Andábamos con el Palio (que tenía 500km) por San Luis y Córdoba con el Negro Mario y El Mápet, sentado atrás, recorriendo las sierras y buscandp lugares que tuvieran agua (un arroyo, una vertiente, un laguito) para comprar tierras y crear un “spa místico”, allá por 1999, cuando los spa recién aparecían.
Para hacerlo había que meterse por pistas que se convertían a veces en picadas anchas, a veces en caminitos “de cabra”, como decía el Negro. La cosa es que el Mápet protestaba siempre: ¿che, no vamos muy rápido? o: ¿por ése caminito de mierda vamos a ir?
En Las Chacras, San Luis, no había agua, solo barro e hilitos de agua. En San Francisco del Monte de Oro, por la tarde, nos recibieron las ovejas. Merlo, muy poblado. ¿Las Rosas? No, no servía, muy caro. Ya habíamos hecho 1.000 km en un día, de sur a norte, y de oeste a este por todo San Luis…
Vamos a ver por Córdoba. ¿Calamuchita, Embalse o el Cerro de las Ovejas? No, ya casi es de noche. Vamos hasta Mina Clavero y mañana vemos.
Cansados, no daba para acampe y buscamos un hotelito. Encontramos uno muy piola, y charlando con el conserje (resultó el dueño, dado que era invierno, y fuera de temporada) nos describe un lugar con un manantial, cerro adentro, donde se podía conseguir algo afín. El hombre había sido secretario de De La Sota, y conocía de siempre la zona y sus pobladores. Mírenlo y me dicen… llegan así, así y así, no son más de 60 km de acá. Después, si les sirve y les agrada, lo hablo con los dueños.
Nos indica donde comer -un restaurante de un conocido, que resultó ser su cuñado, donde el Mápet se mandó uno de sus mocos irreparables… habló de las “locas” que había en el local. Al otro lado de la barra, a la mañana siguiente, en el desayuno en el hotel, repetía en voz alta la historia del comedero, para sorpresa del dueño del albergue que dijo: -¡Ahhh… son mi hermana y mi cuñada!-. Mario y yo nos pusimos primero rojos, luego verdes, y no sabíamos como callarlo, porque a las patadas en los tobillos protestaba… -¡Eh, qué patean…!- protestaba el tarado. La fórmula “haciendo amigos con el Mápet”. ¡Presente! Más inoportuna que nunca.
Vamos a buscar el lugar, la ruta se convierte en camino, y el camino se angosta. En una curva, el Mápet jode: -Esto es peligroso che… volvamos-. Cansado de su cháchara insoportable, minutos más tarde, le contesto: -Está bien, volvemos-.
El Negro se extrañó y empezó a reírse. Marcha atrás, medio giro, y la cola del auto que queda asomando al precipicio.
El Mápet abrió la puerta, vio que apenas tenía piso debajo de él, pero podía saltar, y al grito de “está loco, está loco, nos vamos a matar!”, salió corriendo por el caminito, colina abajo, acompañado por nuestras risotadas…
Dos días después, habiendo recorrido desde Altas Cumbres hasta Cruz del Eje, bajábamos por Carlos Paz y Córdoba Capital.
Regresábamos por la ruta 36. Después de Despeñaderos, a la altura de San Agustín, el Negro dice: -Vamos a la Villa. Hay que volver…-. -¿Villa General Belgrano?-. Pelo el mapa y veo que aparece un camino de tierra más adelante, tipo Altas Cumbres. Para ir por una ruta tendríamos que volver varios kilómetros para atrás. -¡Cruzamos por acá!-. El Negro asiente. El Mápet balbucea… -¿Están seguros ché… no será peligroso?-.
Altura máxima 900 metros, decía el mapita. -¡Vamos!-.
Doblé a la derecha, y de algunos ranchitos unos pibitos nos saludaron. La calleja de tierra empezó a subir, los pobladores a desaparecer, las cabritas también, el camino se angostó, primero se hizo casi una huella, y después un lindo caminito de cornisa.
-¡Hermoso!- dijo El Negro.
El Mápet casi lloraba… -¡Nos vamos a matar, nos vamos a matar!- cada vez que la rueda derecha tocaba el borde del precipicio porque no daba el ancho del camino.
-¿Pasamos?- le preguntaba al Negro… y él sonriendo asentía. Ni siquiera se había sacado el sombrero negro, que entornaba sobre los ojos como para dormir la siesta.
En un recoveco de la curvita un desprendimiento había tapado el caminito… pero había una huellita a la derecha, que bajaba y subía un par de metros por la ladera a unos 45°.
-Bastante pedrero y algunos pasajitos planos de un metro y medio… ¡vamos por ahí!-.
-¡Te canto de este lado!- dijo Mario, y el Mápet sollozó nuevamente…
-Están locos, están locos!-. Diez metritos en bajada, unos 20 medio en plano, y la subidita para volver al camino entre cerros. Abajo, el precipicio y Mápet ahora en silencio sepulcral, pálido como fantasma.
Al volver al “camino”, arrancó con una filípica que te la voglio dire, se empezó a poner colorado de tanto gritito histérico y frené… con la trompa en subida, freno de mano, bajo, pongo tacos a las ruedas, y digo: ¡se pinchó una goma! Mario se pasa a la izquierda (por la derecha no se podía) y baja.
Mapet temblaba. -Pero che, si no pasa nad…- empezó Mario.
-Shhht…, ¡vamos a buscar unas piedras para trabarlo mejor y que no se venga abajo!– lo corté en voz alta. Mápet no se animaba a bajar. Temblaba y respingaba, y decía bajito como mantra: – ¡Nos vamos a matar todos, nos vamos a matar todos!-.
Desaparecimos dos minutos, volvimos, hice de cuenta que inflaba la rueda con un Tyre-Pando, y arrancamos hacia arriba, para llegar al rato a una ruta.
Mápet no habló más, hasta que llegamos a la Hostería del Alemán, a la entrada de la Villa.
El hombre sale y amable nos pregunta… -¿Y ustedes, por ahí, de dónde vienen?-. – De la 36-, le digo como si nada. -¿Y en qué vinieron?-. -En el Palio…-. -¿En éeese?- balbuceó. -Si-.
-¡Ahhh, son baqueanos o rallistas! Porque ése es el camino de las 4 x 4 para cruzar, y muchas, se quedan…-. -Ahhh… -le dije- …¡éste es el 2 x 4!-.
Mientras los tres nos reíamos, el Múpet entró, y se desmayó en un sillón…
31 de octubre de 2021
Columnista invitado
Juan Rozz
(Juan Rozuadonsquey mi nombre real, más prefiero solo el “alias”. Seudónimo que le dicen.) Historietista, guionista, cuentista, escritor. Columnista en Revista TUHUMOR, edición digital, colaborador en NAC & POP Red Nacional y Popular de Noticias. Autor del libro “Historias de Desaparecidos y Aparecidos”, Acercándonos Ediciones. Creador de “El Caburé Peña de Historietistas” y “El Caburé – Cooperativa Editorial”. Creador, productor radial y columnista de “Gorilas en La Plaza” – EfeEmeUnydos. Colaborador en “Rebrote de la Historieta Argentina”. Colaborador en “Web Guerrillero” – Periódico Digital Internacional. Colaborador en “Museo de la Palabra” – Fundación César Egidio Serrano.