Jerzy Grotowski egresa de la Escuela Superior de Actuación de Cracovia, y se perfecciona en las técnicas de teatro antiguo y clásico en el Instituto Estatal de Artes de Moscú.
El trabajo de investigación y experimentación de Grotowski se puede dividir en cinco etapas, la mayor parte de ellas bien definidas, que llevan al maestro polaco desde un teatro de representación, aunque nunca convencional, a la experimentación pura que convierte lo teatral en camino de búsqueda hacia sí mismo, hasta el punto de renunciar a la representación.
Las etapas de este proceso son las siguientes:
1. El arte como representación (1959-1969)
En esta etapa, Grotowski funda el teatro-laboratorio en la ciudad de Opole, en Polonia, donde trabaja en colaboración con el teorizador y dramaturgo teatral Ludwik Flaszen.
Se trata del teatro “De las trece filas”, donde Grotowski considera al teatro como un hecho social teñido de un exceso de sinceridad. Su trabajo con el actor marcha hacia la destrucción de la máscara social convencional.
Se considera al teatro como un “lugar de provocación”, y Grotowski empieza a desarrollar su pensamiento acerca del “actor santo”.
En esta etapa el maestro polaco reafirma su convicción que la parte más importante del trabajo teatral son los ensayos, ya que en ellos se realiza la verdadera experimentación, mientras que en la puesta el proceso de congela.
El entrenamiento es visto ya no como un virtuosismo, sino como un acto de generosidad e integridad humana.
Se trata del período de mayor producción de espectáculos para el público. Del 1959 al 1962 se ponen en escena diez obras experimentales, entre ellas “Caín”, de Lord Byron; “Sakuntala”, de Kalidasa; “Los antepasados de Eva”, de Mickievicz, y “Hamlet” de Shakespeare.
En 1962 se estrenan “Kordian” de Slowacki y “Acrópolis”, de Wyspianski, y en 1963 “Dr. Fausto” de Marlowe.
En 1965 la compañía se traslada a la ciudad de Woclaw, donde nace el Instituto de Investigación del Actor.
Se estrena “El Príncipe Constante”, adaptación del texto de Calderón de la Barca, y en 1968 “Apocalipsis cum figuris”, con texto de la Biblia.
Ya en la primera de estas obras Grotowski plantea una destrucción del espacio convencional de la representación, colocando a los espectadores en alto para que contemplen la escena desde fuera, casi como espías subrepticios. La representación cobra el carácter de un rito íntimo y sagrado, y los espectadores pasan a ser testigos.
2. El parateatro (1970-1978)
En 1970 Grotowski renuncia a presentar espectáculos al público para dedicarse de lleno a la investigación: “el ensayo es el tiempo de la disciplina, del descubrimiento”.
El maestro polaco considera al teatro como “una fiesta, un encuentro interhumano casi sagrado” en el cual se eliminan los límites entre actor y espectador, y por lo tanto entre escenario y platea.
Es el período de la búsqueda del rito, de su forma y su reproducción en fenómenos colectivos inducidos.
Se abandonan los criterios artísticos y las cuestiones de técnica para abordar la búsqueda intuitiva, irrepetible.
El teatro, en esta etapa, se considera un “fenómeno de introversión colectiva”, una ceremonia cuyo objetivo es desenmascarar la vida cotidiana.
Durante este período se prosiguió con las representaciones de “Apocalipsis cum figuris”, pero el grupo originario se fue desmembrando.
3. Teatro de las fuentes (1978-1982)
En esta etapa Grotowski emprende la búsqueda de técnicas tradicionales antiguas, las fuentes que preceden las diferencias. Para llevar a cabo esta investigación el maestro polaco viaja a Haití, Nigeria, México, Bengala (India), estudia las danzas de los derviches y las diferentes culturas y tradiciones.
Forma un grupo intercultural para favorecer el intercambio y enriquecer el trabajo con el aporte de cada tradición.
Etapa de interés por el hombre y el conjunto de técnicas de la conducta que le permiten mantener la relación con sus raíces y su propio proceso orgánico, esté en el lugar donde esté.
