Insisto con una tesis esbozada anteriormente en este espacio: Dios es un humorista ante un público temeroso de reír… No hay caso: el mundo trata de convencernos de no hacernos drama por nada, pero somos los propios humanos los que tomamos trágicamente esta broma existencial que un Creador payasesco nos plantea. Veamos por qué es así…
¿Qué es lo más grande que una persona puede ver? ¿Una montaña? ¿Un planeta? ¿Una galaxia? Suponga que usted puede viajar al extremo del Universo y contemplar todo de un vistazo. ¿Será esto lo más grande que usted pueda ver? ¿Una galaxia gigante? No, señor… lo más grande que una persona pueda ver es algo mucho más vulgar: una simple pestaña pegada al ojo.
Existe un cuadro de un excéntrico pintor americano llamado Edward Haddle, que consta de un solo punto cobrizo, redondo, de unos dos centímetros de diámetro, en medio de una tela blanca. La obra se titula “Cien metros de alambre”. Cuando se le inquirió a Haddle por qué tan extraño nombre, el artista replicó: “Es que los cien metros de alambre están vistos desde una de las puntas”.
En su notable recopilación Sin Plumas, de Woody Allen, uno de sus cuentos más memorables hace mención al episodio donde el patriarca hebreo Abraham está por sacrificar a su hijo Isaac, por orden de Dios. Antes de que el acto se cometa, un ángel del cielo baja indignado y recrimina al patriarca:
-¡Qué haces, insensato! ¿Acaso no sabes distinguir cuando el Señor te hace una broma?
Todos estos son hechos no estrictamente humorísticos, pero que revelan a las claras que no hay que tomarse muy en serio las cosas, porque será la misma realidad la encargada de hacer que tal seriedad desaparezca bien pronto.
Tomatelas, pero en solfa
Cuando Dios nos fabricó, decidió que para conseguir placer, deberíamos trabajar y esforzarnos, y también decidió que para el dolor no hiciéramos más que vivir o permanecer quietos. De ahí que este simple hecho se considere como la prueba de que el mundo es malo. Pero, si se observa más cuidadosamente, comprobaremos que, en verdad, si el placer y la felicidad no requirieran esfuerzo, ¡no podrían ser valorados como tales! Imagínese que si el agua siempre fuera siempre tibia y confortable, nunca sabríamos cómo es el sabor de unas buenas papas hervidas.
Por eso, siga mi consejo, amiga, amigo, camarada, compañero/a; no crea que siendo solemne conseguirá mejores cosas en esta vida; tenga en cuenta que está probado que las personas que tienen humor viven un 30% más, se enferman mucho menos (sobre todo de males terminales), son más tolerantes y receptivos, menos prejuiciosos y violentos, y se llevan mejor con la gente, ganando el reconocimiento y el afecto de los demás.
Aunque suene publicitariamente berreta, sonríale más a este mundo y aprenda a sentirse bien, sobre todo si es capaz de reírse de sí mismo. Seguro que motivos no le faltan a nadie…
Columnista invitado
Jorge Andrés Barale Álvarez
(Montevideo, 7 de octubre de 1956) es un humorista, periodista, guionista y escritor uruguayo. Es hijo del dramaturgo uruguayo Washington Barale, quien por razones políticas debió emigrar con su familia desde su país natal a la Argentina en el año 1975. Comenzó su carrera de lingüista en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1976, egresando en 1983. Desde el año 1980 comenzó a publicar en diversos medios gráficos, entre los cuales se destaca El Porteño, con dirección de Gabriel Levinas (donde tuvo como compañeros a los periodistas Eduardo Aliverti y a Jorge Lanata, entre otros) y en 1981 publicó su primera nota en la prestigiosa revista Humor, de Ediciones de la Urraca y dirigida por Andrés Cascioli. En esta revista escribió diversos guiones ilustrados por las plumas de Alfredo Grondona White, Tabaré, Maicas, Ceo y otros artistas. En el año 1989, junto a Aquiles Fabregat (Fabre) y Julio Parissi dirigió un suplemento de humor llamado BERP! para el matutino uruguayo La República, dirigido por Federico Fassano. En 1997 se hizo cargo de la revista SexHumor, bajo su dirección editorial. También se desempeñó como libretista del programa televisivo HiperHumor junto con Andrés Redondo, Julio Parissi y Eduardo D´Angelo. Fue fundador de varios emprendimientos y publicaciones de humor como Pingüinos (2004), HumorSA (2003) y otras. También creó y dio forma a la Agencia del Humor, única agencia de noticias de contenidos humorísticos conocida. Actualmente dirige publicaciones en De pe a Pa Editora y también es docente en Lengua y Literatura, Historia y Filosofía. Barale es partidario de un nuevo concepto educativo donde propone agregar dos elementos: el uso pedagógico del humor y la utilización del celular en clase como herramienta de aprendizaje. En la actividad docente ha desarrollado varios programas informáticos con la lengua castellana que aún no han sido probados en la actividad de la enseñanza, como Lector Doctor (un lector inteligente que interpreta textos automáticamente) y Corrector Juvenil (un programa para redactar textos desde cero).


