Ganados por la pasión por educar, Mauricio Malcri, Alfredo Cornejo, Patricia Bullrich y Mario Negri, dirigentes de Juntos por el Cambio mandarán a los pibes a la escuela. Tienen una obsesión que nunca les vimos durante los fatídicos cuatro años del desastroso gobierno que llevó adelante la derecha endeudadora, entre 2015 y 2019.
Rodríguez Larreta, Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ha hecho de la presencialidad una bandera que puede costarnos muy cara a todos los argentinos. Recordemos que muchos países del mundo, luego de abrir las escuelas y ante el aumento de los contagios, decidieron volver sobre sus pasos.
También veo con preocupación el anuncio del Gobierno Nacional en el mismo sentido. Espero con ansiedad se informe acerca de las formas que adoptará la presencialidad como así conocer cuáles han sido las inversiones para la mejora y puesta a punto de los temas edilicio, sanitario y de transporte, para que no termine todo mal.
Aquí te comparto una publicación que hallé en Facebook y me parece por demás decidora. No corresponde que le haga corrección alguna ni ortográfica, ni sintáctica, ni semántica. Va tal cual, como son las cosas en las redes sociales: crudas pero al hueso, desnudando una realidad que debe preocuparnos.
“Tal parece que los padres de CABA, tan abnegados en su lucha por el comienzo de clases presenciales, se dieron cuenta recién ayer, cuando les empezó a llegar una declaración jurada que exime de toda responsabilidad al gobierno de la ciudad del posible contagio de COVID de sus hijos y sus eventuales consecuencias, que no estaba tan buena la idea de la presencialidad.
“Tal parece que recién ahí se dieron cuenta que muchos de los chicos no pueden estar mucho tiempo con el barbijo correctamente colocado porque tienen sensación de ahogo; que algunos viajan en transporte público y más aún, que aquellos “que llegan desde el conurbano” es seguro que lleven el virus a las aulas; que si uno de los hijos adquiere la enfermedad puede transmitírsela a convivientes de riesgo; que las plazas no son iguales a las aulas ya que un espacio abierto no puede compararse a uno cerrado por la obvia circulación del aire; que va a haber mucha más gente en todos lados; que cómo saben si sus hijos no tienen contacto con un compañero infectado; que cómo saben si se higienizan correctamente las manos; que cómo saben si se colocan el alcohol en gel; que cómo etc., etc., etc…
“Ahora recuerdan el rebrote en Europa que produjo el cierre de establecimientos educativos.
“Extraño es que nunca antes se habían percatado de estas situaciones (que los docentes planteaban de primera mano) hasta que les llegó este papel. Extraño es también no haber oído o leído que “y bueno, si suben los contagios y las muertes se vuelve para atrás y listo” (discurso recurrente).
“Vale decir que, obviamente, se oponen rotundamente a firmar esa declaración y a enviar en esas condiciones a los chicos, ya que consideran muy injusta esta situación. Piden a su vez que la asistencia no sea obligatoria y que se brinde la bimodalidad (presencial y virtual).
“En fin, se me viene a la mente la frase de Charles Bukowski: “supongo que el único momento en que la gente piensa en la injusticia es cuando les sucede a ellos”. Y continuará…
“Del muro de Inés Alicia Sprovieri”