¿Qué protegemos en las areas protegidas? Parte 1
¿Vandalismo en la caverna de Las Brujas? ¿Dónde está la estalagmita de ópalo?
En la revista Argentina subterránea 52, próxima a ser posteada en la web oficial de la Federación Argentina de Espeleología (FAdE) www.fade.org.ar, se pone especial énfasis en las áreas naturales protegidas específicamente espeleológicas, con mención explícita a personajes oscuros gubernamentales y no gubernamentales, que juegan a hacer negocios con el patrimonio natural de todos. En uno de los resúmenes se dice que “las denuncias que la FAdE viene haciendo desde hace un cuarto de siglo sobre la falta de plan de manejo y protocolo de seguridad en la Caverna de Las Brujas nunca fueron respondidas por la autoridad de aplicación de la ley mendocina 5978. La situación empeora dado que hay hechos de corrupción vinculados a todas las áreas protegidas de la Provincia. Ante este silencio la FAdE reiteró sus denuncias ante la Fiscalía de Estado, la cual respondió negativamente sosteniendo que los funcionarios ejecutivos tienen derecho a actuar con discrecionalidad/arbitrariedad. También se denunció trato discriminatorio contra la FAdE en el proyecto de Parque Espeleológico Poti Malal, con la misma respuesta de la Fiscalía. Una denuncia en la Comisión de Derechos y Garantías de la Legislatura de Mendoza fue presentada el 12 de septiembre y ampliada el 18 de octubre. Las autoridades no quieren exhibir el catastro espeleológico provincial, ni tampoco el registro de espeleólogos según ley 5978, lo que alimenta las sospechas de irregularidades graves”.
Hace casi cuatro años adelantábamos en otro medio un artículo que, hoy vemos, sólo podía ser la primera parte de una serie para denunciar lo que todo el mundo sabe y calla: las áreas protegidas de Mendoza y Neuquén son un negocio sucio, y allí no se protegen bienes naturales, sino otra cosa, concretamente los negocios de los operadores de turismo allegados al poder político.
Un poco antes advertíamos cuáles son los riesgos concretos, para el turismo y para la cueva: el hecho de que Las Brujas esté habilitada al turismo sin plan de manejo ni protocolo de seguridad. Hay riesgo REAL para el turismo, y la prueba de ello es que desde febrero de 2011 a la fecha ya murieron tres personas por el esfuerzo de la trepada hasta la boca de acceso.
Este año, y a raíz del paro de guardaparques, nos explayamos sobre el primer punto, el del negocio, que no beneficia a Malargüe sino al norte provincial, ya que lo que se recauda en Las Brujas no queda en Malargüe, sino que va a Mendoza, y luego se coparticipa en perjuicio de Malargüe. Los viejos guías de turismo, que ganan en ese negocio y ganan muchísimo más dinero que los guardaparques, son la punta de lanza de una avanzada de los poderes económicos y políticos de nuestro norte provincial: están bien adornados con suculentos ingresos, y eso los convierte en cómplices de quienes quieren manipular los destinos de Malargüe desde afuera de Malargüe.
La Mosquitera de Guaymallén, en su emisión desde nuestra ciudad del sábado 22 de octubre último dedicó tres horas a entrevistas a ambientalistas malargüinos para abordar temas como El Azufre, las áreas protegidas; allí puede verse que la primera entrevistada, una guía de turismo, no hacía más que hablar de la plata que le dejaba la cueva y del dinero perdido en los tiempos de pandemia. Ni una sola palabra sobre la inseguridad y sobre la caverna como bien común a proteger. Las tres horas de grabación pueden escucharse aquí. El segundo entrevistado fue el mismo presidente de la FAdE, quien demolió todos los argumentos de la entrevistada anterior. A confesión de parte, entonces, ya no hace falta probar que a los guías sólo les importa la explotación comercial de Las Brujas, no su valor ambiental y patrimonial de todos.
Las Brujas, negocio al que definimos como “sangría” para Malargüe, es un Área Natural Protegida (ANP) donde mandan los guías que tienen más poder que los guardaparques. Y ello es así porque se mantienen leales (más bien obsecuentes) a los poderes de turno que necesitan de esa caja de Las Brujas para mantener otras áreas protegidas. Especialmente Aconcagua.
Luego de publicar la nota, llegó a nuestras manos un documento vital, que obviamente ya hicimos llegar a la Comisión de Derechos y Garantías de la Cámara de diputados de la Provincia: el plan de manejo de Aconcagua. En realidad, se trata de las críticas del IADIZA al plan de manejo. Viene a cuento de que, repetimos, las áreas protegidas de Malargüe existen para asegurar ingresos pecuniarios del norte provincial. Una especie de imperialismo interno del cual los guías de turismo de Malargüe son cómplices.
