Apuntes autobiográficos sobre la izquierda cristiana, parte 8
Habíamos llegado a nuestro epistolario con Don Jaime, el obispo del pueblo de Neuquén, al momento en que Perón no sólo había retomado el poder, sino que además se había peleado con la Juventud Peronista en la Plaza de Mayo, luego se había despedido con poca gente escuchándolo, y finalmente fallecido.
Hasta la vez anterior te conté sobre nuestras reflexiones, a distancia (él en Neuquén, un servidor en Buenos Aires, aún militante cada vez menos entusiasta del Partido Revolucionario Cristiano), sobre esa violencia política en el país, situación que sólo anunciaría la verdadera tormenta por venir.
Hoy entiendo que Jaime estaba pasando, quizás, por una propia lucha interior, ya que tenía grado militar, tenía familiares ricos y con grado militar (el General Mariano De Nevares era su primo), estaba enfrentado al poder militar local en su diócesis, incluso en el hecho de que en la propia catedral había habilitado una especie de residencia para colimbas de otras provincias y que no tenían dinero para volver a sus casas en la época de franco. Hasta en eso los militares fueron crueles, con su propia gente (en 1982, al visitar Juan Pablo II el país para poner fin a la Guerra de Malvinas, conversamos con Jaime sobre el desenlace de la guerra y yo también estaba enganchado con eso de “ganar la guerra, porque eso desatará fuerzas sociales hasta ahora contenidas”, a lo que me respondió “yo espero que nuestros militares pierdan, así se curan un poco de la soberbia que tienen”, y me dejó frío. Te juro que mi primer pensamiento fue “este tipo es un traidor”, y de inmediato asocié con ese chiste acerca de que mi mente estaba también colonizada por los medios.
Volvamos 8 años atrás.
El 28 de octubre de ese año 1974 le escribí: “La situación política (…) me tiene bastante inquieto. Sobre todo me sentí mal cuando amenazaron de muerte a (Horacio) Sueldo, cuando me enteré que anda deambulando clandestinamente por el país, que tiene que estar aislado incluso de su propia familia. Además, la represión aumenta día a día y todo indica que estamos entrando de lleno en un fascismo”. Estoy esperando material de la familia Marturet (Corrientes), que dio asilo a Sueldo, para darlo a conocer.
En esa carta elogiaba algunas actitudes de la Iglesia en Roma, pero le daba con un palo al cardenal primado de la Argentina Antonio Caggiano, que justificaba la represión que venía “in crescendo”. Así, mientras el Papa Paulo VI (que fue quien continuó y terminó el Concilio Vaticano II) decía que no podía haber paz sin igualdad económica y socialización del poder político, los prelados argentinos pateaban en contra.
Obviamente que Jaime era una excepción, una de varias excepciones.
Nunca entenderemos, si no abrimos los ojos, lo revolucionario de ese viraje de la Iglesia Católica en esos tiempos. Y nunca valoraremos, si no abrimos la mente, que ese trabajo interrumpido retomó impulso gracias a Bergoglio.
Luego en mi escrito señalo las contradicciones de Paulo VI, aunque también aclaro que todo nuestro tiempo (ese) es contradictorio en sí mismo. Las cartas eran como “confesión a distancia”, esperando del confesor una palabra de perdón, de comprensión, de entendimiento, pero se lo estaba pidiendo a un sacerdote que estaba -él mismo- en la mira del enemigo de una guerra que nos afectaba a ambos.
También en esa misiva me defiendo de sus bromas acerca de mi “aristocratismo” y de mi “extremismo”, pero no hago más que embarrarla. Reclamo una sociedad sin clases inspirada en los valores cristianos, pero afirmo que “Cuba está más cerca del ideal cristiano que el capitalismo”; hasta parece que lo chuceo, porque retomo el tema de Ernesto Cardenal (5), a propósito de su carta donde dice que “el paraíso terrenal es empalagoso”. Le digo asimismo que el libro EN CUBA es bueno, pero que le rinde pleitesía, como cristiano, a un modelo no cristiano, con lo cual, empero, estoy de acuerdo. ¡Puff!!!!. Me imagino la paciencia de Jaime ante el desorden mental de este pendejo recién casado. Finalmente le informo que habíamos visto ya las películas QUEBRACHO y LA PATAGONIA REBELDE, que él nos había recomendado.
Esa carta, supe luego al recibir la suya fechada el 11 de diciembre, estaba en su valija cuando fuimos a visitarlo por esos días al departamento de su hermana en Buenos Aires. Y él se había olvidado de que la tenía a 20 metros de donde nos sentábamos a menudo, siempre, con Marta.
Iba a decírmelo personalmente, pero se olvidó, y entonces me lo escribió a posteriori, diciendo que las cosas nuevas que estaba observando en la Iglesia no eran tan nuevas, y me recomendó leer documentos episcopales de la iglesia de Brasil.
También señala cosas que tienen una tremenda actualidad al hablar de “el esfuerzo de los poderes del dinero y sus aliados (agencias informativas internacionales) en distorsionar para desorientar. Las noticias de La Nación acerca del Sínodo (de Roma) son un modelo en ese campo. Muchos son víctimas del engaño (“¿y tu?)”. Traducción: me estaba diciendo que yo me estaba comiendo la curva de las fakenews, que en esa época todavía no se llamaban así.
Agrega que el cambio social sólo puede ser producto de un cambio del corazón, o “sólo se cambiará de amo”, citando a Paulo VI. Luego hace una comparación firme, muy dura, entre los luchadores abnegados del llano y los que se aburguesaron y se convirtieron en oligarcas, egoístas, falsos, traidores. Muy duro. Pero ahí no me pregunta con el venenoso “y tú?”.
Era la primera vez que Jaime utilizaba términos tan fuertes para referirse a los cobardes, mediocres y traidores. Se trataba de “otro Jaime”, no el que sacudía toda su panza cuando reía (y lo hacía siempre), sino el que estaba preocupado y enojado.
Había razones para ello. Recuerdo haberme comido la curva, los primeros días, de que el 24 de marzo de 1976 venía a poner fin a la violencia desatada y que yo creía bilateral. Lo que vendría después mostraría al mundo que el período 1973-76 fue un campo de experimentación para otra cosa que negábamos por mecanismo de autodefensa. El horror ya estaba entre nosotros.
Columnista invitado
Carlos Benedetto
Museólogo, docente jubilado y presidente de la Federación Argentina de Espeleología. Escritor y periodista. Miembro de la Comisión de Ambiente del Instituto Patria. Director del quincenario Sin Pelos en la Lengua. Agrupación Luis Barahona, Biblioteca de la Memoria Jaime De Nevares, Malargüe.
Notas
1) https://marcelosapunar.com/2023/05/07/creeme-conoci-a-horacio-sueldo-parte-1-por-carlos-benedetto/
2) https://marcelosapunar.com/2023/06/12/jaime-de-nevares-el-obispo-del-pueblo-mapuche-por-carlos-benedetto/
3) https://marcelosapunar.com/2023/06/19/mas-sobre-el-epistolario-con-el-obispo-comunista-de-la-patagonia-por-carlos-benedetto/
4) https://marcelosapunar.com/2023/06/30/de-nevares-y-la-violencia-politica-en-tiempos-del-tercer-peron-por-carlos-benedetto/
5) https://marcelosapunar.com/2023/07/07/que-tienen-que-ver-don-jaime-de-nevares-con-juan-xxiii-ayer-y-hoy-carlos-benedetto/