El lunes 6 de noviembre, el amigo Toto se cayó en la calle yendo y viniendo a un Anses capitalino para pedir un turno para la ampliación de su crédito, más que necesario para su supervivencia DE JUBILADO DE LA MÍNIMA.
Luego de la caída, que le dejó secuelas en brazo y hombro, debió esperar tres horas (sic) en la calle haciendo “la cola” con 82 años a cuestas, y al llegar a la meta le dijeron:”no hay más turnos, intentá por teléfono mañana, así no hacés cola”… cuando es sabido que los sistemas, teléfono 130 y afines de esa Agencia están saturados desde el lunes mismo. (Y que al llegar al fin de la solicitud electrónica, el sistema no la valida… como en cuento de la buena pipa.)
Lo sugestivo es que en ninguna oficina pública de Anses o en ningún banco público -Nación o Provincia de Buenos Aires (al menos entre los que fueron corroborados por otro amigo, el Viejo Chito)- haya al ingresar en la puerta o en su interior, un aviso, medida o indicación de la obligación de cumplimiento de la Ley Nacional 14.564, que entre sus artículos cita:
LEY 14564
EL SENADO Y CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES, SANCIONAN CON FUERZA DE LEY (También es LEY NACIONAL)
ARTÍCULO 1°.- Establecer la obligatoriedad de otorgar prioridad de atención a mujeres embarazadas, a personas con necesidades especiales o movilidad reducida y a personas mayores de setenta (70) años en: A) Todo establecimiento público dependiente de la Provincia de Buenos Aires. B) Todo establecimiento privado que brinde atención al público a través de cualquier forma y/o modalidad.
ARTÍCULO 2°.- Se entiende por prioridad de atención la prestada en forma inmediata evitando demoras en el trámite mediante la espera del turno.
ARTÍCULO 3°.- En los establecimientos a que hace referencia el Artículo 1º se deberá exhibir con carácter obligatorio y a la vista del público carteles con el texto completo de la presente Ley.
ARTÍCULO 4°.- El establecimiento privado que incumpla las obligaciones establecidas en la presente Ley, ya sea negando atención prioritaria o no exhibiendo el cartel, será pasible de una multa que oscilará entre un mínimo de un sueldo básico de la Ley N° 10.430 y un máximo de cinco.
ARTÍCULO 6°.- El personal de las dependencias del Gobierno que deniegue la atención prioritaria respecto de las personas mencionadas en el artículo 1º de la presente Ley, será pasible de recibir la sanción prevista en el artículo 82 inciso e) de la Ley N° 10.430, de conformidad con el procedimiento reglado en esa misma norma.
Hoy temprano le conté al Viejo Chito de estos avatares, de Toto, y de todos los demás que se encuentran en su condición, y el viejo montó primero en cólera, y después en su bici Acquilante, y allá fue a la carga barracas cuan moderno Brancaleone contra los molinos de cemento, sin casco, peto, ni espada.
Dice que llamó a sus compas y amigos el Teth- Hó (Romá) -otro cuatro de copas a ojos vista como Chito, a quien pocos conocen públicamente pero pesa, y mucho, cuando hay que defender las causas justas- y entre llamadas, propuestas y órdenes, le consiguió su turno para el sábado al Toto, enmendando la anterior doble falta… (ésa que muchas veces termina en match point).
Siempre es mejor esto, que a otros compas se los sacuda con “el peso de la ley” por sus errores… ¿laborales, militantes, convenientes, obsecuentes, debidos, forzados…? -tache Ud. lo que no corresponda, me dijo Chito- por incumplir una ley en vigencia.
Ahora viene lo más divertido: después de esto, el Viejo Chito se cruzó al Anses más cercano a su domicilio, en Villa Celisa, para hacer uso de su turno para el mismo fin -son personales e intransferibles, dicen- el cual obtuvo la semana anterior como cualquier hijo de vecino (Chito tiene esa antigua costumbre anarquista: sin acomodos, aunque los pueda tener).
Hete aquí que arribado al sitio, dos colas aguardaban estoicas en la puerta: una, de los que iban “a pedir turno”, larga como esperanza de pobre. La otra, de los “que tenían turno”, unas 15 personas, al momento del incidente.
Detrás de Chito, llega una jovencita con un bebé de días en brazos. Calor, 28 grados al sol.
Chito: -Señora, no tiene por qué hacer cola. Por Ley le corresponde pasar primero.
Señora, joven humilde: ah, bueno, gracias. Y se queda, en su lugar con cara de circunstancia.
Hombre 1, alzando la voz: Bueno, todos estamos en la misma…
Chito, alzándola algo más: Si, pero a muchos que están en la misma los ampara una ley específica, y hay que observarla y hacerla observar… si no, nosotros mismos proponemos el “caos mileiniano” que se viene: la barbarie sin cabeza del sálvese quien pueda, del derecho a lo Pirro en lugar del real. Después no nos quejemos.
Dice Chito que hubo algún intento de discusión pero quedó trunco cuando la compañera empleada salió para franquear el ingreso a los primeros en la cola. Pasa Chito, pero escucha decir a la compañera empleada a la chica humilde: “no mami, a vos te toca a las 11, y son las 10 y 10… tenés que seguir esperando ahí en la cola…” (al sol, de pie).
La interrumpe Chito: no señorita, por Ley, le corresponde pasar primero sin turno de ningún tipo, igual que todas las personas mayores de 70 años y discapacitados que están haciendo cola aquí afuera, al rayo del sol.
Compañera Empleada: ¿Ud. me quiere explicar a mí como hacer mi trabajo?
Chito: No, le digo que hay una Ley Nacional que protege a esas personas de estos abusos, y le exijo que la cumpla.
