En la hora de la unidad nacional debemos hacer un esfuerzo para superar las desavenencias del pasado. Lo necesita la Patria -que es el pueblo-, justamente porque la Patria es el otro.
Escuchemos la palabra de Perón -en profundidad-, no fragmentada. Muchos lo criticaban -y lo siguen haciendo-, por su manifestado afán, al decir que el no tenía tiempo, para hacer pelear a los muertos. Vine para transformar la realidad, no para dividir al país. Quienes mucho hemos padecido, sabemos que es así.
Sabemos que el nacionalismo católico, junto a la democracia cristiana y otros elementos negativos -de aquélla época-, un sector importante de la iglesia y toda una conjunción de derecha, tronchó la revolución nacional. Yo -que fui enlace de la Resistencia y pese a la persecución, la cárcel, la tortura y el exilio-, pude hacerlo -tal vez con dolor, primero-, pienso que Perón tenía razón, aunque algunas cosas, tardaron en hacerse carne (en forma cierta e indudable, el era una montaña y yo un grano de arena).
Comprendí que el ansia de venganza genera odio. Calculen que -hoy-, la mayoría de los que desprecian al peronismo no saben -en el fondo-, por qué lo hacen. Viví todas esas contingencias -estuve ahí- y se que cometimos grandes errores (a espaldas de Perón, según el mismo me reconoció, en las extensas charlas del exilio).
No solo en edad, Perón no dejó -nunca-, de crecer. El abrazo con Balbín, era un hecho que ansiaba, desde un par de años posteriores al comienzo del periplo interminable. Tuve mucha bronca y me revelé, ante la injusticia, pero no sentí necesidad de venganza, ni conocí lo que es el odio.
El odio nos consume y nos agobia. Siempre pensé que recapacitarían, comprendiendo el daño que ellos mismos se infringieron, al truncarnos. Y entendí los errores mutuos. Entendimos los errores mutuos, propios de la refriega. Sabes que muchos de ellos -los principales-, buscaron tomar contacto conmigo (algunos lo hicieron, a través de intermediarios).
Muchos me confesaron su error, con observaciones reales, que les reconocí. Lo que nunca pensé, es que mi alejamiento fuera tan largo, aun sabiendo ellos -como yo-, que la pacificación y el encuentro iban a ser imposibles, sin el peronismo presente. (Cuando esto me decía, no suponía que se hallaba en mitad de la agonía).
Cuantas veces -con dolor-, afirmó que estaba desesperado por volver; “no siento necesidad de volver a gobernar, es mas, puedo respaldar y asesorar, a un gobierno que nos represente -nacional y popular-, mi regreso tiene que ver con recuperar mi lugar en el mundo y dejar la vida allá”.
Hay cuestiones de las que no debo hablar, porque generarían confusión, pero me aseguró que -superando pasiones y comprendiéndose-, tenía la necesidad de abrazarse con alguno de sus grandes adversarios. La incomprensión lo dañó, en sumo grado. Me mencionaba a bravos opositores -a nuestro gobierno-, a los que hubiese querido tenerlos de su lado.
Sabía justipreciar la calidad de los otros y que trascendente hubiese sido contar con ellos. Al año siguiente al fallecimiento de ese ser tan joven e incomparable que lo potenciaba, decayó su deseo de consagrar la unidad nacional, porque no hallaba eco. Pero, ya lejos, soñaba con volver a gestarla.
Ya no está, pero nuestro frente -que debe ser nacional, popular y revolucionario-, es una suerte de lo que quiso, por entonces. El peronismo es la columna vertebral, pero ha logrado consagrar la conjunción, con socialistas, radicales, comunistas y de otras extracciones de centro izquierda. El peronismo, jamás puede ser de derecha, reiteraba.
La derecha puede hacer su juego, pero no representa los ideales de Patria y Liberación, que nos distinguen, aseveraba. Siempre debemos homenajear a nuestros caídos y a nuestras mujeres y hombres mas preclaros. Debemos recordar, no obstante, que su causa -nuestra causa-, era y es la Unidad Nacional y la Revolución. Si se puede en Paz será mejor.
Que odien ellos; nosotros estamos para hacer honor a la vida”. Hablando de los argentinos del siglo XIX, afirmaba que -todos- habían tenido luces y sombras -claroscuros-. Todos nos legaron cosas positivas, está en nosotros, cambiar la realidad e imponer la Justicia Social, la Soberanía Política y la Independencia Económica. Argentina es una Potencia, a nivel mundial, pero debe convencerse de ello.
Tenemos los recursos y las personas imprescindibles, para no pedir préstamos de ninguna naturaleza. Ayudemos a crecer y a liberarse, a los hermanos de la región -insistía-. Públicamente -sentenció-, que si no lográbamos la liberación, China nos liberaría. Pasaron muchos años y esa realidad está a la vista. Sin dudas, fue el mas grande geopolítico y profeta, del siglo XX. Escucharlo era un placer, pero al analizar -en profundidad-, su pensamiento, ampliaba el nuestro.
9 de junio de 2023
Columnista invitado
Carlos Valle
Docente, economista, historiador, periodista y escritor. Enlace de la Resistencia (1956). Presidente de la Asociación de Periodistas Latinoamericanos (1965-1976). Decano de los periodistas de Radio Nacional. Sindicalista y asesor gremial y político (CGT hasta 1991). Exiliado en 1962.


