LOS TELARES DEL SOL
ARMANDO TEJADA GOMEZ
1994 – Ediciones Culturales de Mendoza
A los amigos
Porque si hubiera sabido
que éste era su último libro
se lo hubiera dedicado a ustedes
Gloriana y Paula Tejada
Ilustración: Carlos Alonso
Prólogo
Hamlet Lima Quintana
Telar del Amauta
Dice el Amauta, o piensa,
sobre el telar del humo:
“¿La lluvia blanca es nieve?
No. La nieve es la nieve
y la lluvia es la lluvia.”
“Ese polvo inasible,
esa sombra de blanco,
es lo que estoy mirando
en la leve espiral de la fogata.
Es la muerte impalpable
que la perversidad ha elaborado
para humillar la muerte
que aquí fue natural
como un misterio
hermoso y necesario”.
Así paga el verdugo
su salario final,
el inventario del estrago
que cometieron y que acometieron
a destajo
por muy quinientos años
de arcabuz y misiles,
por lunarios de espanto.
¿Y ahora qué?,
se pregunta el Amauta,
mientras lee en el humo
el epitafio blanco.
En la escuálida sombra
de la planta sagrada,
nuestros antiguos dioses
meditan la justicia
sin una mera hojita
de venganza.
Telar de la Cultura
1
No hemos conocido la riqueza,
pero sí la abundancia,
el oro era inocente en nuestras manos
con toda su opulencia planetaria.
Fue la piedra del sol
como la tarde
y la piedra del día fue la plata.
Eran fiestas del día y de la noche
adonde se inmolaban los relámpagos.
A su luz construíamos los templos
para amparar la luz que nos ampara
y Tiawanako y Cuzko y Macchu Picchu
y la enumeración interminable
que al sur se llamó Cachi,
Tastil, greda
de alfarera memoria por los valles
que permanece húmeda en lo oscuro
de donde nace a gritos la baguala,
ese canto de un solo canto solo
que derrumba al crepúsculo y la tarde
y sube y nos encuentra la memoria
que cae inmemorial a nuestra sangre.
No hemos conocido la pobreza
ni el modo criminal de despojarnos.
El Aiyu era de todos, repartíamos
por puñados iguales todo el cultivo
que la tierra daba
y el maíz, esa risa de la vida,
era el país que nos multiplicaba.
El oro era inocente y se miraba
en la inocencia clara de la plata.
Telar de la Cultura
2
He leído en el polvo
y he leído en los cielos,
la única o la última manera de entendernos.
Por todo lo perdido y lo poco ganado
hagamos, mar a mar, una inmensa fogata:
un horizonte de humo que nos lea el olvido,
las culpas que supimos y las complicidades,
esas turbias malezas de los siglos.
Digamos, cara a cara del día que comienza
cada día,
el código final, el salmo inédito,
el Tercer Testamento donde América
escriba con su lengua y con sus vidas,
con sus telares y su piedra vida,
su voz inalienable, su reivindicación
y su destino.
Que sea en paz, ante dioses atónitos
cebados en la furia y el silicio,
sin esas servidumbres ecuménicas
de la prebenda y el castigo.
Que sea ante la luz de lo sembrado,
que sea ante el amor de lo vivido,
en esa transparencia de los pueblos
donde se ve lo tuyo ves lo mío.
Este telar, tejido de mil sangres,
sumido y asumido, es la remota urdimbre de nosotros
sin retorno posible,
sin otra raza que vida misma y sin otro destino.
De una memoria rota comen polvo
la niebla y la tiniebla.
De una cultura rota se alimenta
la rata sideral de la miseria.
La conquista fue esa rotura de culturas,
el añico y la brizna
que el viento confundió
en la mugre de siglos
que tenía mil nombres auríferos,
metales
y que en los folios e infolios conventuales,
aviesos cortesanos,
escribas de pan duro y cantos gregorianos
llamaron sin concierto y desconcierto,
entre inciensarios y llorosas velas,
piadosamente: América.
Si es que hubiese piedad en la candela.
Así está de dispersa la memoria
que era un bien de los hombres de la tierra,
aquende los océanos.
Es vuestra culpa celebrar la muerte
cuando la nuestra vida no regresa
y por quinientos años de las lluvias
y el viento que no cesa,
queda esa piedra desdentada y sola
ante el vientre vacío de la naturaleza.
Nos cuesta recordar, dejar durando
costumbres increíbles,
ese maíz solar del no me olvides,
aquella alfarería hecha pedazos,
la papa en el regazo de la luna
y los idiomas muertos.
El ser que es el estar,
el alguien, ese
que trabaja en la piedra de afilar
alguna que otra chispa de certeza
y que ya no se mira ni las manos
para verse lo cierto, el testimonio
de su antigua tarea.
