Los tres términos del título de la canción prefiguran un momento de algunos minutos, conformado por las palabras que dicta el amor. La continuidad de la especie, la continuidad del “apellido”. El ciclo vital que se cierra para volverse a abrir en un continuum trazado por la propia existencia… o por Dios.
Según se sepa, según se crea, los niños vienen a ordenar -en el desorden que generan-, a esa familia que comienza a ser. Traen su impronta, no se contentan con las respuestas adocenadas que los adultos ya aceptamos resignados. Quieren más porque vienen naciendo desde sus pequeñas vidas llenas de futuro.
La ternura es el motor de esta canción, que se acrecienta en tanto avanzan los segundos que la conforman. Pero también el asombro frente a esas criaturas que lo revolucionan todo mientras demandan cariño y son, de más está decirlo, hojas en blanco en la que los progenitores -y la sociedad toda- han de escribir sin errores.
Lucho Aberastain
Intérprete y compositor de música popular folclórica. En su etapa de formación participó en diferentes grupos que determinaron su camino en la música latinoamericana. En el año 2015 lanza su carrera solista que consolida en 2016 con su primer disco (Andando el camino), momento en que es reconocido por los Premios Escenario como “artista revelación”. Luego de pasar por diferentes escenarios se relaciona con artistas de la escena local y nacional, y expande su carrera pasando por distintos festivales a lo largo y ancho del país. A mediados del año 2018 edita su segundo disco (Abrazo de bienvenida).
Fotografías: Gonzalo García Sánchez y Gor Monton