Relatos desde el
Camino de Santiago
Todos los tiempos, el tiempo.
Queridos amigos de las aventuras (¡sobre todo de las ajenas! jajaja).
Caminé el resto del día y llegué a Rabanal del Camino, donde me alojé en un refugio de Benedictinos, administrado por una cofradía inglesa. Llovía muchísimo, y 20 metros antes de llegar al porsche del albergue comenzó a granizar. Allí me refugié junto a varios peregrinos, hasta que salió el hospitalero que se limitó a decir: “English hostel and English weather”.
Los hospitaleros merecen un capítulo aparte. Son gente que hizo el camino y que voluntariamente, durante quince días, administra un albergue de peregrinos. Hasta ahora me han tocado los más diversos: un matrimonio español, un jesuita francés que misiona en Cuba y toma vacaciones como hospitalero, un par de suizos, una irlandesa y un inglés, dos brasileñas, un alemán con su hija…
Te reciben al llegar al albergue, te piden la credencial y te asignan una cama. Todo esto lo hacen casi sin hablar (porque están acostumbrados a que la gente venga de procedencias tan diversas, que han descubierto que lo mejor es hacer todo esto en silencio, comunicándose con miradas y aprovechando que los peregrinos también hacemos todo esto de manera casi mecánica). Luego desaparecen, pero uno sabe que si los necesita están en su habitación, a la que nadie osa llamar ni ingresar, o dejan su número de celular en un lugar visible. Algunos se ocupan de la cena (por ejemplo el cura de San Juan de Ortega, que fiel a las tradiciones medievales, cocina sopa de ajos para los peregrinos, o los del albergue parroquial de Estella, que hacen una cena comunitaria para todos los que quieran acercarse). Finalmente se van a dormir y a la mañana por lo general no aparecen. Los peregrinos se van yendo, según sus necesidades, y “el último cierra la puerta”. Eso es todo.
Sin embargo hay algunos que evidentemente disfrutan con su rol. Los suizos, por ejemplo, con su típica obsesión, anotan todo en prolijísimos cuadernos que intuyo que nadie leerá jamás. Cuando es el momento de limpiar se van al cuarto y vuelven vestidos-disfrazados de operarios, con overall y guantes… ¡para pasar la escoba, jajajaa! Una vez que terminan vuelven a sus ropas normales con las que siguen revisando y releyendo los cuadernos. Dan risa, pero al mismo tiempo ternura.
Una cosa que me llama la atención es cómo alguna gente ayuda a los peregrinos. Algunos albergues (como aquel en el que estuve ayer) son de cofradías internacionales. Estos suelen ser gratuitos, y ofrecen mucho más que los de España.
De estos, el que más me impactó fue uno de italianos, en San Nicolás del Ponte Fitero. Les han cedido la ermita de San Nicolás (una capilla románica preciosa), y ahí tienen hospedería con camas para sólo 8 peregrinos, pero con café, leche, agua y galletas a cualquier hora del día, para todo aquel que quiera pasar y tomar. Ni siquiera sabía de ellos, pero cuando iba llegando encontré a un hombre de cara con Papá Noel de vacaciones juntando flores en un pequeño huerto junto a la ermita.
Me acerqué atraído por el ramo e instantáneamente el personaje se me acercó y comenzó a hablarme en mal castellano. ¡No se imaginen la alegría que le dio cuando le dije que podría hablarme en italiano!, entonces me invitó a pasar y a tomar algo, y me presentó a su compañero hospedero, con quien me contaron que lo que hacen es recibir a quien quiera y cuando quiera, ofrecen cena y desayuno, y todos los días, antes que los peregrinos partan LES LAVAN LOS PIES en señal de servicio “perché cosìha fatto Cristo” (!!!).
Los dejo hasta la próxima. Gracias a todos por sus respuestas, me alegra mucho que puedan disfrutar tanto con mis relatos, y me alegra más que gracias a ellos ya haya quien poco a poco planea su primer camino a Compostela.
Besos y abrazos!
Ramiro
Ramiro Albino
Músico, periodista y especialista en comunicación visual. Desarrolla una extensa labor de estudio y difusión de la música preclásica, con especial interés en el repertorio colonial americano, a través de su actividad artística y pedagógica que lo ha llevado por toda la Argentina y numerosos países de Europa y América. De manera paralela se dedica a la docencia y a la investigación, y colabora con importantes medios de Buenos Aires. En Instagram y Twitter: @ramiroalbino