Y se va sombra con su sombra puesta.
Y se va olvido porque no recuerda.
Y se va muerte con la muerte a cuestas.
Canto desde nosotros por nosotros.
No quiero traductores ni exégetas.
En la antropología de la muerte
no hay dioses ni profetas.
Digo desde nosotros y a nosotros
que la reconstrucción de la cultura
que demolieron los conquistadores,
no se transfiere a nadie, no se alquila,
no se vende en la feria de simposios,
ni a ningún shoping center de la usura.
No tiene precio el tiempo.
Si alguien lo hiciera, si lo consintiéramos,
si esta memoria fuera al menudeo
y se mercara este dolor al dólar,
otra vez nuestra Andinia iría al muere.
Por quinientos más años y un olvido
el Fondo Monetario del oprobio
pasaría la cuenta.
Eso dijo el Amauta, el memorioso:
ni en la agonía olviden el recuerdo.
Y ahí quedó el silencio.
Indice
Prólogo
Telar del Almirante
El Telar del Sol
Telar de los Andinios
El Telar
El Telar de los Mapas
Telar de la Sangre
Telar de los Otros
El Telar de la Vida
El Telar del Enterrado
El Telar del Aire
Telar del Otro
Telar de la Cebolla
Telar de la Luz
Telar de Dos
Telar de los Nombres
Telar de las Palabras
Telar de Vespucio
Cantar de Travesías
Telar del Humo
Telar del Jugo Verde
Telar de la Maldición
Telar del Amauta
Telar de la Cultura / 1
Telar de la Cultura / 2
Radio
Armando Tejada Gómez en el homenaje de Latinocracia
Programa 4
Ciclo de catorce entregas, vida y obra
Hombre de los bordes, poeta del pueblo. Dicen que si uno aguza la perspicacia y la vista, puede reconocerse la imagen de Armando Tejada Gómez en la Media Luna. Pasea por las adyacencias del sitio donde vio la luz y habitó de niño. El contexto bullicioso era el de esa familia en la que él era uno de 24 hermanos. Camina el Armando. Pasa cerca del Canal Zanjón Guaymallén, antes de visitar otros lugares entrañables del barrio donde nació. Algunos creemos haberlo visto, incluso del brazo de uno de sus grandes amigos y a la vez uno de nuestros grandes maestros: Ramón Abalo.
“1974 Gana el Premio Poesía “Casa de las Américas”, La Habana, Cuba, con su libro CANTO POPULAR DE LAS COMIDAS. Viaja nuevamente a la U.R.S.S., invitado al Festival Pushkin, Georgia. En septiembre integra junto a César Isella y Los Trovadores la primera delegación artística argentina que viaja a Cuba, después del levantamiento del bloqueo por parte del gobierno de Cámpora. Cuando la Triple A da a conocer su listado de artistas amenazados de muerte, y se inicia el éxodo de decenas de ellos a España y México, ellos vuelven. Un poco más tarde es amenazado de muerte junto a sus familiares y llama a una conferencia de prensa en la sede de la S.A.D.E. donde manifiesta que no abandonará el país.
“1976 El gobierno militar publica un listado de composiciones y autores prohibidos para su difusión en todo el ámbito de la república, donde figura su nombre y algunas de sus canciones más célebres: Canción con Todos y Fuego en Animaná. Es declarado persona no grata por el gobierno de facto de la provincia de Santa Fe y “deportado” a la provincia de Buenos Aires, en medio de la noche, luego de una frustrada actuación en la sala de la Lotería Provincial de dicha ciudad, en un festival a beneficio. Comienza un largo período de oscurecimiento y ostracismo, prohibidas sus representaciones, la publicación de sus libros y la difusión de sus canciones.
“1978 En los primeros meses del año viaja a España, a intentar suerte. Vuelve lleno de nostalgia hacia fines de noviembre y recibe apenas llegado la noticia de que su novela DIOS ERA OLVIDO se había hecho acreedora al Premio Internacional de Novela, en Bilbao, España. Vuelve a España a recibir el Premio y a intentar una vez más su inserción en ese país, aprovechando la difusión de su nombre gracias al premio recibido, pero se inicia el conflicto del Beagle en enero del ’79, y regresa a Buenos Aires. Comienza a utilizar el seudónimo Carlos de Mendoza para registrar sus temas nuevos y que puedan pasarse por las radios”.
Radio
Armando Tejada Gómez en el homenaje de Latinocracia
Programa 4
Ciclo de catorce entregas, vida y obra
Invitado: Damián Sánchez
(Información tomada de su Biografía Oficial)