La cosa viene así: hace unos diez años, Neo Ambiental, una consultora privada formada desde el mismo poder, ganó la licitación para hacer el plan de manejo de 7 áreas protegidas, incluyendo las tres principales de Malargüe. Para eso hubo unos cuantos millones de pesos provenientes del Banco Mundial, que al día de la fecha no se sabe bien en qué se gastaron. Los planes de manejo siguen sin aparecer, a excepción del de Aconcagua.
Pero además ese plan es una truchada: un mero corte y pegue de otras áreas protegidas, lo cual en Las Brujas fue probado por quien esto firma, durante sus cinco años de trabajo en el Departamento de Áreas Naturales Protegidas (octubre de 2006 a junio de 2011). El copie y pegue sin leer es una práctica habitual, que es el equivalente al estudiar de memoria en la escuela.
Por ley, todo plan de manejo debe pasar por la revisión final del Instituto Argentino de Zonas Aridas (IADIZA), y es el mismo IADIZA el que dice que todo en Aconcagua es un copie y pegue de otras áreas protegidas. Por eso la FAdE posteó ese informe en su web. Aconcagua tiene, entonces, un plan de manejo trucho producto de su condición de embudo de los fondos asignados a los planes de manejo de otras seis ANPs.
¿Alguien se llevó el ópalo?
Una de las cuestiones de la inseguridad (para la caverna) se agravó con la pandemia y el abandono de la casa de guardaparques y del centro de interpretación, y prueba de ello es que nadie puede informarnos dónde está la estalagmita de ópalo colectada a mediados de 2010 por la FAdE y el Dr. George Brook (Universidad de Georgia, USA), con la finalidad de hacer estudios de reconstrucciones paleoclimáticas. Eso a los guías nunca les importó. Denunciaron los destrozos del viento, denunciaron que no los dejaban trabajar, faltó que quemaran barbijos y hablaran de “infectadura”. Pero nada dicen de la estalagmita de carbonato de calcio y ópalo.
El ópalo en una roca semipreciosa, cuya presencia en Las Brujas fue advertida por tres científicos norteamericanos en 1968. Basta buscar, en la web, la Revista de la Asociación Geológica Argentina (RAGA). Leemos en la ficha de Catastro de Las Brujas: “En 1968 Siegel et. al. determinaron que los espeleotemas de Las Brujas contienen ópalo. SIEGEL F. R., MILLS J. P. & PIERCE J. W. 1968. Aspectos petrográficos y geoquímicos de espeleotemas de ópalo y calcita de la Cueva de La Brujas, Mendoza, República Argentina. Rev. Asoc. Geol. Arg. 23 (1), pp. 5-19. Buenos Aires. En 1997, el Dr. Franco Urbani (Venezuela) publicó el inventario de minerales de cuevas observados en distintas cavernas de Malargüe, incluyendo Las Brujas: URBANI, Franco (1998): Apuntes mineralógicos sobre algunas cuevas del Departamento de Malargüe, Mendoza, Argentina.- El Guácharo, N° 44 / December 1998: 1-4. (english and spanish summ). Speleothem mineralogy of Cueva Las Brujas and Cueva El Chachao in limestone, Alero El Manzano and Cueva del Tigre in basalt and Cuevas Pincheira in gypsum. From El Chachao a chemical analysis of the thermal eater is presented. Gypsum and calcite speleothems are common, and thenardite is found in El Tigre. Geoespeleology. Argentina”.
Los guías de turismo, que se las saben todas, saben también ésto. Saben también que en 2010 se muestreó una estalagmita con alto contenido de ópalo, con el debido permiso de la Dirección de Recursos Naturales Renovables (DRNR), para que el Dr. Brook hiciera reconstrucciones paleoclimáticas en su laboratorio de la Universidad de Georgia, USA. Lo saben porque antes de aquel muestreo se hizo un taller en el Escuadrón 29 de Gendarmería y fue esa la única vez que los guías participaron de una capacitación previa a trabajos de campo, aunque ellos no participaron de los prácticos porque tenían que atender a sus clientes.
Las publicaciones del Dr. Brook y sus alumnos dieron la vuelta al mundo y se complementaron con los muestreos realizados en 2013 en el Sistema Cavernario Cuchillo Curá, Neuquén, que posibilitaron hacer estudios comparativos. En la foto puede verse que la estalagmita de Las Brujas tiene más ópalo que la Cuchillo Curá, y eso es indicador de que en el pasado predominaron aquí climas secos por sobre los climas húmedos de Neuquén. Las fotos y el epígrafe están copiados de la misma revista Argentina Subterránea, dirigida por el autor de estas líneas.
