La oda patriótica de Vicente López y Planes, nuestro segundo presidente -sucediendo a Rivadavia-, es una magnífica y completa obra poética y sinfónica, que se constituye en el himno de toda Latinoamérica.
¿Por qué está prohibida su difusión?, preguntaban -ayer-, mientras se ocultaba la secreta e inconfesable intención de hacerla desaparecer. El problema de la oda patriótica -gran creación sinfónica, además-, contrariaba el pensamiento y la actitud de quienes mantenían sus vínculos con la corona y deploraban la Revolución de Mayo; la Independencia y la propia libertad de nuestra América. Los súbditos del poder extranjero (situación que se mantiene, con distinto signo).
El trabajo formidable, pedido por quienes gestaron la Asamblea del Año XIII (que consagró la libertad de vientres y la quema -en la plaza pública-, de los instrumentos de tortura, entre otras importantes medidas) y encomendado a ese formidable hombre público, se convirtió en una verdadera y gran obra de arte -poética y sinfónica-.
Blas Parera fue el autor musical. Es cierto que la obra resultaba muy extensa para actos de diversa trascendencia, pero el texto aparecía como inmejorable y su duración guardaba relación con la épica y la cita de hechos que no debían omitirse. “No los veis sobre México y Quito, arrojarse con saña feroz”, era -nada mas y nada menos-, citar a toda nuestra Patria Grande, en hora del colonialismo salvaje, que trascendería los tiempos, mientras tronchaba la vida de doscientos millones de originarios.
Francisco es el primer jefe del Vaticano que pide perdón, en nombre de la iglesia Católica, por esa masacre -realizada bajo la cruz y la espada-. Esto era inadmisible, para los responsables y para sus predecesores, hasta hoy. No pueden admitir la verdad de los hechos y niegan la condición excepcional de nuestro Himno Nacional -concebido para todos nuestros hermanos de la región-.
Ya eso solo lo hace incomparable, digo. Mas, hay algo tanto o mas grave, para su mentalidad obtusa, en la primera parte de la oda, cuando dice ”se levanta a la faz de la tierra, una nueva y gloriosa Nación, coronada su sien de laureles y a sus plantas rendido un león”.
Y el horror los sacude, ante la verdad hecha poesía, revelando la acción del monstruo (no del león, sino de lo que representaba ese león). En el curso del siglo XX se encomienda a Esnaola hacer una síntesis muy escueta y sin herir susceptibilidades, de los brutales genocidas y de sus descendientes mentales.
Y lo expresamos así, por cuanto muchos de nosotros somos descendientes de esos bárbaros (es muy probable), pero deploramos esa barbarie,, ese saqueo y esas muertes, que repugnan a nuestros sentimientos humanitarios. Sabíamos que lo era, pero el hecho fue ratificado.
Hace un par de años, estudiantes norteamericanos que se hallaban analizando otro himno, se dieron a la tarea de profundizar el conocimiento -en la materia-, determinando, como conclusión compartida, que el Himno Nacional Argentino estaba muy por encima del resto.
Había una diferencia abismal; no porque muchos de los otros no tuvieran grandes valores (La Marsellesa, por ejemplo), sino porque éste tenía una dimensión, una calidad y una proyección incomparables. El resultado se viralizó internacionalmente y muchos argentinos se enteraron de cual es nuestro verdadero himno, a la par que lo hacían ciudadanos del mundo.
Creemos relevante que, en algunos actos y ceremonias que lo permiten, nos tomemos poco menos de veinte minutos, para disfrutar de esa magnifica expresión, símbolo patrio, argentino y latinoamericano. Hacemos propicia la oportunidad, para editar la genial versión, propia de la obra de nuestro segundo Presidente, Vicente López y Planes.
Aprovechamos, también, para recordar que el sol originario ocupa el centro de nuestra enseña patria, impreso de ambos lados. La bandera no debe izarse, o llevarse, sin ese sol distintivo y legendario. Si ilustra un solo lado, es para cubrir un ataúd.
