Dos organismos nazis, responsables directos junto a Menem, su gabinete y el Mossad, de los asesinatos de la Embajada y la AMIA, quieren involucrarnos en sus crímenes de lesa humanidad.
El día de la implosión -en la calle Arroyo-, yo estaba reunido en la CGT. Una nube de humo nos alertó, oscureciendo el ambiente. Yo ya estaba anoticiado de que, a través del ministro del interior -Manzano-, respondiendo a directivas de EE. UU., se había hecho entrega -a Israel-, de misiles -de producción argentina-, denominados “Cóndor”, no se si por el gigante andino, o por los planes, que continúan matándonos y produciendo golpes de Estado, en América Latina.
Recuerdo que, al día siguiente, enterado de detalles, le aseguré -a Saúl Ubaldini-, que jamás se iba a conocer quienes eran los responsables. Estaba en ciernes la “corte automática” y ya, la justicia mafiosa, que impediría resultado alguno. Los peritajes de Gendarmería y del mayor jefe militar de la época, no dejaban dudas, mas fueron cambiados, en razón de la inmediata presencia de integrantes del MOSSAD, que se hicieron cargo de la investigación, borrando la mayoría de las huellas.
Por causalidad, ninguna autoridad diplomática estaba allí, cuando la explosión. Solo emplead@s, junto a las víctimas que circulaban por allí, desconociendo qué había, bajo el nivel del piso de la embajada. Por simpatía, entre los peligrosos explosivos, quedaron ruinas del edificio y víctimas vivas, que jamás fueron rescatadas (deliberadamente).
Ese gobierno estaba plagado de judíos (no se trata de una queja, o de discriminación, pero uno de los ministros, por lo menos, era oficial israelí, en tanto el ministro del interior, hijo de vientre judío, que cometió mil robos y estafas, fijando -hoy-, domicilio en Bélgica).
Todo se ocultó y se hizo silencio de radio, aunque se escenificaron homenajes, a tantos inocentes que perdieron su vida, ajenos a la operación con los misiles. Un tiempo después, operaciones financieras y estafas gruesas, del dirigente judío -amigo de Menem-, Beraja, que vació y quebró varios bancos (su mano derecha, de apellido Cascallares, era la madre de María Eugenia Vidal, otra causalidad), mas mesas de dinero, en la misma AMIA, crearon una situación particular, que terminó en otro “atentado”.
Muertos, heridos; casas y negocios destruidos, trabajadores de la salud y bomberos, con enfermedades respiratorias y/o heridos -física y espiritualmente-, pero Beraja y las autoridades, no estaban. Soy objetivo, pues tengo claro cuantos beneficios -de distinto orden-, produjo la integración de la comunidad, para la Argentina.
El país tuvo héroes y mártires, de tal origen. Es mas, algunos cómplices, en los delitos de Beraja, nada tenían que ver con la colectividad; pero el era dirigente. Muchos de los que encubrieron a los responsables de ambas desgracias, se siguen valiendo del ocultamiento y la mentira, para sus miserables andanzas.
Por ello hay -por lo menos-, dos sectores, familiares y amigos de las víctimas, que pugnan por la verdad y personajes despreciables que, por contrario imperio, usan a las víctimas, para cometer todo tipo de tropelías, incluso partidarias. Hay de todo y para todo.
Hoy, el Eje del Mal, trata de dar forma a pequeñas guerras, para demorar su caída. Y pretenden involucrarnos. A nosotros los argentinos y al mundo. Las vilezas cometidas por EE. UU., en Ucrania, valiéndose de un nazi, que usurpa el gobierno, tras un golpe de Estado y asesinando a miles de ucranianos (a algunos por pro-rusos), son similares a las del Estado de Israel -también de connotaciones nazis-.
Benjamín Netanyahu, es un personaje siniestro y hace gala de su condición de genocida y de aliado del norte. El pueblo israelí, como parte del argentino, es víctima del lavado de cerebro de los medios y de la información difundida, por los propios generadores de conflictos bélicos donde todo vale, incluso la circulación de virus de diseño -como el COVID-.
EE. UU. y sus aliados, desarrollan guerras químicas, de antigua data. Son los únicos y los mas perversos. Todos los intentos de hoy, impulsando guerras nucleares -y de otro orden-, son acabada prueba del enceguecimiento y la crueldad. Hoy se corre el riesgo de terminar con las especies y con el propio planeta.
¿Hacia adónde van?. ¿Pueden ser tan bestias, que solo saben de la imposición de la fuerza, a cualquier precio y renunciando a la vida de todos y la destrucción de la casa común, de los humanos y del resto de las especies -reitero-?. Los argentinos y los hermanos de la Patria Grande, no nos debemos involucrar, en tanta felonía de destrucción, a nivel cósmico.
Las víctimas son víctimas -de cualquier bando-, dadas las circunstancias. Lo que debemos tener claro es quiénes planifican estas atrocidades. Nuestro compromiso es el de bregar por la paz mundial, única garantía de continuidad de la vida -en el mundo-. Solo en paz podremos ser libres, felices y consagrar una inteligente y solidaria fraternidad mundial.
10 de octubre de 2023
Columnista invitado
Carlos Valle
Docente, economista, historiador, periodista y escritor. Enlace de la Resistencia (1956). Presidente de la Asociación de Periodistas Latinoamericanos (1965-1976). Decano de los periodistas de Radio Nacional. Sindicalista y asesor gremial y político (CGT hasta 1991). Exiliado en 1962.


