(viene de la edición anterior)
“En el número siguiente, en Confusiones de un argentino común, analiza el paro de la CGT con que comenzó el año 1986, y se pregunta si cabe hacer un análisis fácil a riesgo de que las preguntas que se formulen puedan ser consideradas como gorilas (Vázquez, 1986c).
“Comienza cuestionando un afiche realizado por la CGT, al que se refiere diciendo “una entidad cerrada y de nombre vaciado por la historia” (Vázquez, 1986c, p. 28), convocando al paro a los trabajadores, en donde aluden al reparto de Cajas PAN considerándolas limosna. Se pregunta luego ¿por qué se hace un día viernes de verano? y agrega:
“Durante la dictadura el esquema era simple: todo lo que hacían los militares y sus aliados estaba obviamente mal y todo lo que se hacía desde cualquier segmento de la oposición estaba -a priori- bien. Y ahora ¿cómo funcionan las coordenadas para descubrir alianzas perversas y alianzas benéficas? (Vázquez, 1986c, p. 29).
“Describe cómo el gobierno de Alfonsín, que prometió levantar las cortinas de las fábricas, hasta ahora solo levantó cuatro y estas son del grupo Macri, cuyo número dos es Ricardo Zinn y que tienen excelentes relaciones con el Vaticano y ambos fueron señalados como miembros prominentes de la logia Propaganda Due (…) lo cierto es que tanto uno como el otro formaron parte del staff empresario del Proceso. (Vázquez, 1986c, p. 29).
“Advierte preocupado, a estos grupos, como continuadores de la dictadura y de la política económica de ésta, que se mimetizaban y continuaban en democracia haciendo sus negocios.
“En el número 173 de mayo se lee el siguiente título: Ríos Ereñú tiene vía libre para todo (Vázquez, 1986j, p. 18), y el periodista se pregunta en primer término ¿por qué no fue pasado a retiro el Gral. Ríos Ereñú, Jefe del Estado Mayor del Ejército? a quien asocia directamente con un reverdecer de la Doctrina de Seguridad Nacional. Agrega que si el ejército no se subleva es porque no desea enfrentarse con las otras dos fuerzas que “no quieren saber nada de sublevaciones en los próximos siglos (…) porque todavía no lograron resolver el conflicto doctrinario que les produjo la guerra de Malvinas” (Vázquez, 1986j, p. 18). El periodista termina este artículo diciendo que las únicas herramientas para poder enfrentar esas cuestiones son la movilización y la participación, pero no se ven, porque no existen.
“En junio y en el número 175 retoma esta idea y escribe Nosotros les hacemos el juego (Vázquez, 1986h, p. 18) y su propuesta para superar ese momento del país, es estructurar una trama de alianzas con todas las fuerzas democráticas y populares que incluyan al radicalismo, en primer lugar.
“El tema del accionar de Ríos Ereñú continúa en el número siguiente desde la pluma de Enrique Vázquez, (1986f) que en el n°176 propone La vieja tesis del menos peor (p. 18). Desarrolla aún con mayor profundidad sus ideas anteriores y asegura que Ríos Ereñu resulta el ser el menos malo porque: “se muestra franco, su discurso dice acatar el mando constitucional, dice que no adscribe a la doctrina de seguridad nacional y dice que tienen bajo sus pies “una interna difícil” (…) advierte sobre lo que puede venir después” (Vázquez, 1986f, p. 19).
“Y termina exhortando a los dirigentes para que se movilicen “porque ellos también son lo menos peor, aunque al escribir esa fatalidad se me paralicen los dedos” (Vázquez, 1986f, p. 19).
“En la revista n° 180 Vázquez (1986g, p. 20) se preguntaba sobre la Ley de Defensa Nacional que terminaba de obtener media sanción en la Cámara de Diputados, y sobre la cual él había planteado que se precisaba un amplio debate nacional, que no ocurrió porque se debatió la Ley de Matrimonio Civil.
“Se halló otro artículo del periodista donde detecta permanencias con el pasado reciente que le tocó vivir en el mes de octubre. En el número 183 (Vázquez, 1986i, pp. 14-15), escribe sobre el proyecto de una Ley de Punto Final. Sostiene que:
“El gran denominador común para todos los argentinos -aquel que se sitúa por sobre los partidismos y los intereses sectoriales- es la justicia. La ley debe ser igual para todos, e incluso más severa para aquellos que la conocen y la violan conscientemente (Vázquez, 1986i, p. 15).
“Vázquez (1986i) sostiene que sin lugar a duda llegará el momento de poner fin a los delitos cometidos por los procesistas y terminar con la revisión de sus conductas, pero sostiene en forma contundente “pero ese punto final tiene que ponerlo la justicia” (p. 15).
“Asimismo, hace la lectura respecto que los militares se niegan a reconocer públicamente sus delitos, y que no son ellos solos los que presionan al gobierno, sino que también lo hacen todos aquellos que los acompañaron y que buscan ser protegidos por una ley. El articulista quiere creer que eso no sucederá pero “en Tribunales aparecen caras escépticas (…) que niegan todo con un bamboleo de cabeza y pronostican el dictado de una ley de punto final” (Vázquez, 1986i, p. 15).
“La Ley de Punto Final fue promulgada el 24 de diciembre de ese mismo año 1986 y aceptó la paralización de todos los procesos judiciales contra aquellos acusados de ser penalmente responsables por el delito de la desaparición forzada de personas durante los años del proceso militar. Y al año siguiente, se complementó con la Ley de Obediencia Debida. Esto demuestra, a nuestro juicio, la permanencia del poderío militar, que contaba con cómplices civiles”.
(continuará)
(viene de la edición anterior)
(continuará)
Algunas de sus tapas más famosas
Notas
“La revista Humor Registrado como fuente para un estudio comparativo: la dictadura y el gobierno de Raúl Alfonsín, cambios y permanencias” de Rodolfo Gabriel Ledesma
Revista Humor registrado, tercera parte del ejemplar N° 131