A la izquierda, las dos mitades de la estalagmita de Cuchillo Cura colectada en marzo de 2013. Tiene 7.000 años de antigüedad. A la derecha, las dos mitades de la estalagmita de 132.000 años colectada en Las Brujas en julio de 2010. Ambas cavidades están en la misma formación geológica, pero en las primeras hay más cantidad de ácidos fúlvicos, que se encuentran en el humus. O sea que el agua que formó la cueva atravesó una capa de tierra fértil, posiblemente un bosque. La de Cuchillo Curá es ligeramente más larga que la de Las Brujas, pero ésta es (era) más ancha que la primera. Si se viera desde arriba, el veteado de la segunda aparece como anillos concéntricos, dentro de los cuales, los más antiguos, los del centro, contienen polen fósil. Alguna vez, hace mucho tiempo, hubo bosque en la superficie en la zona de Las Brujas, y eso está testimoniado en estas formaciones. Luego el desierto desplazó a la foresta y entonces también al agua que penetró a la cavidad.
O sea que entonces el ópalo no es sólo una espectacular piedra semipreciosa, sino que además su presencia en una estalagmita está denunciando la existencia, en la superficie, de un paleoclima seco. El ópalo es un silicato, y los silicatos son la materia que compone la arena. Alternancia de ópalo y calcita muestra que en el pasado hubo muchas variaciones climáticas cíclicas. Si hiciéramos un corte transversal de una estalagmita, al igual que en los troncos de los árboles, veremos círculos concéntricos que, por su tamaño y color, nos dicen si ese árbol atravesó períodos secos o húmedos. Sólo que en el plazo de unos 2000 años a lo sumo. En el caso de las estalagmitas, las hay de hasta medio millón de años. A menudo esos anillos concéntricos protegen polen fósil de vegetales que ya no están en la superficie.
La estalagmita de Las Brujas (de la foto) tiene 132.000 años de edad, pero en la cueva hay, en la zona más profunda, estalagmitas de mayores dimensiones, o sea más viejas. El mismo investigador dató en medio millón de años algunas estalagmitas en África, precisamente Zimbawbe. Nunca la DRNR autorizó la continuidad de esos muestreos. Una forma muy torpe de cuidar los negocios de los depredadores.
Entiéndase entonces: las dos mitades de las dos estalagmitas fueron llevadas por Brook a los Estados Unidos. Las otras dos mitades quedaron, una en el Museo Olsacher de Zapala (Neuquén) y otra, la de Las Brujas, en el centro de interpretación que se intentó montar sin éxito en 2010 en la sede Malargüe de la DRNR; sabemos que luego fue llevada al centro de interpretación in situ construido a las apuradas (y sin estudio de impacto ambiental, obviamente) y que fue destruida por el viento, y después nunca más se supo nada. Hemos preguntado y nadie sabe nada. A menudo, espeleólogos de la FAde que no viven en Mendoza visitan la cavidad como turistas y sonsacan información a los guías, que nada saben, y que tampoco nada saben de esa estalagmita, una pieza de museo y que tiene un enorme valor patrimonial
Más sobre la importancia científica del ópalo en las cavernas puede verse en esta nota y en las notas linkeadas dentro de la misma.
En la última nota linkeada nos faltó poner que los aprietes de los guías contra espeleólogos y guardaparques son una moneda corriente desde hace un cuarto de siglo, Durante la reciente huelga, Sebastián Melchor, Director de Recursos Naturales Renovables y yerno de su empleado Guillermo Romano (jefe del Departamento de Áreas Naturales Protegidas) los rompehuelgas de Suárez y Ojeda amenazaron a los guardaparques y para ello llevaron a un grupo de turistas presuntamente víctimas… Sebastián Melchor amenazó con sanciones a los huelguistas que no querían abrir la cueva; tuvo que intervenir el delegado de ATE para recordarle a Melchor (que es afiliado al Partido Socialista) que el derecho a huelga es constitucional. Así como suena: un funcionario socialista que no respeta los derechos de los trabajadores. Para el libro Guinness, ¿no?
Peor es si pensamos en el nepotismo interno de la DRNR, dividida en varios departamentos. Uno de ellos es el de Áreas Protegidas, a cargo de Guillermo Romano, quien es… ¡suegro de Melchor!. O sea, de su propio jefe. Y el Fiscal de Estado Fernando Simón avala todo…
Volveremos sobre eso en otra nota, ya que ese Fiscal también fue denunciado por ese dictamen, esta vez en la Comisión de Derechos y Garantías de la Cámara de Diputados provincial.
En Neuquén, como veremos en la nota de la semana próxima, están queriendo cometer el mismo “error” y ya se presentaron cinco denuncias en una semana en distintos organismos de contralor. El patrón es el mismo: la ciencia debe subordinarse a los negocios turísticos.
Columnista invitado
Carlos Benedetto
Museólogo, docente jubilado y presidente de la Federación Argentina de Espeleología. Escritor y periodista. Miembro de la Comisión de Ambiente del Instituto Patria. Director del quincenario Sin Pelos en la Lengua. Agrupación Luis Barahona, Biblioteca de la Memoria Jaime De Nevares, Malargüe.


