran avance científico de las Abuelas de Plaza de mayo? ¿CÓMO NADIE SABE NADA?
Y solo habría hablado con miedo, una vecina…Que había escuchado que… Y cuando a la madrugada se llevaron a todos los vecinos a declarar parecía solo un operativo de amedrentamiento. Me imaginaba a esa vecina, que tal vez fuese una viejita con mucho miedo de decir algo, si la llevan a plena madrugada para hacerles un interrogatorio…
ESOS MÉTODOS DE LA DICTADURA…
Si al presidente del club Independiente, solo por haber querido luchar contra las barras bravas los patotearon a todos los dirigentes… ¿Y no había policías que supusieran que eso podría pasar? Qué raro… Cualquiera que escuche un programa deportivo sabe que sería factible…Y si nadie lo previó, ¿qué podría pasarle a cualquier vecino?
Si acaso Ángeles estuviera relacionada con algún cappo di tutti cappi de algún club de los que fueron al descenso… Porque ya lo habían amenazado… Y cualquiera que sabe algo de historia cercana, política y futbolera, se imagina que entre los barras haya viejos represores relacionados con la política…
Como aquí. Nadie sabe qué ha pasado con algo muy grande, como un mural, que ocupa una pared de un edificio público, es decir del pueblo, de todos, digamos… ¿NADIE SABE NADA? ¿O LOS QUE SABEN, CALLAN? ¿POR QUÉ DE ESTOS TEMAS NO SE HABLA?, ¿HABRÁ HAY GENTE DE ARRIBA, ALGUNOS MUY PESADOS QUE NO PUEDEN SER TOCADOS?
Es como la extraña desaparición de las inmensas máquinas de la minera HIPASAM, de Sierra Grande…
-Eran inmensas, – me explicó una vez alguien- …Más grandes que un colectivo…Grandes como un dinosaurio, supuse. De una empresa tripartita, de la provincia de Río Negro, el Ejército y no recuerdo quién más… ¿Pero ¿cómo se las llevaron? Como el mural, digamos… Me llevo esto…Una pared con un mural, en un camión, me contó el taxista, a quién ya tengo miedo le pase algo, por el solo hecho de haberlo dicho…
¿Dónde está ese mural? De ese arquitecto, un artista, que, del solo hecho de haber recuperado a su hijo, quedó tan feliz que se puso a pintar esos murales que parece a muy pocos les interesan…
Me imaginaba cada vez que me ven aparecer por ese tema…
– ¿Sabe usted dónde está el mural que pintó Páez Vilaró en la vieja Delegación Municipal de Las grutas?
Otra vez esa vieja pirada preguntando giladas… Con tantos temas tan importantes, que si hay viviendas sociales para los que vinieron aquí con el cuento del trabajo en la construcción para el turismo…
Si se hicieron las cloacas que aquí figuran que están hechas y resulta que no. Con tanta guita que aportamos para la provincia, que el año pasado en el diario dijeron fueron nueve millones y medio aportados por nosotros. Y resulta que el hospital grutense tiene esa sala de rayos que parece rezago de la primera guerra… ¿Por qué no hay psiquiatra suplente para una licencia tan previsible como por maternidad? Simplemente porque nadie quiere venir a este lugar ¿Y ME PREGUNTAN DÓNDE ESTÁ ESE MURAL?
Fue cuando yo, también, me pregunté por qué me preocupaba tanto… Porque los monumentos históricos no mienten, me dije. Que hayan arrasado con el Hospital Borda, cuando está por cumplir 150 años, con esos edificios que son realmente muy bellos y están en ese estado de absoluto abandono, es solo la prueba más evidente de la poca bola que le han dado a los pacientes de sufrimiento psíquico, no solo este gobierno, sino los anteriores…Como si tal vez, desde hace 150 solo se hayan construido, nada más, que ese repositorio de los que nos preguntamos cada gilada…
Por canal @ muestran la maravilla del Museo del oro del Perú. El amor con que se habrán podido salvar del saqueo esas obras tan bellas… Algunas las enterraron en pleno desierto y por eso se conservan esos tejidos con diseños tan hermosos.
Aquí, en cambio, le contaba a un señor mientras esperaba en esas largas horas de cola de tramites en la Municipalidad de SAO…
-Vengo a preguntar por el mural de la vieja Delegación Municipal…
-Yo lo conozco, me dijo…Pero eran tres…Yo estuve cuándo los pintó Páez Vilaró.
-Cuando me enteré que tirarían abajo el edificio comencé a preguntar por el mural- le conté- Vine a una reunión de la Comisión de Historia. Estaba Salvador, el cineasta-.
-Sí, lo conozco- y me dijo su apellido.
Recuerdo esa vez… El cineasta, que me regaló una copia de una peli suya premiada, muy bella, es hijo del escribano de SAO.
(continuará)
Columnista invitada
Lucía Isabel Briones Costa
“Mi pecado fue terrible: quise llenar de estrellas el corazón de los hombres” decía el poeta… Desde los lejanos años de estudiante del profesorado en Historia en la Universidad Nacional del Sur, dediqué mi vida a la educación. En los tiempos previos a la dictadura de 1976 enseñaba en una vieja aula de la Facultad de Agronomía el bachillerato de adultos, tarea compartida con los compañeros, casi todos presos políticos después en Bahía Blanca. Cuando era rector Remus Tetu se hizo una razzia contra docentes, no docentes y estudiantes, especialmente contra los alumnos de Humanidades, Sociología y Economía. Estaba terminando mi carrera, cursando las últimas materias cuando fui detenida y puesta a disposición del PEN, el Poder Ejecutivo de la Nación, durante tres años y tres meses, hasta diciembre de 1978. Estuve en las cárceles de Villa Floresta, Olmos, Devoto y los tres últimos meses en la U20, la cárcel dentro del Hospital Borda, donde un prolijo tratamiento con drogas psiquiátricas hizo borrar totalmente mi memoria. Así me dejaron en libertad, diciéndole a mi padre: “Su hija es irrecuperable, será un vegetal hasta el día de su muerte. Que Dios les de la Santa Resignación”. Gracias a haber encontrado la ayuda adecuada pude recuperar, poco a poco, la razón perdida. Y me fui a La Pampa, donde fui docente de escuelas primarias y secundarias en la pequeña localidad de 25 de Mayo y en el Terciario de Formación Docente de Catriel, Río Negro. Recién en 1997, pude terminar mi profesorado en la Universidad del Comahue, para cuando mis compañeras de promoción de la Universidad del Sur ya estaban por jubilarse. Luego comencé la maestría en Historia Latinoamericana de los siglos XIX y XX, la cual se interrumpió cuando la Universidad no podía pagar a los docentes, varios doctores en Historia. En ese tiempo de docente rural comencé a escribir narrativa, tarea que continué al jubilarme en el bello mar de Las Grutas, en Río Negro. Seguí escribiendo con la alegría de dar un legado en su educación a mis hijas: la mayor psicóloga y la menor, maestra y profesora de Historia, ambas egresadas también de la Universidad del Comahue.


