“Opinión
“La marcha universitaria como vehículo de lo siniestro
“El arco político opositor a Javier Milei, particularmente en la escala nacional, no podía perderse esa oportunidad servida en bandeja que le ofrecía la comunidad universitaria al marchar contra el veto presidencial a la ley de financiamiento universitario sancionada por el Congreso. Y allí aparecieron todos los que, en soledad, individualmente, difícilmente podrían llegar a organizar una movilización de tal magnitud como la lograda por las universidades el miércoles, en todo el país.
“A la cita no faltó nadie. Desde Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Massa, La Cámpora, Horacio Rodríguez Larreta, Martín Lousteau y hasta personajes tan inclasificables como Guillermo Moreno y Eduardo Belliboni. Son los que no se habían dejado ver, en abril pasado, cuando el mismo sector de los universitarios sorprendió a la política con aquella manifestación multitudinaria que se evidenció en cada rincón del país, repleta de estudiantes, de ciudadanos comunes, de jubilados y trabajadores, carente de banderas partidarias. Todo un dato que en aquel momento que venía a confirmar no sólo la legitimidad del reclamo en favor de una educación pública, laica, de acceso irrestricto, de calidad, con recursos suficientes para funcionar e investigar, sino también por el hecho de que la educación es un tema absolutamente central, esencial y caro a los intereses de una sociedad que entre las pocas cosas que ha podido mostrar como estandarte, orgullosa, en medio de la degradación general de toda su situación, ha sido y sigue siendo (la educación), evidentemente, de las pocas cosas en pie; en baja y disminuida, es cierto, pero todavía con vida. La marcha del miércoles tuvo otro matiz; un condimento extra, agregado ahora y ausente en abril, que la hizo virar hacia la opacidad, lejos de aquel brillo alcanzado en pleno otoño.
“Hay algunas razones que explican ese pernicioso copamiento para la marcha (lamentable para ella, como está dicho), no para los objetivos buscados por quienes así lo hicieron y decidieron de parte del arco político más acérrimamente opositor al gobierno. Se trata del avance indefectible del calendario político, de la aparición en el horizonte de los tiempos electorales que marcarán el 2025, año de elecciones de medio término.
“La política ha comenzado a mover el músculo y los sectores empiezan a probarse y a medirse. Y necesitan visibilidad. A esta altura de los hechos, cuando recién se dispara el debate en la arena pública, pareciera poco importarles a estos malqueridos protagonistas del miércoles si caen bien o mal en la sociedad; ese será otro cantar cuya resolución o atención vendría más adelante, al momento de encontrar un discurso, un eslogan, un mensaje que los convierta en elegibles. Por ahora salen y se marcan la cancha entre ellos, hacia destinos y objetivos propios, internos y territoriales.
“Los tiempos electorales, siempre tan caprichosos y desacoplados de los intereses básicos, centrales y urgentes de la sociedad, aparecen, se establecen y se asientan, se quiera o no. Además, son necesarios, pese al rechazo generalizado. La negatividad y la animadversión hacia la política seguramente buscará ser utilizada a su favor por un oficialismo nacional que tendrá que enfrentar su primer examen, el de medio término, en una atmósfera incierta. Su aspiración es a que siga bajando la inflación y se afiance todo aquello que dice que ha comenzado a mostrar, positivamente, la macro economía en algunos sectores según sus propios análisis y datos. De no conseguirlo, tiene un futuro turbulento, al profundizarse la caída en la imagen y en la satisfacción que se viene evidenciando desde algunos meses atrás.
“En la provincia, como ocurre en la nación, quien se lleva todas las miradas es el oficialismo claramente. ¿Qué hará Cambia Mendoza frente a los desafíos que se le presentan al gobierno en el inminente año electoral? Se dirá –con cierto sentido común–, que se refugiará en la gestión, convencida de que ha hecho las cosas lo mejor que podía de cara al ajuste y a ese extraordinario cambio de dirección impuesto al Estado por el gobierno de Milei. Se verá cómo lo hará y, particularmente cómo considere que los mendocinos interpreten, lean o decodifiquen el momento.