Compañera Empleada: Yo estoy trabajando y sé lo que hago… ¿y usted por qué viene?
Chito: ahora, inmediatamente, a levantar una queja por ese incumplimiento. ¿Hay libro de quejas aquí? Exijo me lo presente en el acto. Y se queda esperando, solo como loco malo al lado del Vigilante que pone cara de nada, mientras tanto, tampoco nadie dice nada en defensa de sus derechos, o de los otros viejos, discapacitados, embarazadas, y etc., etc. (“Poderoso Caballero es Don Dinero”… y más cuando se necesita).
La compañera empleada se dirige a otro joven a su lado, que atiende en la ventanilla de al lado. – “Dice que quiere el libro de quejas”.
El hombre se incorpora con calmo aire de autoridad e invita a Chito a que lo siga a un stand lejano.
Joven: – Buen día señor, mi nombre es Sultano. ¿Qué problema tiene?
Chito: – Yo, ninguno, por ahora. Simplemente quiero hacer una queja por escrito.
Joven: – ¿Y por qué?
Chito: – Por la falta de observación de una ley Nacional que cita que personas determinadas NO DEBEN HACER NINGÚN TIPO DE COLA. Y que justamente, en las UDAI de ANSES (que dice defender los derechos de esas personas) no se observa.
Joven: – ¿Mi compañera lo trató mal, se dirigió a Ud. de manera incorrecta… en que lo afecta eso?
Chito: – A mí, en nada. Simplemente que hay una ley Nacional que están incumpliendo.
Joven: – Comprenda que es una situación especial, por las medidas del Gobierno, que estamos bajo presión, y… que si tiene un turno para otra cosa, lo va a perder… aparte, esta es una Agencia, y esa reglamentación debe provenir desde ANSES CENTRAL, tendría que hacer la queja allí. Yo no puedo hacer nada…
Chito: – ¿Usted me está diciendo que una Administración Nacional está sobre una LEY NACIONAL? Lo que le estoy pidiendo es solamente que cumplan con una Ley que nosotros mismos impusimos para DEFENDER LOS DERECHOS DE LOS MÁS VULNERABLES, que es para lo que Usted detenta su puesto a cargo de esta UDAI.
Joven: – Mire, no vaya a ser que pierda su turno… ¿en qué le afecta a usted esto, si esa Ley no lo comprende?
Chito: – Mire, compañero, en eso de que “la patria es el otro”, y que la defensa “del otro” para mí está por sobre mis propias necesidades personales, igual que no hay que esperar la “orden de arriba” para hacer lo que se debe. Lo dijo hace mucho un General…
Joven: – Yo le debo facilitar el “libro de quejas” pero eso queda acá. No tendrá llegada a Anses Central, que es donde tiene que presentar la queja.
Chito: – Compa, yo no quiero crearles problemas a la compañera o a usted. Simplemente que observen lo que deben cumplir y hacerlo cumplir.
Dice Chito que a su pedido siguieron una serie de… entre excusas y disculpas –embozadas– por la situación, el poco personal, y otras tantas habituales para estos casos. (Él no dice que no sean válidas… pero marche preso directamente). No obstante, nadie salió a hacer entrar a los mayores, discapacitados, embarazadas, y demás personas físicas que protege la LEY EN CUESTIÓN.
Al menos sacar a la vereda -para la espera de éstas personas- las 5 tiras de 4 asientos vacíos que desde los pasillos observaban cómodamente la pared de enfrente, y que por la “disposición operativa”, seguramente en el día, nadie iba a ocupar…
El Viejo Chito terminó sus trámites casi satisfactoriamente (de un reclamo que dejó al referente no retiró su acuse de recibo), mascullando que así, con estos tiros en las propias patas, no hay medida que alcance desde arriba, para que los ejecutores “del medio”, en el afán de observar su correcta militancia y verticalismo comprendan que siguiendo así, el “público”, la “gente”, el “usuario” o el “compañero”, ante los inconvenientes acaecidos y una amable obsecuente negación diga: “¿Ves, ves, que es todo sarasa?”.
O bien, como le refirió al compa responsable, que es un señor, y hace todo de la mejor forma que las circunstancias lo permiten: estos propios errores no forzados pueden hacer que “LOS ELLOS” nos derroten en dos semanas usando nuestras propias reivindicaciones como armas en nuestra contra. Paradojas, que por cuidar quintas propias nos quedemos sin nada cuando pasen por cuatro años, a estar en poder de los “nuevos ajenos”. Fuego amigo, que le dicen. Más aún cuando la “nueva camada contratada” ocupe los puestos que hoy son defendidos con bizarra competencia.
No obstante, dice Chito que mañana que cobra su PUAM se caerá con las facturas pa´l desayuno con los compas de la UDAI… y dos copias de la Ley 14564.
¡Tipo jodido este Viejo Chito. Re-heavy, re-jodido!
¡Salute!
Columnista invitado
Juan Rozz
Historietista, guionista, cuentista, escritor. Columnista en Revista TUHUMOR, edición digital, colaborador en NAC & POP Red Nacional y Popular de Noticias. Autor del libro “Historias de Desaparecidos y Aparecidos”, Acercándonos Ediciones. Creador de “El Caburé Peña de Historietistas” y “El Caburé – Cooperativa Editorial”. Creador, productor radial y columnista de “Gorilas en La Plaza” – EfeEmeUnydos. Colaborador en “Rebrote de la Historieta Argentina”. Colaborador en “Web Guerrillero” – Periódico Digital Internacional. Colaborador en “Museo de la Palabra” – Fundación César Egidio Serrano.