Para sus experimentaciones en esta etapa Grotowski se vale no sólo de técnicas teatrales, sino también del yoga, del budismo zen, de la oración, de la meditación, etc. De los cuales le interesan las técnicas como modo de aproximarse a su objetivo.
4. Drama objetivo (1982-1992)
Parte de esta etapa se superpone con la últia de Grotowski.
Se trata de un programa de investigación que el maestro polaco llevó a cabo en la Universidad de California, que se basa en el descubrimiento en el hombre y a través del hombre de ciertos elementos de las técnicas, de “fragmentos de actuación” preexistentes al arte, al teatro como espectáculo.
Grotowski busca una forma de arte muy antigua, cuando el arte aún no era tal, sino que todavía formaba parte de la vida cotidiana; cuando el ritual y el arte eran la misma cosa, la poesía era el canto y el movimiento era la danza.
En 1986 Grotowski se establece en Pontedera, ciudad de la región Toscaza de Italia, donde crea el Workcenter of Jerzy Grotowski, en el cual trabajará hasta sus últimos días.
5. Teatro como objetivo u objetividad del ritual o artes rituales (1986-1999)
“El arte como vehículo” es un término creado por Peter Brook, y correspòinde al último tramo de la investigación de Grotowski, donde cuenta con Thomas Richards como colaborador y proseguidor de su trabajo.
En esta etapa Grotowski reafirma su convicción de que entre los medios que permiten al hombre acceder a otro nivel espiritual, se encuentra el arte dramático.
Mientras que en la etapa del “arte como representación” la sede del montaje era el espectador, en esta última etapa, la sede del montaje son los mismos artistas, no hay lugar para el espectador.
Los elementos de la acción son los instrumentos de trabajo sobre el cuerpo, el corazón y la cabeza de los actuantes.
Se trabaja con los cantos, la partición de las reacciones, las acciones físicas, la palabra. Grotowski regresa a Stanislavsky y reivindica su última etapa, la de las acciones físicas, en la que introduce el concepto de impulso.
El actor ya deja de ser tal, sino que se denomina “performer”: hombre de acción, que puede ser un danzante, un guerrero o un sacerdote. Ya no hace la parte del otro, porque está fuera de los géneros estáticos.
El ritual es performance, acción cumplida, acto; y el teatro es un ritual degenerado (en esto Grotowski se aproxima a la concepción artaudiana del rito y el teatro).
El performer es un estado del ser, se vive en la actuación, y no se actúa para vivir. Actuar es un estado espiritual que permea toda la existencia.
No hay actores, sino aprendices (“doers”, los que hacen).
Columnista invitado
Daniel Fermani
Profesor de Enseñanza Media y Superior en Letras y Licenciado en Lengua y Literatura Españolas, diplomado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza. Ha llevado adelante una profunda investigación en el campo del arte, trabajando el concepto del tiempo, la experimentación con la escritura en teatro, novela y poesía. Ha indagado en las raíces de la Posmodernidad en busca de nuevas técnicas actorales y dancísticas y sus consecuencias en la dramaturgia y en el trabajo teatral. Publicó cuatro novelas, dos de ellas en España y Argentina; cuatro libros de poesía; y tres volúmenes de obras teatrales. Desde 1999 dirige la compañía de Teatro Experimental Los Toritos, fundada en Italia y que prosigue sus actividades tanto en su sede de Roma como en Mendoza, y con la cual lleva a delante su trabajo sobre técnicas de teatro experimental. Ha ganado dos veces el Gran Premio Literario Vendimia de Dramaturgia; el Premio Escenario por su trabajo en las Letras; la distinción del Instituto Sanmartiniano por su trabajo a favor de la cultura, y una de sus obras de teatro fue declarada de interés parlamentario nacional al cumplirse los 30 años del golpe de Estado de 1976. Fue destacado por el Honorable Senado de la Nación por su aporte a las letras y la cultura argentinas. Ha sido Jurado nacional para el Instituto Nacional del Teatro (INT).