Letra completa en sus dos versiones
El 30 de marzo de 1900 se sancionó un decreto para que en las festividades oficiales o públicas, así como en los colegios o escuelas del Estado, sólo se cante la primera y la última cuarteta y el coro de la canción sancionada por la Asamblea General del 11 de mayo de 1813.
(Versión original)
Letra: Vicente López y Planes
Música: Blas Parera Coro
Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
Coronados de gloria vivamos
O juremos con gloria morir. Oid ¡mortales! el grito sagrado:
¡Libertad, libertad, libertad!
Oid el ruido de rotas cadenas:
Ved en trono a la noble Igualdad. Se levanta a la faz de la tierra
Una nueva y gloriosa Nación:
Coronada su sien de laureles
Y a su planta rendido un León. Coro De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar;
La grandeza se anida en sus pechos,
A su marcha todo hacen temblar. Se conmueven del Inca las tumbas
Y en sus huesos revive el ardor,
Lo que ve renovando a sus hijos
De la Patria el antiguo esplendor. Coro Pero sierras y muros se sienten
Retumbar con horrible fragor:
Todo el país se conturba con gritos
de venganza, de guerra y furor. En los fieros tiranos la envidia
Escupió su pestífera hiel
Su estandarte sangriento levantan
Provocando a la lid más cruel. Coro ¿No los veis sobre Méjico y Quito
Arrojarse con saña tenaz?
¿Y cual lloran bañados en sangre
Potosí, Cochabamba y la Paz?
¿No los veis sobre el triste Caracas
Luto y llanto y muerte esparcir?
¿No los veis devorando cual fieras
todo pueblo que logran rendir? Coro A vosotros se atreve ¡Argentinos!
El orgullo del vil invasor,
Vuestros campos ya pisa contando
Tantas glorias hollar vencedor. Mas los bravos que unidos juraron
Su feliz libertad sostener. A esos tigres sedientos de sangre
Fuertes pechos sabrán oponer. Coro El valiente argentino a las armas
Corre ardiendo con brío y valor,
El clarín de la guerra cual trueno
En los campos del Sud resonó;
Buenos Aires se pone a la frente
De los pueblos de la ínclita Unión,
Y con brazos robustos desgarran
Al ibérico altivo León. Coro San José, San Lorenzo, Suipacha,
Ambas Piedras, Salta y Tucumán,
La Colonia y las mismas murallas
Del tirano en la Banda Oriental;
Son letreros eternos que dicen:
“Aquí el brazo argentino triunfó.”
“Aquí el fiero opresor de la patria
Su cerviz orgullosa dobló.” Coro La victoria al guerrero argentino
Con sus alas brillantes cubrió,
Y azorado a su vista el tirano
Con infamia a la fuga se dio;
Sus banderas, sus armas se rinden
Por trofeos a la Libertad.
Y sobre alas de gloria alza el pueblo
Trono digno a su gran majestad. Coro Desde un polo hasta el otro resuena
De la fama el sonoro clarín.
Y de América el nombre enseñado,
Les repite ¡mortales! Oíd:
¡Ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud!
Y los libres del mundo responden:
¡Al Gran Pueblo Argentino, Salud!
(Versión que se canta actualmente)
Letra: Vicente López y Planes
Música: Blas Parera
Oid Mortales, el grito sagrado:
¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!
Oid el ruido de rotas cadenas:
Ved en trono a la noble Igualdad.
Ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud,
y los libres del mundo responden
¡Al gran Pueblo Argentino salud!
Coro
Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos
o juremos con gloria morir.
Columnista invitado
Carlos Valle
Docente, economista, historiador, periodista y escritor. Enlace de la Resistencia (1956). Presidente de la Asociación de Periodistas Latinoamericanos (1965-1976). Decano de los periodistas de Radio Nacional. Sindicalista y asesor gremial y político (CGT hasta 1991). Exiliado en 1962.
Fuente: Museo de la Casa Rosada, Área Biblioteca, Instituto de Musicología
Se viene una etapa de ” despatriar” no sentir amor por la Patria, y así sentirnos menos furiosos cuando se la destroza y privatiza.
La censura será muy fuerte, ya que de una, prometen vender Telam, Canal Público y radio Nacional.