“Pero hay un tema central: su posición frente al gobierno de Milei. Una cosa es la dirección que le ha impuesto el libertario al país y otra la efectividad de las políticas y sus consecuencias. Habrá elecciones legislativas provinciales y nacionales. Se da por hecho que Alfredo Cornejo desdoblará los comicios y que buscará un acuerdo con Milei para no molestarse en el territorio. Hay quienes aseguran que el pacto ya está firmado. Pero su futuro dependerá de cómo le esté yendo al libertario para cuando llegue el momento de votar. Si se acerca demasiado, el oficialismo provincial puede quedar demasiado mimetizado con sus pro y contras; si se aleja de un Milei altamente conceptuado, le podría costar caro.
“En Mendoza, Milei hoy está cayendo en la consideración ciudadana, como ocurre en el plano nacional. Un dato que viene de la cocina de la consultora Martha Reale, en Mendoza: desde diciembre en adelante la imagen del presidente en la provincia ha caído 14 puntos, en los nueve meses de gestión. Desde junio a setiembre, el último trabajo en proceso, el descenso ha sido de 4 puntos.
“Pero Cornejo tendría que definir, al momento de diseñar la estrategia electoral y el mensaje, si Cambia Mendoza es el radicalismo de Mendoza, o si es también el radicalismo nacional. La referencia que tienen los radicales en la nación con Martín Lousteau y compañía en la conducción partidaria no pareciera contar con adherentes en la sociedad mendocina. Por el solo hecho de que el presidente del comité (Lousteau) lleva al partido a jugar su propio juego porteño. Y en ese entremés queda pegado al kirchnerismo. En Mendoza, se sabe, no hay manera de ganar terreno y afecto de la sociedad por ese camino. El radicalismo mendocino estaría frente al riesgo de seguir el derrotero de aquel peronismo provincial, otrora exitoso y fiel representante de los intereses intraprovinciales que en un momento sucumbió a manos del kirchnerismo. A su favor y para no cometer tal error, la UCR local cuenta con que gobierna alejada del radicalismo porteño y que ese radicalismo no haya alcanzado el poder en la nación. No es poca cosa.
“Y atención con La Unión Mendocina de Omar de Marchi. En el interior de la fuerza creada por el lujanino se desarrolla y crece, con hervor en aumento, el deseo de volver a medirse con el oficialismo en las legislativas provinciales. “Nos vamos a presentar en todas las categorías, tengamos o no el apoyo de Milei si es que el presidente termine acordando con Cornejo no inmiscuirse. No vamos a dejar pasar la oportunidad de enfrentar al gobierno y prepararnos para hacernos cargo de la provincia en el 2027”, dicen las segundas y terceras líneas por debajo de De Marchi en la provincia.
“Por el lado del peronismo se repite la historia de los últimos tiempos. No logra despegarse de la influencia hoy más que tóxica del kirchnerismo, al menos para los mendocinos. Hacia noviembre el PJ comienza a jugarse una carta de despegue de la influencia K más que trascendente. Las elecciones por el control del partido puede que se resuelvan en un acuerdo entre los intendentes no K y el kirchnerismo de la Cámpora de Anabel Fernández Sagasti, Lucas Ilardo y Félix González. Hacia el año que viene probablemente, si el acuerdo se rompe, las facciones tengan que resolver la lista de candidatos en internas y será allí cuando se produzca un punto de inflexión o de despegue según sea el resultado de la contienda. Para su pena, al menos de lo que se considera el peronismo razonable de existir, surge con fuerza la figura de Fernández de Kirchner y su deseo de conducir el PJ y hasta de ser candidata si el proceso judicial que lleva en ciernes, con la condena a 6 años de prisión, se lo permite hacia el 2025. ¿Cómo zafar de la influencia negativa de la señora?
“Elsol.com.ar
“Marcelo Torrez
“6 de octubre de 2024”.
Foto: El Sol.


